Hacia la democracia
El resultado de las elecciones es un gran paso en la democratizaci¨®n de la sociedad espa?ola, pero no un paso irreversible. Sin un cambio profundo de las estructuras del Estado, de la econom¨ªa y de la vida social, la democracia no puede adquirir su verdadero contenido: que sean los trabaja dores de toda condici¨®n los gestores del pa¨ªs, y no -como ha sucedido hasta hoy- que esa gesti¨®n est¨¦ en manos de una oligarqu¨ªa capitalista. El espectacular ¨¦xito electoral del PSOE expresa las aspiraciones democr¨¢ticas y socialistas que tienden a ser mayoritarias en los pueblos de Espa?a, pero el camino para hacerse realidad es dif¨ªcil y jalonado de riesgos. Una gran responsabilidad hist¨®rica recae, de nuevo, sobre el viejo partido del socialismo espa?ol. Es lamentable que los sacrificios y el duro empe?o de tantos comunistas en la lucha contra la dictadura no hayan sido mejor reconocidos por el pueblo, porque la consolidaci¨®n de la democracia necesita tambi¨¦n un fuerte partido comunista. Pero un partido comunista renovado, que haya llevado hasta el fin su evoluci¨®n eurocomunista. Probablemente es en la insuficiencia de esa renovaci¨®n, en particular de sus m¨¢ximos dirigentes, donde reside la causa principal de los mediocres resultados que el PCE ha obtenido en esta primera confrontaci¨®n con la voluntad popular.La campa?a electoral y las elecciones reflejan una din¨¢mica que puede llevar a medio plazo a una mayor¨ªa de izquierda capaz de ofrecer una alternativa orientada hacia la democracia socialista. Pero ello requerir¨¢ el entendimiento de todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales interesadas en tal alternativa. Este entendimiento es urgente para lograr que la nueva Constituci¨®n sea lo m¨¢s democr¨¢tica posible, para impedir que la grave crisis econ¨®mica sea resuelta a costa de los trabajadores, para preparar la victoria de la izquierda en las pr¨®ximas elecciones municipales y legislativas. Los problemas de la institucionalizaci¨®n democr¨¢tica y los problemas econ¨®mico-sociales no pueden disociarse. Y su soluci¨®n democr¨¢tica, en consonancia con los intereses de la gran mayor¨ªa, no es una tarea exclusivamente parlamentaria. Exige la movilizaci¨®n permanente de las masas populares all¨ª donde realizan sus actividades productivas y sociales. Frente al nuevo Gobierno del llamado Centro, que seguir¨¢ siendo el instrumento pol¨ªtico de las eternas clases dominantes, las fuerzas obreras y democr¨¢ticas deben construir desde ahora ya, en la lucha social y pol¨ªtica, su propia alternativa de poder.
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