Las razones y los objetivos de Mosc¨²
Como ya se ha dicho, no es casual que el furibundo ataque de Mosc¨² contra Santiago Carrillo haya visto la luz en el momento justo en que las m¨¢ximas instancias del PCE intentan digerir los amargos resultados electorales. Evidentemente, los estragos del Kremlin acarician la esperanza de que su ?bomba? pueda explotar con efectos ?¨²tiles? en el seno mismo del grupo dirigente espa?ol. Y apuntan alto, como se transparenta en el siguiente detalle revelador del art¨ªculo de Tiempos Nuevos. Cuando evoca la amistad ?se?alada con sangre?, en el pasado, de comunistas espa?oles y sovi¨¦ticos, cita exclusivamente ?los campos de Asturias ? y ?las trincheras de Stalingrado?. Ahora bien, en Asturias apenas hubo sovi¨¦ticos combatiendo, si es que los hubo; lo normal hubiera sido citar la defensa de Madrid u otros escenarios de la guerra civil. Pero Asturias est¨¢ ligada a la figura de Dolores Ib¨¢rruri, a la que acaba de elegir diputada. Durante la guerra mundial los espa?oles exiliados en la Uni¨®n Sovi¨¦tica principalmente en la defensa de Mosc¨², en Ucrania, en el C¨¢ucaso, en las guerrillas. Pero las ?trincheras de Stalingrado? est¨¢n asociadas a la ca¨ªda en combate del hijo de Dolores Ib¨¢rruri, condecorado a t¨ªtulo p¨®stumo con el t¨ªtulo de h¨¦roe de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Est¨¢ demasiado claro por qu¨¦ el ataque a Carrillo va unido a la evocaci¨®n de Asturias y Stalingrado. Conociendo bien las concepciones ideol¨®gicas de Dolores Ib¨¢rruri no creo equivocarme afirmando que la vieja luchadora comunista dificilmente puede suscribir los juicios del libro de Santiago Carrillo que ponen en entredicho impl¨ªcitamente el car¨¢cter socialista del r¨¦gimen sovi¨¦tico (aunque al mismo tiempo siga calific¨¢ndolo de socialista). Basta, por lo dem¨¢s, recordar sus declaraciones p¨²blicas durante la campa?a electoral. Utilizando el resorte sentimental de la memoria del hijo ca¨ªdo en Stalingrado y -como es sabido- que su hija est¨¢ casada con un teniente general del ej¨¦rcito sovi¨¦tico, los estrategas de Mosc¨², intentan desencadenar en Dolores Ib¨¢rruri el resorte ideol¨®gico para enfrentar a la presidenta del PCE con el secretario general. El procedimiento es reprobable, pero digno de los que recurren a los asilos siqui¨¢tricos para curar la ?locura? de los que reclaman el simple derecho a expresar opiniones diferentes de las oficiales.Abrir una crisis
Es indudable, por tanto, que la requisitoria sovi¨¦tica contra Santiago Carrillo, sin precedentes desde los tiempos de las campa?as contra el titismo o el mao¨ªsmo, tiene por objeto contribuir a abrir una crisis en el PCE y a preparar las condiciones para la creaci¨®n de un Partido Comunista prosovi¨¦tico. El fracaso del intento realizado con Lister y Eduardo Garc¨ªa no es m¨¢s que un episodio si lo situamos en la ¨®ptica de la pol¨ªtica sovi¨¦tica, paciente y tenaz. An¨¢logo objetivo persigue esta pol¨ªtica en relaci¨®n con otros partidos comunistas. Ya lo consigui¨® en Grecia, donde logr¨® quedarse con la mayor¨ªa del partido. En Austria obtuvo la expulsi¨®n de los principales dirigentes. Recientemente ha escindido al partido sueco. Hace tiempo que la escisi¨®n est¨¢ latente en el finland¨¦s. En el franc¨¦s ha salido a la palestra, atacando abiertamente la plataforma ?antisovi¨¦tica? de su direcci¨®n, Jeannette Thorez-Vermeersch, la viuda de Maur¨ªce Thorez. Los dirigentes de Praga y de Sof¨ªa, incondicionales de Mosc¨², se han especializado en los ataques al PCF y al PCI. El 12 de junio Pravda ha acusado a los dirigentes comunistas japoneses de haber pasado al campo del ?revanchismo, del nacionalismo y del antigovietismo, aline¨¢ndose en un Estado de esp¨ªritu chauvinista, nacionalista y hostil al pueblo sovi¨¦tico?. Todo, porque han reclamado la devolusi¨®n al pa¨ªs de la parte sur de las islas Kuriles. En resumen, se trata de una ofensiva met¨®dica y planificada -que viene de lejos, pero se acent¨²a en los ¨²ltimos mesescontia los partidos comunistas que se independizan de la tutela sovi¨¦tica y pasan a posiciones cr¨ªticas de los reg¨ªmenes del Este.
