Terror¨ªficos, correosos y emocionantes cobaledas
La del domingo pudo ser, y en muchas cosas fue, la corrida de la f'eria, en cuanto a la presentaci¨®n y el comportamiento del ganado. Salieron los cobaledas como para dar un s¨ªncope al mism¨ªsimo Frascuelo. Toros con cuajo y hondura, pechos y culat¨¢s poderosos, y por delante, un armamento que hac¨ªa temblar el misterio.Toros de fachada antigua, escapados de las estampas de La Lidia (esa joya que nadie ha sabido igualar, aunque poder se puede, puesto que los canales de infOrmaci¨®n y las artes gr¨¢ficas se han perfeccionado tanto). Toros de una vez, y adem¨¢s, en conjunto, parejos. Seriedad en las caras. presencia pavorosa, agresividad. Y casta. Me r¨ªo de tanto canto como se ha hecho a aquel hierro, y al otro, y al otro, porque ten¨ªan movilidad, aunque tres toros de aqu¨¦l sal¨ªan de los caballos peCando coces y los dem¨¢s aceptaban las varas y prou, los del otro se ca¨ªan m¨¢s o menos (m¨¢s bien rn¨¢s), y los del otro tomaban las telas como borregos.Movilidad, casta, tambi¨¦n genio, emoci¨®n y presencia parigual tremenda, poseyeron de sobra los correosos cobaledas de don Luciano, que adem¨¢s cumpl¨ªan bien en varas, aunque ninguno pudocalificarse como bravo, pues cu¨¢l despu¨¦s de tomar un primer puyazo de largo y con entrega absoluta, en los siguientes acababa sali¨¦ndose de la suerte. cu¨¢l cabece¨® el peto. cu¨¢l se quit¨® el palo.
Plaza de Las Ventas
Decimosexta corrida de feria. Ocho toros de Luciano Cobaleda, d os de ellos de rejones. Todos de gran presencia. Los de lidia ordinaria, aparatosos de cabeza y astifinos- el cuarto, manso- los dem¨¢s cumplieron en varas; dif¨ªcil el primero, el resto con problemas pero manejables. Los de rejones, el primero ?legre, el segundo reserv¨®n, con trap¨ªo y cornamenta terror¨ªficos.Jos¨¦ Fuentes: Bronca en los dos. Jos¨¦ Luis Galloso: Escasa petici¨®n y vuelta. Palmas y pitos, y saludos. Gabriel Puerta, que confirm¨® la alternativa: Silencio. Vuelta al ruedo. Jos¨¦ Maldonado: Silencio. (Descabell¨® su toro Rafael Chinarro). Manuel Vidri¨¦: Oreja. Gran entrada. Presidi¨® aceptablemente el se?or Mantec¨®n
Es decir, que a todos los cobaledas les falt¨® algo o mucho para ser bravos a carta cabal, pero en cuainto a casta no s¨®lo no les falt¨® sino que incluso hicieron alarde de ella, y s¨®lo hubo un manso, que fue el cuarto de lidia ordinaria, el cual rebot¨® de un puyazo en terrenos del nueve para, en su hu¨ªda a toriles, encontrarse all¨ª con el otro picador, y defenderse de rnala manera.
Ninguno result¨® de carril para la muleta, es cierto. Ten¨ªan probici-nas. los propios del toro de lidia, que en los m¨¢s no eran insalvables. En su variedad, hubo uno francamente dif¨ªcil, el primero, sin otras posibilidades que el alli?o, y eso fue lo que hizo Gabriel Puerta despu¨¦s de porfiarle in¨²tilmente al natural. El sexto, un berrendo de enormes defensas, como agujas. reserv¨®n, de los Cque escarban. tomaba bien el enga?o. aunque no repet¨ªa las embestidas y. avisado con todo lo que suced¨ªa dentro del ruedo y fuera de ¨¦l, se distra¨ªa. alerta a los antirreglamentarlos e irresponsables movimientos del p¨²blico en los tendidos Y de los invitados en el callej¨®n. P¨²erta le tore¨® voluntarioso (m¨¢s o menos despegado) y consigui¨® meterle en la muleta hasta cuajar sendas tandas de derechazos y naturales, con el aditamento de un circular que arranc¨® la m¨¢s encendida ovaci¨®n. El bajonazo descarado con que remat¨® el trasteo dejo) en vuelta al ruedo esta meritoria labor.
La decadencia profunda del toreo de capa. m¨¢s acusada que nunca en esta feria, tuvo excepci¨®n en Galloso. Tore¨® aceptablemente a la ver¨®nica y en el tercero de la tarde entusiasm¨® con un precioso quite combinado de gaoneras y medias serpentinas, y un galleo por chicuelinas.
Noble el toro, su defecto era que embest¨ªa con la cara un poco altaY Galloso a¨²n acentu¨® el del'ecto .pues rernataba los pases por arriba No es buen muletero Galloso: ha v en ¨¦l una sensible falta de cAdad dentro de su indudable decisi¨®n. Mato) con mucha pureza. en la suerte de recibir. a-uantando de firme la arrancada y bajando muy, bien la mano, m¨¢s la espada quedo) trasera. tendida y ca¨ªda. El quinto le peg¨® una colada terrible por el pit¨®n derecho. pero por el izquierdo era muy noble y la faena fue toda a base de naturales, aunque sin variaci¨®n. sin inspiraci¨®n y sin hondura. Mat¨® mu,,- mal esta vez, con muchos alivios, de tres pinchazos. estocada baja y cuatro descabellos.Como mientras banderilleaban el primer toro Fuentes se mhibi¨® de la lidia, la afici¨®n se meti¨® con ¨¦l y ya la tuvo de u?as toda la tarde. Es verdad que tampoco se esforz¨® en contentarla. A dos toros tardos y distra¨ªdos les hizo m¨¢s tardos y m¨¢s distra¨ªdos a¨²n con sus cites a distancia, muleta retrasada, y muchas precauciones. Con la espada estuvo habilidoso y breve. Menos mal.
Rejonearon Jos¨¦ Maldonado y Vidri¨¦. Muy mal Maldonado en los rejones y aceptable en banderillas, Vidri¨¦ mezclo' el buen toreo con las concesiones a la galer¨ªa. Reun¨ª¨® unas veces al estribo y otras a la grupa, y se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo con un par a dos manos y por los adentros: modalidad propia del rejoneo canip, que cre¨ªamos desaparecido tras la autenticidad que trajo Lupi hace unos a?os. pero ya se ve que no. Su toro, tambi¨¦n cobaleda, unpavo de l¨¢mina formidable y de terrible cornamenta, lleg¨® a los corrales destinado a lidia ordinaria, pero tanto espant¨® que decidieron dejarlo para rejones. Tan aparatoso como reserv¨®n, fue ¨¦ste un trago menos para los tres espadas y sus cuadrillas, que tuvieron el gran m¨¦rito de medirse con la corrida m¨¢s apabullante de toda la feria.
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