Jornada de extrema cordialidad
Unos minutos antes de las nueve de la ma?ana lleg¨® al palacio de las Cortes su presidente, Antonio Hern¨¢ndez Gil. Muy poco despu¨¦s lo hicieron los primeros parlamentarios -un grupo de diputados y senadores del Partido Socialista Obrero Espa?ol-entre los que se encontraba Ram¨®n Rubial, presidente del partido.El fue el primero en entrar en e sal¨®n de la segunda planta, provisionalmente destinado a la C¨¢mara Alta. Pudo advertirse que el se?or Rubial estaba visiblemente emocionado.
La entrada al edificio se hizo por la puerta de la calle Fernanflor, mientras el palacio pod¨ªa verse fuertemente custodiado por miembros de la Polic¨ªa Armada.
Desde las primeras horas, grupos de curiosos se agrupaban en las proximidades y un grupo de unas cien mujeres, miembros de movimientos feministas, exhib¨ªan pancartas en petici¨®n de liberalidad para la p¨ªldora y el aborto.
El grueso de parlamentarios comenz¨® a llegar sobre las nueve y media de la ma?ana. La gran mayor¨ªa de ellos entraba por vez primera en las Cortes y se decidieron a visitar las dependencias del palacio, en medio del l¨®gico despiste. Los mujeres y los periodistas se multiplicaban dando indicaciones a los reci¨¦n llegados.
Muy poco antes de constituirse las mesas de edad, y cuando mayor parte de los parlamentario ocupaban ya sus lugares en la sala llegaron Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista Espa?ol (PCE), y Felipe Gonz¨¢lez, secretarlo general de PSOE.
Muchos de los parlamentario acud¨ªan a su llegada al despacho del presidente de las Cortes, se?or Hern¨¢ndez Gil, como es el caso de Adolfo Su¨¢rez, y Dolores Ib¨¢rruri que se encontraron all¨ª, tal y como se explica en la cr¨®nica de la constituci¨®n del Congreso.
S¨®lo una minor¨ªa de los parlamentarios acudi¨® al palacio de la Cortes sin corbata o con atuendo informal. En este sentido llam¨® la atenci¨®n el atuendo de Rafael Alberti, y el de la diputada Pilar Brabo, que vest¨ªa pantalones vaqueros. Dolores Ib¨¢rruri vest¨ªa totalmente de negro y, salvo alguno comentarios en torno a este aspecto -entre ellos el de L¨®pez Rod¨® quien dijo parecerle una sesi¨®n necrol¨®gica-, la cuesti¨®n pas inadvertida.
El tono general de la jornada fue de extremada cordialidad. Algunos de los parlamentarios mostraron ostensiblemente su emoci¨®n.
Los miembros del Gobierno sentaron en distintos lugares de hemiciclo, sin ocupar el banco azul norma que, al parecer, seguir¨¢ vigente mientras el Gobierno no acuda como tal. En otro caso sus miembros que ostenten esa condici¨®n se sentar¨¢n s¨®lo en su condici¨®n de diputados.
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