Un momento de esperanza

DESPUES DE ignorar durante meses los graves problemas -econ¨®micos del pa¨ªs, el presidente Su¨¢rez parece haberse decidido a otorgarles la atenci¨®n que merecen. El nombramiento del se?or Fuentes, Quintana como vicepresidente para Asuntos Econ¨®micos, la creaci¨®n de una Secretar¨ªa de Estado de Coordinaci¨®n y Programaci¨®n, el acuerdo sobre los temas b¨¢sicos que parece presidir las relaciones del se?or Fuentes con el ministro de Hacienda, Se?or Ord¨®?ez, as¨ª como las prolongadas reuniones de trabajo que ambos han mantenido con sus colaboradores durante los ¨²ltimos d¨ªas, todo hace pensar que, por primera vez en muchos a?os, el Gobierno de la naci¨®n va a contar con un equipo coherente, dotado de pericia t¨¦cnica y decidido a poner en pr¨¢ctica las medidas necesarias para enderezar una situaci¨®n ciertamente cr¨ªtica.Es de esperar que muy pronto, acaso hoy mismo, el Gobierno d¨¦ a conocer su declaraci¨®n program¨¢tica y sea posible juzgar con exactitud cu¨¢les son sus intenciones en el campo econ¨®mico. No resulta aventurado, sin embargo, adelantar una visi¨®n esquem¨¢tica de las que podr¨ªan ser las l¨ªneas maestras de ese plan econ¨®mico.

Las tendencias que han dominado la coyuntura econ¨®mica durante el ¨²ltimo a?o y medio no pueden continuar. El margen de confianza que es preciso depositar en el equipo econ¨®mico del Gobierno necesitar¨¢ del respaldo de en¨¦rgicas medidas en los puntos claves que hoy atenazan nuestro desarrollo. Entramos as¨ª en el terreno de la jerarqu¨ªa de los fines de la pol¨ªtica econ¨®mica. Evidentemente, la inflaci¨®n ocupa un lugar prioritario en esa ordenaci¨®n; hay que cercenar de una vez para siempre todos los factores que contribuyen a la creencia popular de que ma?ana los precios ser¨¢n m¨¢s elevados que hoy.

Para lograr ese fin no faltar¨¢n medios. Desde el manejo selectivo del arancel hasta la puesta en pr¨¢ctica de una pol¨ªtica monetaria moderada, pasando por una mayor competencia industrial y una adecuada informaci¨®n a empresarios y trabajadores de cu¨¢les son los l¨ªmites exactos que el estado general de la econom¨ªa impone a sus pactos sobre precios y rentas, el nuevo equipo no carecer¨¢ de un arsenal bien dotado. Si en un plazo corto se lograra detener el ritmo de crecimiento de los precios, para iniciar posteriormente un descenso, la econom¨ªa contar¨ªa con una base s¨®lida para enfrentarse con el agudo problema del paro. Ambos est¨¢n estrechamente ligados y, como bien saben los nuevos rectores de la econom¨ªa, la inflaci¨®n no soluciona el paro, sino que lo agrava. Unicamente cuando el equilibrio de costes y precios se haya restablecido, comenzar¨¢n a apreciarse sus efectos sobre la pol¨ªtica de empleo.

Si el Gobierno capitaliza el cr¨¦dito de que hoy aparece rodeado, en este terreno, los resultados en el sector exterior de una pol¨ªtica realista podr¨ªan ser espectaculares. No nos estamos refiriendo ¨²nicamente a la buena disposici¨®n que los medios, financieros internacionales muestran ante la Espa?a de la democracia, sino ¨¢ los r¨¢pidos efectos que sobre la competitividad de nuestras exportaciones de bienes y servicios tendr¨ªa la moderaci¨®n del actual ritmo inflacionista. Es m¨¢s, un plan econ¨®mico riguroso podr¨ªa reducir considerablemente el margen de depreciaci¨®n de la peseta, preciso para ajustar su capacidad adquisitiva; y ello aminorar¨ªa la inevitable repercusi¨®n que este tipo de medida tiene sobre los precios interiores.

Como indic¨¢bamos, no ser¨¢n medios t¨¦cnicos los que falten si existe voluntad pol¨ªtica para aplicarlos. Los se?ores Fuentes y Ord¨®?ez, por no mencionar el programa econ¨®mico de la UCD, han insistido una y otra vez en la necesidad de realizar la reforma fiscal-, y ello no s¨®lo como medida de estricta justicia equitativa, sino como instrumento de negociaci¨®n con los sindicatos de una pol¨ªtica de rentas aceptable para ¨¦stos. Igualmente perentoria es la necesidad de una remodelaci¨®n de la actividad del sector p¨²blico, destinada a racionalizar el gasto, a incrementar y modernizar su financiaci¨®n, y dotarle de una estructura presupuestaria sencilla e integrada que facilite su fiscalizaci¨®n por el Congreso de Diputados.

El otro gran campo donde se precisar¨¢n reformas a fondo es en el del restablecimiento de los necesarios grados de competencia que la econom¨ªa espa?ola requiera y que todo bizantino aparato de sectores protegidos, requisitos previos, exenciones aranpelarias y tipos de inter¨¦s artificiales hab¨ªa enquistado en el cuerpo, esenc¨ªalmente sano, de la econom¨ªa espa?ola.

En una palabra, el nuevo equipo- econ¨®mico se va a enfrentar con tareas acuciantes; lo har¨¢, sin embargo, contando con una actitud inicial de confianza por parte de la opini¨®n p¨²blica, que m¨¢s de una vez adoptar¨¢ tonos cr¨ªticos, a fin de que acometa una tarea dif¨ªcil, pero de vital importancia para el definitivo asentamiento de la joven democracia espa?ola.