El Este y el Oeste inician hoy su "segundo Helsinki"
En el curso de los pr¨®ximos cuarenta, d¨ªas, las 35 naciones signatarias de Helsinki, entre ellas Espa?a, deber¨¢n preparar una agenda de temas a discutir, cuyas prioridades y f¨®rmulas de trabajo bastar¨¢n para, reflejar el, ¨¢nimo y las intenciones actuales de uno y otro bloque sobre los tres grandes cap¨ªtulos o ?cestos? de cuestiones. desarrolladas en Helsinki: las de seguridad y desarme, las, de cooperaci¨®n econ¨®mica, tecnol¨®gica y cultural y las relativas a los derechos humanos.. El embajador Juan Luis Pan de Soraluce, jefe de la delegaci¨®n espa?ola, dijo hace, unas horas a EL PAIS que en Belgrado ?todos tirar¨¢n de la cuerda al m¨¢ximo y, al mismo tiempo, har¨¢n el m¨¢ximo, de, esfuerzos para, evitar que la cuerda se rompa?.Derechos, humanos
Esa cuerda, obviamente, no es otra que, la de las, libertades y derechos individuales, con sus correspondientes contra partidas, de no injerencia en los asuntos internos, y de integridad, territorial de los Estados, e inviolabilidad de fronteras. Los acuerdos de 1975 sobre estos tres puntos representan, por as¨ª decirlo, el meollo de Helsinki.
El pasado d¨ªa 5, el secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, volvi¨® a declarar en Washington, que, Estados Unidos, no interrumpir¨¢ ahora en, Belgrado su insistente campa?a en favor de los derechos humanos, iniciada en noviembre de 1976 por el presidente Jimmy Carter. El d¨ªa 8, Andrei Sajarov, cabeza visible de los disidentes sovi¨¦ticos, asegur¨® en Mosc¨² que ser¨ªa, una cat¨¢strofe que Carter y sus aliados europeos cambiasen de punto, de, vista, Poco antes, el secretario, general del Partido Comunista Sovi¨¦tico, Leonidas, Brejnev, dio a conocer un proyecto de nueva Constituci¨®n de la URSS en la que, por primera vez, las ?garant¨ªas? de libertad de palabra, prensa, reuni¨®n y manifestaci¨®n, heredadas de las constituciones europeas del siglo X,I.X., aparecen expresamente supeditadas ?a la consolidaci¨®n del r¨¦gimen socialista?, A la vez, Brejnev sugiri¨® que si occidente sigue ?hostigando? al, Este con el asunto de los derechos. humanos, Mosc¨² y el Pacto de Varsovia se encargar¨ªan de demostrar que es en el ¨¢rea capitalista en la que no se respetan los ?verdaderos derechos de la persona, ahogada -afirm¨® por la desigualdad social, el desempleo, el racismo?, etc¨¦tera...
Por su parte., los nueve pa¨ªses miembros de la Comunidad Econ¨®mica. Europea (CEE), consideraron a fines de mayo, en la reuni¨®n de su Consejo de Ministros en Gran Breta?a la posibilidad de retirarle a la URSS las ?concesiones? hechas por el Oeste, en Helsinki en materia de fronteras que supusieron un principio de reconocimiento de la expansi¨®n territorial de la URSS en Europa tras la segunda guerra mundial-, si Mosc¨² no afloja la cuerda de los derechos. ?En fin -nos dijo un diplom¨¢tico yugoslavo- entramos en la etapa de los, grandes regateos.? ?Cu¨¢l de los dos bloques conseguir¨¢ imponerse? Seg¨²n uno de los representantes espa?oles en Belgrado, todo de pender¨¢, en " buena medida, de los m¨¦todos de trabajo que ahora, se convengan para la pr¨®xima conferencia. Si se decide fijar una fecha s¨®lo ?indicativa?, sin plazos obligatorios para el comienzo y fin, del ?segundo Helsinki?, y la formaci¨®n de comit¨¦s de especialistas encargados de examinar en profundidad la cuesti¨®n de los derechos individuales y todas las dem¨¢s, Estados Unidos y Europa habr¨¢n ganado, por lo menos, el, primer round. En cambio, si se estableceix plazos fijos y cerrados, y se adopta el procedimiento de discusi¨®n en, asamblea plenarial a cargo de cancilleres y jefes de Estado, los, problemas se diluir¨¢n en las grandes palabras, y el primer triunfo ser¨¢ pay¨¢ la URSS y sus amigos. ?Lo m¨¢s f¨¢cil -indic¨® el, se?or Pan de Soraluce- es que se llegue a una soluci¨®n intermedia..?.
La realidad
No hay razones para dudar, de la sinceridad de occidente cuando habla de derechos humanos y sostiene que de ellos (palabras de Carter) ?depende la seguridad de Europa y la paz del mundo?, ni de la Uni¨®n Sovi¨¦tica cuando proclama sus ?derechos sociales? y subraya que de la soberan¨ªa y del derecho de cada pueblo a elegir sus formas de gobierno tambi¨¦n depende la paz mundial. Como dec¨ªan los escol¨¢sticos, nada m¨¢s sincero que el carnino del intermedio, siempre empedrado de buenas intenciones.
