Los partidos italianos piden al PCI una postura clara en la disputa Carrillo-Mosc¨²
La pol¨¦mica Carrillo- Tiempos Nuevos est¨¢ provocando en la izquierda italiana un proceso de clarificaci¨®n. La derecha hist¨®rica y los grupos conservadores democristianos, que siempre han echado en cara al Partido Socialista una vieja e incurable vocaci¨®n ?frontista? con los comunistas, han quedado maravillados de la defensa del ?pluralismo? clara y neta que el l¨ªder socialista Bettino Craxi ha hecho, aprovech¨¢ndose de la pol¨¦mica sobre Carrillo.-
Ayer, Craxi replic¨® desde el ¨®rgano de su partido, Avanti, al ¨®rgano comunista, L'Unit¨¢, que anteayer hab¨ªa comentado con una evasiva nota pol¨¦mica el segundo art¨ªculo de Tiempos Nuevos contra Carrillo. ?La posibilidad de una discusi¨®n constructiva -afirma Craxi- entre socialistas y comunistas est¨¢, ante todo, vinculada al rec¨ªproco respeto.? Craxi afirma a¨²n: ?Si se parte de la idea de que toda la raz¨®n est¨¢ siempre, en cualquier momento y circunstancia, de una sola parte, entonces la discusi¨®n termina antes de comenzar.? ?Si las fuerzas pol¨ªticas de? movimiento obrero no demuestran ni siquiera en sus rec¨ªprocas relaciones atenerse a una concepci¨®n pluralista, se har¨¢ cada vez m¨¢s imposible dar cr¨¦dito a una alternativa democr¨¢tica y pluralista propuesta por la izquierda unida.?A Craxi se han sumado, en seguida y con mayor regocijo, los socialdem¨®cratas burgueses, desde su diario Umanita, acusando a los comunistas de ?excesiva prudencia y escaso coraje?. La conclusi¨®n pol¨ªtica inmediata interna es que son de condenar tanto el ?compromiso hist¨®rico?, como el Gobierno de emergencia: el primero por ser un connubio contra naturaleza y el segundo por conducir peligrosamente al transformismo.
No pod¨ªan faltar, naturalmente, los, democristianos. El dilema para ellos es el siguiente: o el eurocomunismo italiano es m¨¢s evanescente que el ib¨¦rico, o Mosc¨² lo tolera en cuanto que es ¨²til para llegar a posiciones de Gobierno.
Mantener los v¨ªnculos con la URSS
La impresi¨®n general en los ambientes pol¨ªticos es que los comunistas italianos est¨¢n dispuestos a ?zafarse? de Carrillo, y que afirman verbalmente su autonom¨ªa, pero sin romper sus v¨ªnculos con la URSS y el Partido Comunista sovi¨¦tico. El senador Paolo Bufalini, que form¨® parte de la misi¨®n que viaj¨® recientemente a Mosc¨², lo da a entender en un art¨ªculo publicado por el semanario ideol¨®gico del partido, Rinascita, en que polemiza con el primer art¨ªculo de Craxi y, sobre todo, con el ¨®rgano de la Democracia Cristiana, Il Popolo.
Mientras tanto, la casa editorial del partido, Editori Riuniti, est¨¢ preparando la traducci¨®n del libro de Carrillo Eurocomunismo y Estado, que saldr¨¢ en septiembre. Editar a Carrillo en italiano no quiere decir, sin embargo, apoyar sus tesis y defender su persona. La misma casa public¨® el a?o pasado el libro del historiador sovi¨¦tico Roy Medvedev, prohibido en la URSS, sobre la revoluci¨®n de octubre contra el stalinismo. Todav¨ªa se espera la prometida recensi¨®n del libro de Carrillo que L'Unita hab¨ªa prometido.
En resumidas cuentas, los comunistas italianos est¨¢n, evidentemente, irritados por la actitud de Craxi, que definen como una instrumentalizaci¨®n propagand¨ªstica de las posiciones de Ca rrillo. Su pol¨ªtica de ?echar agua al fuego?, de no dramatizar, no les ha salido como quer¨ªan. M¨¢s a su izquierda, el ¨®rgano del comunismo disidente, Manifiesto, se aprovecha para recordarles que Enrico Berlinguer, para ganar votos, dijo ya antes de las elecciones del 20 de junio de 1976 cosas mucho m¨¢s graves que Carrillo, a saber: que contaba con la OTAN para la independencia de Italia, cuando, por lo menos, Carrillo no quiere que Espa?a entre en la OTAN.
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