EI Ministerio de Educaci¨®n abre inspecci¨®n en la Sociedad de Autores
Una representaci¨®n de la junta directiva de la Sociedad General de Autores de Espa?a (SGAE) convoc¨® la noche del viernes una rueda de prensa con el fin de aclarar varios extremos sobre las irregularidades que se observan en su secci¨®n musical. Seg¨²n los asistentes, entre los cuales podr¨ªamos destacar a Federico Moreno Torroba, presidente de la entidad; Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, Jaime de Armi?¨¢n, V¨ªctor Manuel Carmelo Bernaola, Danny Daniel, J. Carlos Calder¨®n, Adolfo Waitzman, entre otros, dichas irregularidades suponen doscientos millones de pesetas anuales, que se embolsa un peque?o grupo existen e en la secci¨®n musical, mediante una serie de trucos que rayar¨ªan con el timo m¨¢s descarnado.
La SGAE es una sociedad que tiene entre sus misiones cobrar los derechos de autor, para posteriormente entregarles a cada uno de ellos. En lo que respecta a la secci¨®n musical, cuyos ingresos son, con mucho, los m¨¢s importantes, estos derechos se perciben por los siguientes conceptos:1. Reproducci¨®n mec¨¢nica; esto es: cada disco, cinta o cassette vendidos han de pagar un tanto por ciento a la SGAE. Dicho importe es abonado por la casa discogr¨¢fica.
2. Ejecuci¨®n humana. Cuando una pieza determinada es utilizada en vivo por una orquesta, grupo, compa?¨ªa teatral o cantante debe ser declarada, pagando, por lo general, un porcentaje.
3. Ejecuci¨®n mec¨¢nica. Las discotecas, salas de baile e incluso gramolas autom¨¢ticas, radio, cine y televisi¨®n ingresan asimismo una cantidad de dinero por la utilizaci¨®n de tal o cual pieza musical.
El primer concepto es te¨®ricamente f¨¢cil de cobrar y, lo que es m¨¢s importante para el caso que nos ocupa, muy . sencillo de repartir entre los compositores. En efecto, cuando la casa env¨ªa su declaraci¨®n a la SGAE, indica claramente el nombre del tema y del compositor, por lo que este recibe sin mayores problemas el dinero que le corresponde por dicho concepto.
Sin embargo, los derechos de ejecuci¨®n tanto humana como mec¨¢nica (que en est¨¢ ¨¦poca de auge de la m¨²sica enlatada se ha convertido en el cap¨ªtulo de ingresos m¨¢s sustancioso de la Sociedad) son controlados mediante unas hojas en las que las discotecas (por ejemplo) inscriben los discos m¨¢s programados. Y aqu¨ª viene el presunto timo.
Seg¨²n los representantes de la junta directiva, determinados se?ores, cuya ¨²nica actividad realmente creadora ser¨ªa el haber imaginado todo el montaje picaresco descrito a continuaci¨®n, consiguen falsear por los m¨¢s variados m¨¦todos dichas hojas de programaci¨®n. Una de las formas de conseguir ese falseamiento consiste en la grabaci¨®n y prensaje particular de un tema propio (por lo general muy deficiente y que en ning¨²n caso puede ser ¨¦xito, ya que no est¨¢ a la venta). Con su disco debajo del brazo, se presentan en la discoteca y le preguntan al disc-jockey si le permite colocarlo en sus estanter¨ªas, a lo cual ¨¦ste raramente se niega (le da lo mismo, no lo va a programar en ning¨²n caso). A la hora de rellenar la hoja de programaci¨®n, el hombre se ofrece gentilmente a tomar sobre s¨ª ese trabajo, y sin m¨¢s incluye en ella no s¨®lo las canciones que realmente suenan, sino tambi¨¦n las suyas. El tinglado es casi perfecto y estos se?ores, a los que se les puede discutir su creatividad, pero no su ingenio, se embolsan sin mayor dificultad esos doscientos millones de pesetas que mencion¨¢bamos al principio.
La pregunta inmediata es: ?c¨®mo se ha podido mantener est¨¢ situaci¨®n que va en detrimento de la inmensa mayor¨ªa de los compositores? La respuesta se encierra en los mismos estatutos de la SGAE. Seg¨²n ellos, por cada 500.000 pesetas que, ingresa un autor, ¨¦ste recibe un voto en su secci¨®n hasta un total de veinticinco. Para conseguir m¨¢s votos, lo ¨²nico que hace falta es poner canciones a nombre de la mujer, hijos, primos y t¨ªos, algo tambi¨¦n permitido en dichos estatutos. De esta forma se llegan a dominar las juntas generales de secci¨®n e incluso de la SGAE, hecho favorecido por el absentismo de casi todos los compositores.
La liebre salt¨® hace algunos meses, cuando se abrieron expedientes a otros tantos socios cuyas actividades no estaban muy claras. Posteriormente, una junta general de toda la sociedad decidi¨® despojar de sus cargos a los diez representantes de la secci¨®n musical por 2.600 votos contra 1.600. Este hecho ocurr¨ªa el 31 de mayo. "El 30 de junio se reuni¨® la secci¨®n musical a fin de elegir nueva junta directiva, aprob¨¢ndose la ¨²nica candidatura presentada. En estos momentos, un inspector fiscal del Ministerio de Educaci¨®n habr¨¢ elaborado un informe en el que se determinan las presuntas irregularidades que hemos descrito.
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