La reforma administrativa ha venido y nadie sabe c¨®mo ha sido
Mientras el presidente Su¨¢rez declara, en relaci¨®n al tema de la Reforma administrativa, que se trata de una ligera adecuaci¨®n a las necesidades del nuevo Gobierno, las muchas y variadas fugas sobre el contenido de esa reforma hacen pensar que el ?fantasma? del nuevo Gobierno es bastante enredador y entrometido.
Europa Press, los diarios y la propia Radiotelevisi¨®n Espa?ola se han hecho eco de esas apariciones y de sus exigencias. Naturalmente los principales interesados, administrados y administradores, ni han sido consultados, ni han podido hacer o¨ªr sus opiniones. A lo mejor resultaba que alg¨²n funcionario, congresista o consumidor ten¨ªa alguna idea no muy sensata. ?Pues no se les ha pedido opini¨®n! Ocurre que el procedimiento de elaboraci¨®n empieza siendo poco democr¨¢tico e incluso insolente con los funcionarios, entre los que hay ?algunos? con ?alg¨²n? servicio al Estado, pero Estado con may¨²sculas. Tambi¨¦n quedar¨ªa la duda de si no habr¨¢ funcionarios y funcionarios: unos pocos consultados y otra inmensa mayor¨ªa ignorados. Esta afirmaci¨®n puede ilustrarse con una peque?a par¨¢bola. Hubo un tiempo en que se habl¨® de desdoblar las competencias del Ministerio de Hacienda para dar mayor eficacia a la gesti¨®n recaudadora y mayor racionalidad a la organizaci¨®n del gasto p¨²blico y a la pol¨ªtica financiera. Este proyecto, seg¨²n los m¨¢s recientes rumores, se ha volatilizado y alg¨²n maledicente anda propagando la calumnia de un ?entendimiento?, entre funcionarios de Hacienda y Presidencia, calumnia que se tiene la desfachatez de fundamentar en que casi todos los reestructuradores pertenecen a los ?grandes cuerpos? de funcionarios del Ministerio de Hacienda.
Claro que lo de los funcionarios de la mayor¨ªa silenciosa es cosa de broma comparado con lo que se les viene encima a los administrados, es decir, a la mayor mayor¨ªa silenciosa. La reestructuraci¨®n con su trasiego de ventanilla, aparici¨®n y reaparici¨®n de carteles, etc¨¦tera, se realizan en plena crisis econ¨®mica, lo que puede ser bastante inoportuno, ya que una aceptable adaptaci¨®n llevar¨ªa, sin pecar de pesimismo, todo el a?o 77. En cualquier caso los administrados, a diferencia de lo que ocurre en algunos pa¨ªses democr¨¢ticos, ni han dicho esta boca es m¨ªa, ni han podido leer un breve ?libro blanco? o ?azul celeste? sobre el porqu¨¦ y el para qu¨¦ de la reestructuraci¨®n.
El tercero en discordia es el propio Estado. La administraci¨®n es un mecanismo para su actuaci¨®n; pero el Estado es algo m¨¢s que el Gobierno, es tambi¨¦n, por lo menos, el poder legislativo. En este sentido las nuevas Cortes entender¨¢n de la reestructuraci¨®n y analizar¨¢n si se ajusta a las caracter¨ªsticas del Estado. Quiz¨¢ por cortes¨ªa una peque?a pauta hubiese supuesto un gesto de deferencia con los representantes del pueblo en el Congreso y en el Senado.
Claro que tampoco es para ponerse as¨ª, cuando s¨®lo se trata de una liger¨ªsima adecuaci¨®n de la estructura de la administraci¨®n al nuevo Gobierno. ?Un pespunte y no un remiendo! Porque no puede dudarse que en el nuevo Estado (categor¨ªa m¨¢s amplia que el Gobierno) habr¨¢ una administraci¨®n a su servicio y unos cargos pol¨ªticos -ministros y secretarios de Estado- de aut¨¦ntico contenido gubernamental. Esta ser¨¢ su principal preocupaci¨®n y no la de agudizar el o¨ªdo sobre el ¨²ltimo rumor acerca del nuevo cambio de ministros con todo su equipo. En el mundo de ma?ana, es decir, en el mundo de hoy, ya no habr¨¢ lugar para seguir pagando esos despilfarros.
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