La aventura del libro de comics
Los editores espa?oles no se atreven a meter en pasta dura a las criaturas de historieta. Prefieren la circulaci¨®n manoseada de un material ya conocido y dirigido, por lo general, a un p¨²blico infantil, harto de llenarse los ojos de aventuras imperialistas. La edici¨®n de comics en libros de lujo tiene su campo y lectores en el mercado europeo. Los espa?oles adictos al comic est¨¢n desolados en la b¨²squeda incruenta de sus fetiches.
La mayor dificultad que se,presenta ante los editores, en su trabajo sin red, es la censura adm¨ªnistrat¨ªva. Los censores-funcionarios, como reflejo de una identificacl¨®n personal, no interpretan el sadismo de Gwendoline o los juegos er¨®ticos de Valentina. En cambio, dejan libre la Ideolog¨ªa de Capit¨¢n Am¨¦rica o el franquismo de Roberto Alc¨¢zar y Pedr¨ªn. Es el terror al propio juicio de los que asumen sin ped¨ªrselo, la tutela moral y est¨¦tica de una sociedad ante un g¨¦nero art¨ªstico de dif¨ªcil definici¨®n y, extensi¨®n.Otro elemento destructor que aterriza sobre el libro de comics es la carest¨ªa del producto. S¨®lo cuando un personaje se hace familiar, a trav¨¦s de su difusi¨®n en tiras en peri¨®dicos o revistas pasa, en base a esa popularidad, al libro ¨²nico. Es el caso de Mafalda, que Qu¨ªno acaba de abandonar. y de otros personajes cl¨¢sicos en la historia del com¨ªc con ediciones de lujo y color, en algunas ocasiones con atentados a su integridad de ficci¨®n. Estos libros tienen apariciones espor¨¢dicas, con ed¨ªtoriales que no pasan los primeros t¨ªtulos, lanzados a un mercado ind¨ªscriminado que acoge con sumision y cansancio las novedades de los a?os 40.
Frente a esta situaci¨®n, los escasos libreros que conocen la existencia del comic como arte y cultura crean un circuito casi boca a boca. Las novedades editoriales, que encargan directamente a las casas europeas, sobre todo Francia, Italia y B¨¦lgica, se vocean en voz baja a sus parroquianos. consumidores droga com¨ªcs, que intentan incrustar la presencla irreal de unos personajes y sus aventuras entre la muchedumbre solitaria y el terrorismo de la vida cotidiana. Los lectores de coinics en libros de lujo desprecian el valor de la peseta a cambio de la posesion cas¨ªsexual de sus personajes, rescatando de cualquier idiorna las letras del bocadillo hasta convertir la imagen en propia mater¨ªa de existencia. Prueba de ello es la compra muy superior dentro de este reducido campo. de las obras del italiano Guido Crepax. La apropiaci¨®n intirnista desus personajes como Valenlina, Rianca 0 Anita, que tienen un precio en dinero superiora las inil pesetas.
En la aventura de los libros de comics, como envoltorio de lujo y aproplacion fetichista. tambi¨¦n ¨ªnterv¨ªenen como vi?etas al margen de la agiltaci¨®n de los te¨®ricos en sus iinterpretaciones de cultura. Desde la ideolog¨ªa, la comunicaci¨®n y la ling¨¹¨ªstica, el tebeo v la historieta se muestran d¨®ciles al examen acad¨¦mico y, la gratificaci¨®n divina. Su consideraci¨®n en niveles de inass-cult y subcultura ha sido realizada por las cabezas m¨¢s atentas a la cultura viva, desde Uniberto Eco a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. En la lista de estudiosos del fen¨®meno del comic-comix figuran nombres como Carlo Frabetti. Luis Vigil. Romas Gubern, Pacho F. Larrondo, Antonio Lara y Rudolfo Paramio. A pesarde estos venenosos estudios. el comic contin¨²a con la etiqueta del desprecio intelectual. considerado como un subproducto y continuaci¨®n del sad¨ªsino de nuestra infancia. Las nuevas lecturas del Pato Donald o Charlie Brown no logran romper el esquernatismo del consumidor de secuencias narrativas leonogr¨¢t?cas y mucho menos entrar en el sagrado dominio de los estudiosos de la comunicaci¨®n.
La cara oculta del consumo ind¨ªscrirninado de comics son los an¨¢lisis que se realizan sobre el medio y, que alcanzan tiradas m¨ªnimas, devoradas s¨®lo por los conversos. Una de las formas de llegar a un ajuste de cuentas con el comic en la publicaci¨®n de fanzines, realizadas por aficionados, sin ¨¢nimo de lucro, distribuidas por medio de suscripciones, y otros ti.pos de cuadernos donde se analizan de forma exhaustiva los persoriajes y los g¨¦neros dominantes. En este sentido, recordamos los suplementos de la revista Bang! y los publicados por Mariano Ayuso Comic camp comic ¨ªn, que ahora lanza a los quioscos la revista Sundav. En el campo de las revistas mensuales, que descubren y ocultan nuevos lectores. a la desapar¨ªci¨®n de El Globo ' y Zeppelin, llega ahora un nuevo envite con la salida de Trocha, y Toiem, que comprenden la histor¨ªeta cr¨ªtica y las obras in¨¦ditas hasta ahora en Espa?a, las mismas obras por entregas que forman las ediciones de libros. Puede ser el momento de conocer el trabajo de nuestros dibujantes, que, como Esteban Maroto o Enric Si¨®, se ven obligados a colocar sus planchas en el mercado internacional.Mientras tanto. el libro de comic conforma a unos lectores llenos de pasi¨®n por unas criaturas que llevan el germen de una utop¨ªa real.
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