La izquierda radical, tras las elecciones
A¨²n no reconocidos, pero tolera dos y con protecci¨®n policial en sus sedes, los partidos pol¨ªticos de la llamada izquierda radical han entrado despu¨¦s de las elecciones en un per¨ªodo de reflexi¨®n y de autocr¨ªtica. Motivos para una y otra no faltan si se tienen en cuenta los pobres resultados electorales conseguidos, cercanos a la cat¨¢strofe, con la excepci¨®n de algunas zonas, como el Pa¨ªs Vasco, Navarra o Catalu?a. Ha habido varios factores exteriores a la propia izquierda revolucionaria que han contribuido a su escaso ¨¦xito. Uno de ellos ha sido su no legalizaci¨®n, lo que ha impedido, sin duda, que aparezca ante la opini¨®n p¨²blica con su verdadero rostro y que haya podido utilizar al m¨¢ximo los medios de sus organizaciones. Otro factor m¨¢s influyente, quiz¨¢, ha sido su presentaci¨®n dispersada, a pesar de que algunos partidos lograron formar coaliciones electorales, sin olvidar tampoco la importancia que el electorado de izquierdas ha concedido a la utilidad de su voto en las primeras elecciones tras cuarenta a?os de dictadura. Estos factores pueden suavizar, aunque no explicar en su totalidad, lo que a estas alturas se puede calificar de aut¨¦ntico desastre para la izquierda radical, sobre todo si se tiene en cuenta las previsiones que algunos de estos partidos, particularmente la Organizaci¨®n Revolucionaria de Trabajadores (ORT) y el Partido del Trabajo de Espa?a (PTE), hac¨ªan pocos d¨ªas antes de la jornada electoral.
El primer factor, despu¨¦s del per¨ªodo electoral y de los inmediatos d¨ªas de las elecciones, en que pas¨® a un segundo orden de preferencias entre los propios partidos interesados, parece que est¨¢ a punto de desaparecer. Los partidos de la izquierda radical vuelven a plantear, ante la opini¨®n p¨²blica y ante el Gobierno, el tema de su reconocimiento legal. Los partidos democr¨¢ticos que han obtenido esca?os en el Congreso de Diputados y en el Senado han venido reiterando en los ¨²ltimos tiempos su promesa de que uno de los primeros objetivos que plantear¨¢n en las C¨¢maras ser¨¢ el reconocimiento de todos los partidos, pero aqu¨ª, de nuevo, parece que se les adelantar¨¢ el Gobierno actual, es decir, la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, que no quiere que la Oposici¨®n le arrebate la iniciativa en el terreno de lo que es inevitable. A esta intenci¨®n debe responder, sin duda, el hecho de que el Ministerio del Interior haya comenzado a dar traslado al ministerio fiscal, para que emita su preceptivo informe, de los expedientes. de los partidos pol¨ªticos no legalizados, sobre los que en su d¨ªa se declar¨® incompetente el Tribunal Supremo.
El expediente del Movimiento Comunista ya ha sido trasladado al ministerio fiscal, pero se espera que muy pronto sean tambi¨¦n enviados los correspondientes a otros partidos de la izquierda radical, como el Partido del Trabajo de Espa?a, la Organizaci¨®n Revolucionaria de Trabajadores y la Liga Comunista Revolucionaria. La inmediata legalizaci¨®n de estos partidos le evitar¨¢ al Gobierno una serie de interpelaciones por parte de la Oposici¨®n en las Cortes.
Sin embargo, los factores interiores a las propias organizaciones de la izquierda radical, que ahora surgir¨¢n a la luz cuando se proceda a su legalizaci¨®n, han sido los m¨¢s determinantes en sus pobres resultados electorales. Quiz¨¢ el principal de ellos haya sido la falta de adecuaci¨®n de sus programas al estado sicol¨®gico del electorado espa?ol en estos momentos, reflejo de las especiales condiciones en que se est¨¢ produciendo el cambio pol¨ªtico.
Cuando estas condiciones desaparezcan es l¨®gico pensar que la izquierda radical juegue alg¨²n papel e n- la nueva pol¨ªtica espa?ola, aunque ello no evitar¨¢ que su escasa influencia en la pol¨ªtica actual produzca importantes crisis internas, cuyo desenlace es todav¨ªa dif¨ªcil de prever. Por lo pronto, algunas organizaciones de la izquierda radical comienzan ya a preparar sus primeros congresos, en los que la experiencia de las elecciones ser¨¢ un dato a tener en cuenta en la hora de buscar un hueco en el abanico de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas y, sobre todo, en el interior de la voluntad del pueblo espa?ol.
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