Pero, detr¨¢s de los discursos aparece la realidad de los, hechos contantes y sonantes. AI cabo de veintid¨®s meses de. ?esp¨ªritu de Heisinki ?, la, OTAN y el Pacto de Varsovia s¨®lo. han conseguido intercambiarse algunos observadores militares en ocasi¨®n de sus maniobras de 1976, lo que no "compens¨®?, para la URSS, la continuaci¨®n de las emisiones, de Radio Libertad y de Radio. Europa Libre, en el Este. Entretanto, en Washington se han recibido con escepticismo las ?facilidades? dadas por los sovi¨¦ticos a los uud¨ªos para emigrar a lsrael, entre ellas, el aumento, en unos cientos, del n¨²mero de permisos, y la reducci¨®n del precio de las visas, (antes 405, rubios, ahora trescientos); o, las menores dificultades que, encuentran los periodistas occidentales, destacados en el Este. ?Ha mejorado algo -dijo en mayo el cancilter alem¨¢n Helmut Schmidk- el intercambio de personas y de ideas. Pero el tr¨¢fico es, tan lento que, muchas personas se mueren, y muchas ideas se pudren antes de llegar a destino". Frente a est¨®, en los ¨²ltimos, veintid¨®s meses, la presencia militar de la URSS y de Cuba en Africa se hizo, fuerte en Angola y ahora, salta a Mozambique, Somalia y Etiop¨ªa; crece, el peligro de un nuevo conflicto en Oriente Pr¨®ximo.; las negociaciones Salt II (limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas) no han superado las fronteras del acuerdo de VIadivostok, de 1974, y el viernes pasado, en Viena, la 139 sesi¨®n plenaria de la conferencia sobre desarme y ?equilibrio? de fuerzas en Europa central, concluy¨® sin resultado alguno. Mientras en occidente se agrava la crisis energ¨¦tica, la OPEP se divide en dos c¨¢rteles, el presupuesto militar conjunto de Estados Unidos y la URSS asciende a 220.000 millones de d¨®lares, y el ?di¨¢logo Norte-Sur? enmudece, la cuerda hist¨®rica, como lo reconoci¨® David Owen, jefe del Foreign Office brit¨¢nico, ?est¨¢ m¨¢s tensa que nunca?.
Los bloques y la ?ostpolitik?
Por si fuera poco, ?en Belgrado -anticipan los delegados espa?oles- la URSS volver¨¢ a plantear, seguramente, su oposici¨®n a la ampliaci¨®n de la OTAN y del Pacto de Varsovia; lo que concierne a Espa?a, que no participar¨¢ de la discus,¨®n, puesto que no pertenece a ninguna de las dos alianzas, pero que se reservac¨¢ el derecho a ingresar en la OTAN, si en el futuro as¨ª lo quiere.? A su turno, Bonn no parece dispuesto a renunciar a la reunificacion alemana, aspiraci¨®n recogida en su Constituci¨®n, ni a hacer demasiado, hincapi¨¦ en los derechos, humanos, porque una ofensiva en esa direcci¨®n podr¨ªa poner en peligro su ostpolitik; actitud que, seg¨²n los expertos alemanes, no coincidir¨¢ con la de Francia, hoy m¨¢s interesada que en 1975 ante una eventual victoria de la Uni¨®n de la Izquierda en Ios comicios legislativos de marzo de 1978, en hacer valer esos derechos, sobre todo, de cara a los electores franceses. Por ¨²ltimo, Bonn, Par¨ªs y Londres tambi¨¦n tendr¨¢n algo que decirles, tanto a Washington como a Mosc¨², acerca de ?independencia? y de exportaci¨®n de tecnolog¨ªa nuclear. En resumen, en medio de esa ?cuerda m¨¢s tensa que nunca?, adem¨¢s de no existir, ninguna clase de unanimidad entre los bloques, no la hay dentro de uno, de ellos, por lo menos, y quiz¨¢ tampoco en el otro, si se tienen en cuenta a Rumania y Yugoslavia. Aunque en, ese aspecto se debe reconocer, que la ?disciplina socialista? parece ser mejor ?homologador? de voluntades que la ?libre empresa? capitalista. Pero,, ?servir¨¢ por s¨ª sola para aclarar el panorama? No parece probable. Al presidente franc¨¦s Giscard D'Estaing se le atribuyen las siguientes palabras: ?La falta de unanimidad en Belgrado no resultar¨¢ catastr¨®fica; permitir¨¢ que de los muchos y peque?os problemas no se haga un ¨²nico y gran problema. Los problemas ¨²nicos son como los hijos ¨²nicos: no tienen arreglo. ?
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