Un hombre de ciencia ficci¨®n
Werner von Braun pasar¨¢ a la historia como el hombre de la ciencia-ficci¨®n; o mejor, el hombre que, como buen lector de esta fanta-ciencia fue capaz de imaginar la llegada del hombre a la Luna y, despu¨¦s, hacerla realidad.Pero sobre todo, Von Braun fue capaz de imaginar. De las V-2 que ¨¦l no consider¨® y as¨ª lo declar¨® en su ¨²ltimo viaje a Espa?a, como arma (pas¨® como con los aviones: empezaron por lo militar, y hoy no se concibe nuestra civilizaci¨®n sin ellos") a los cohetes J¨²piter, o a los tres primeros viajes tripulados a la Luna. Von Braun no hizo m¨¢s que, como Verne, ir llevando a las pantallas de los ordenadores electr¨®nicos los datos de su inmensa imaginaci¨®n.
Lector, en efecto de ciencia-ficci¨®n, opinaba que, aunque dif¨ªcil sospechar c¨®mo y d¨®nde, era muy posible que hubiera otras vidas y otros hombres en el universo.
En 1951, an¨¦cdota poco conocida, Von Braun asiste en Londres al II Congreso Internacional de Astron¨¢utica. Con todo tipo de detalles, y ante el gesto de incredulidad de los sabios oficiales, Von Braun presenta un viaje cient¨ªfico a Marte. Da hasta fechas, minutos y segundos, ¨¢ngulos de salida y de entrada en la atm¨®sfera, y duraci¨®n total de vuelo: 879 d¨ªas.
Cuando en Madrid tuve la oportunidad de entrevistar a Werner von Braun, hice la pregunta casi obligada a los hombres del espacio: ??Y si todos esos millones se dedicaran a la investigaci¨®n oncol¨®gica, no se habr¨ªa terminado ya con el c¨¢ncer?? La respuesta, entre sonrisas, fue tajante: ?No lo s¨¦. La, investigaci¨®n contra el c¨¢ncer tiene su dinero. La espacial, el suyo.? No pod¨ªa imaginar entonces Von Braun que precisamente el c¨¢ncer iba a acabarcon su vida.
Hombre de acci¨®n, dirigi¨® el Centro de Desarrollo de Cohetes hasta que el quinto hombre llego a la Luna. Despu¨¦s, fue nombrado director de planes a largo plazo. ?Y hab¨ªa all¨ª tanto papel, que mi misi¨®n qued¨® resumida en firmar y firmar. As¨ª que dej¨¦ la NASA.? Pas¨® entonces a la industria privada como vicepresidente de un gran consorcio aeron¨¢utico. Y all¨ª tambi¨¦n fue capaz de imaginar y de construir el sat¨¦lite que, en ¨®rbita, habr¨ªa de transmitir los programas de televisi¨®n educativos para la India. Hab¨ªa convertido el espacio en una escuela. O en la posibilidad de serio.
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