Antes del "Novecento"
A caballo entre el cine y la literatura, por vocaci¨®n y herencia familiar, Bernardo Bertolucci comenz¨® su carrera consiguiendo el Premio Viareggio de poes¨ªa el mismo a?o en que hac¨ªa su debut cinematogr¨¢fico con La Commare Secca, seg¨²n gui¨®n de Pasolini, con quien hab¨ªa trabajado en Accattone.Quiere ello decir que, en un principio, ambas formas de expresarse fueron en ¨¦l, si no comunes, paralelas, circunstancia que se halla patente en este Partner primerizo, en la elecci¨®n M tema y en su forma demasiado cerebral de desarrollarle. Adaptaci¨®n, o mejor dicho, inspirado de lejos en el relato de Dostoyevski titulado El doble, el escritor, bas¨¢ndose a su vez en un cuento de Hoffmann, buscaba en ¨¦l mostrar a sus lectores ?la dualidad fundamental del hombre? a trav¨¦s de los problemas de su protagonista. El otro yo, personaje utilizado despu¨¦s hasta la saciedad en la novela y en el cine, e incluso en la nomenclatura familiar, cambiar¨¢ la vida de un modesto funcionario ruso a lo largo de unas jornadas evocadas desde la ma?ana del d¨ªa en que la acci¨®n comienza hasta su marcha al manicomio, ?una vez reconocida su nulidad como persona?.
Partner
Direcci¨®n, Bernardo Bertolucci. Gui¨®n de Bernardo Bertolucci y Gianni Amico. Fotograf¨ªa, Ugo Piccone. M¨²sica, Ennio Morricone. Int¨¦rpretes: Pierre Clementi, Siefania Sandrelli, Tina Aumont, Sergio Tofano. Italia. Dram¨¢tica. 1968. Local de estreno, Duplex 1.
Dostoyevski apuntaba ya en esta historia una serie de recursos desarrollados luego, y, sin embargo, la novela fue un fracaso. Ni como pieza literaria, ni como denuncia social, tal como ¨¦l pretend¨ªa, gust¨® al p¨²blico, que s¨®lo a medias lleg¨® a entenderla. Por tanto, no es de extra?ar que esta lejana versi¨®n cinematogr4fica tampoco haya resultado demasiado afortunada. Si la historia original, al cabo del tiempo. alcanz¨® su lugar propio por evidentes m¨¦ritos, incluida entre las otras del autor, no as¨ª el filme, que al mismo Bertolucci parece hoy sin mucho valor, como realizado en un per¨ªodo de ?neurosis estil¨ªstica?.
Cargado en exceso de teor¨ªa, influencias mejor o peor asimiladas y simbolismos m¨¢s o menos expl¨ªcitos, la historia, a la que, sin embargo, no faltan rasgos felices de iron¨ªa, en su af¨¢n por romper esquemas reales, resulta demasiado rebuscada, rozando a veces lo pedante. Como manifiesto de frustraci¨®n revolucionaria en lo que se refiere a la actual sociedad burguesa, el prop¨®sito queda a medio camino, lo mismo que su protagonista, aqu¨ª profesor de arte dram¨¢tico, y a trav¨¦s de su doble, seductor, asesino, fiscal de la sociedad de consumo o fracasado revolucionario en colaboraci¨®n con sus alumnos.
La acumulaci¨®n de alusiones a conflictos, autores o temas de actualidad o perdidos en el tiempo, las t¨¦cnicas de ruptura, no siempre oportunas, rompen este relato, que tiene poco que ver con su precedente literario si no es el mero pretexto y su doble protagonista apuntado y recordado vagamente.
Hoy Bertolucci, autor de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs y Novecientos filmes cargados de fama y buenas formas, afirma haber cambiado mucho desde la ¨¦poca en que realiz¨® Partner. Incluso sus travellings -explica- resultan m¨¢s serenos, gracias al sicoan¨¢lisis. La verdad es que con Freud o sin ¨¦l, y en lo que a estilo se refiere, tal mudanza se nota. Esperemos que dure mucho tiempo.
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