Contra el socialismo democr¨¢tico
Mosc¨² puede aceptar cualquier pol¨ªtica de los partidos comunistas en relaci¨®n con los problemas internos de cada pa¨ªs: lo mismo le da la pol¨ªtica sectaria de Cunhal que la de ?compromiso hist¨®rico? con la democracia cristiana a lo Berlinguer, que la de compromiso t¨¢cito o expreso con Su¨¢rez a lo Carrillo, con tal que esa pol¨ªtica no abra la posibilidad real de un socialismo democr¨¢tico, es decir, de un socialismo aut¨¦ntico. Lo que no puede admitir, en modo alguno, son tres cosas: una pol¨ªtica internacional de esos partidos que contrar¨ªe de alguna manera la pol¨ªtica internacional sovi¨¦tica; una cr¨ªtica de los reg¨ªmenes del Este que ponga en entredicho su car¨¢cter socialista; la perspectiva de un socialismo democr¨¢tico en cualquier regi¨®n del globo.
Su oposici¨®n a una Europa unida e independiente de las dos superpotencias no es tanto porque esa Europa pueda constituir un obst¨¢culo a la gigantesca m¨¢quina militar situada sobre la l¨ªnea del Elba, cuanto porque esa Europa no es concebible m¨¢s que siendo socialista, teniendo la hegemon¨ªa en ella las fuerzas obreras y democr¨¢ticas. Esa Europa -y toda progresi¨®n hacia ella- no es un peligro militar para la potencia sovi¨¦tica, pero s¨ª pol¨ªtico e ideol¨®gico, porque ser¨ªa un poderoso acicate a las corrientes democr¨¢tico-socialistas ya los movimientos de liberaci¨®n nacional que, abierta o soterradamente, socavan el gran imperio centrado en Mosc¨². Lo que preocupa al Kremlin no es que esa Europa unida e independiente, propugnada por los eurocomunistas y por los partidos realmente socialistas, sea una Europa americana -la Europa americana es la actual-, sino que sea una Europa de los pueblos. Pero se aprovechan de las ambig¨¹edades y carencias que a este respecto hay en la pol¨ªtica de los partidos eurocomunistas para atacarla por la ?izquierda? y acusarla de servir los intereses del im perialismo americano, en el mismo momento en que el eje magistral de la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica es llegar a un entendimiento duradero con este imperialismo para asegurarse en comandita el gobierno del planeta.
Crear otros PC
El reconocimiento del car¨¢cter socialista del r¨¦gimen sovi¨¦tico por el movimiento obrero intemacional es un elemento clave, irrenunciable, de la ideolog¨ªa oficial de Mosc¨². Es parte esencial del mecanismo de alienaci¨®n de los propios pueblos y de los propios partidos comunistas gobernantes. Que no lo reconozcan as¨ª los socialdem¨®cratas y el movimiento obrero hegemonizado por ellos no es grave, porque ya est¨¢ inculcado por la ideolog¨ªa oficial que los socialdem¨®cratas son los agentes de la burgues¨ªa en el movimiento obrero. Pero que no lo reconozcan los partidos comunistas es grav¨ªsimo. Hay que decretar que esos partidos se han pasado tambi¨¦n al campo de la burgues¨ªa y hay que crear otros. Como dice el art¨ªculo de Tiempos Nuevos, ?la lucha contra los escisionistas burgueses y contra los que intentan introducir sus ideas en el movimiento comunista se saldar¨¢ con la victoria, porque los comunistas de Europa, que han superado ya m¨¢s de una ruda prueba, arreglar¨¢n las cuentas a las nuevas tentativas de divisi¨®n de sus filas?.
Los ?escisionistas burgueses? -los Carrillo, Berlinguer, Marchais, ¨¦tc¨¦tera- quedan advertidos. No habr¨¢ cuartel, aunque la lucha sea larga. Por.ahora se trata de la preparaci¨®n del terreno con la artiller¨ªa pesada ideol¨®gica, en espera de la coyuntura propicia, que puede venir si la l¨ªnea eurocomunista defrauda las esperanzas de las masas enesta situaci¨®n de crisis capitalista, si no es capaz de contribuir eficazmente, junto con las otras fuerzas de izquierda, a que el avance democr¨¢tico hacia el socialismo sea una realidad tangible.
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