El programa econ¨®mico
LOS TEMAS econ¨®micos ocupan la mayor parte de la declaraci¨®n program¨¢tica del Gobierno, y tambi¨¦n el centro de la atenci¨®n popular y de los dirigentes pol¨ªticos. En la ?exposici¨®n de motivos? que precede a las medidas anunciadas se indican los s¨ªntomas de los males de la econom¨ªa espa?ola y buena parte de sus causas nacionales e internacionales. La tecnocracia es claramente aludida en la menci¨®n a los ?defectos de la estructura productiva heredada del pasado?; en cambio, el se?or Su¨¢rezy el anterior gobierno son absueltos de cualquier responsabilidad respecto a los mismos errores y negligencias del pasado mediante el argumento de que las dificultades del proceso de cambio pol¨ªtico ?al absorber la atenci¨®n del pa¨ªs, han demorado la adaptaci¨®n necesaria de la economia espa?ola a las nuevas circunstancias?.Por lo, dem¨¢s, la declaraci¨®n ha sido seguida casi de inmediato por medidas pr¨¢cticas. Al d¨ªa siguiente de la primera reuni¨®n del nuevo Gobierno, el Banco de Espa?a fijaba el nuevo tipo de cambio. El d¨®lar pasaba a cotizarse a 87.50 pesetas, en lugar de a 69.99; es decir, una depreciaci¨®n del 20 %. Desde ese momento la cotizaci¨®n empez¨® a mejorar paulatinamente y a finales de la ma?ana el cambio oscilaba entre las 87.10115 pesetas el d¨®lar. En unas pocas horas la peseta hab¨ªa recuperado un tercio de punto; simult¨¢neamente, el Banco de Espa?a sal¨ªa al mercado comprando d¨®lares. Los primeros momentos de la devaluaci¨®n se hab¨ªan saldado con un ¨¦xito relativo.
?Cu¨¢les han sido las razones de una depreciaci¨®n tan fuerte? ?Era necesaria una medida tan impopular?. El gobernador del Banco de Espa?a ha expuesto ante las c¨¢maras de RTVE los motivos de la depreciaci¨®n d¨¦ la peseta. Lo que el se?or L¨®pez de Letona vino a decir es que los reajustes impuestos a la econom¨ªa mundial, en 1973 no se hab¨ªan llevado a cabo en la espa?ola, originando as¨ª un d¨¦ficit creciente por cuenta corriente. Si dicho d¨¦ficit era en 1974 de unos 3.000 millones de d¨®lares, amenazaba con llegar a los 5.000 al finalizar este a?o.
Seg¨²n dijo el gobernador, nuestra deuda exterior es todav¨ªa razonable y el pa¨ªs tiene capacidad de endeudamiento, pero se impon¨ªa la necesidad de medidas en¨¦rgicas si quer¨ªamos seguir hallando una buena acogida en los mercados internacionales. En cuanto a las divisas, su ni, vel no ha dejado de descender en lo que va de a?o, aceler¨¢ndose las p¨¦rdidas en las ¨²ltimas semanas como consecuencia de la especulaci¨®n contra la peseta. En resumen, nuestro d¨¦ficit exterior era insostenible y constitu¨ªa fiel reflejo de la diferencia existente entre nuestro nivel de precios y el de los grandes pa¨ªses que son nuestros competidores en los mercados internacionales. Mientras la inflaci¨®n espa?ola ser¨¢ m¨¢s del doble de la mundial el tipo de cambio d¨¦ la peseta seguir¨¢ estando sobrevalorado y, de esta forma, el pa¨ªs estar¨¢ favoreciendo las importaciones extranjeras y perjudicando las exportaciones nacionales. El proceso de ajuste era inevitable; si los precios interiores no var¨ªan de forma sustancial, tarde o temprano tendr¨ªa que hacerlo el tipo de cambio; si se decid¨ªa a mantener ¨¦ste estable, hab¨ªa que aproximar nuestro nivel de precios al de la econom¨ªa mundial. Nuestro nivel de reservas no permit¨ªa ya esta estrategia y la ¨²nica soluci¨®n viable era la devaluaci¨®n.
La inflaci¨®n se constituye as¨ª en el problema primordial que el programa econ¨®mico del Gobierno busca solucionar. El enfoque elegido ha sido el de obligar a la econom¨ªa a un proceso de ajuste que exige un esfuerzo general de austeridad. S¨ªmbolo de esa austeridad y prenda de la voluntad decidida del Gobierno de ir en ese camino es la reforma fiscal anunciada. Es f¨¢cil imaginar que ¨¦sta no es una medida popular, y la reacci¨®n de la Bolsa de Madrid es prueba de ello. Era, sin embargo, impensable cualquier programa que no la tuviese en cuenta. Quedan, con todo, zonas oscuras en el programa de actuaci¨®n anunciado el lunes y el ejemplo m¨¢s patente es la moratoria fiscal.
La voluntad del Gobierno de atacar el paro va a tener una traducci¨®n en hechos un tanto parsimoniosa. El pa¨ªs estaba clamando.por un perfeccionamiento del seguro de paro, su logro estar¨¢ condicionado al aumento de la capacidad recaudatoria del sistema fiscal; como lo estar¨¢ el cumplimiento de la promesa gubernamental de contribuir cada vez m¨¢s a la financiaci¨®n de los enormes gastos de la Seguridad Social. Por otra parte, el Gobierno promete iniciar un programa de gasto p¨²blico dirigido a combatir el paro en las regiones m¨¢s deprimidas; pues bien, su ¨¦xito depender¨¢ de la capacidad de gastar r¨¢pida y eficazmente y para ello. es requisito imprescindible el agilizar y descentralizar la actual maquinaria administrativa a nivel central, provincial y local.
Queda, por ¨²ltimo, el tema de la reforma del sisterna financiero. Las grandes l¨ªneas delineadas son esperanzadoras, queda por ver si la voluntad pol¨ªtica del Gobierno ser¨¢ lo suficientemente s¨®lida como para resistir las presiones de la gran banca ante la amenaza de liberalizaci¨®n de los tipos o el empuje desesperado de los intereses sectoriales que ven esfumarse el man¨¢ de una financiaci¨®n a tipos y condiciones privilegiados.
Tres temas se echan en falta en una declaraci¨®n por otra parte muy completa: la agricultura, la pol¨ªtica energ¨¦tica y la especulaci¨®n del suelo. Quiz¨¢ no se debe a olvido deliberado sino al deseo de estudiar atentamente tres problemas especialmente espinosos.
En todo caso, estamos ante el programa econ¨®mico m¨¢s serio que desde el Plan de Estabilizaci¨®n de 1959 se preseta a la opini¨®n p¨²blica. Ahora debemos esperar a que es impresi¨®n favorable se complete cuando el Gobierno instrumente su programa en medidas coherentes.
Finalmente, no puede sino producir extra?eza que los interlocutores del se?or Su¨¢rez para discutir el plan econ¨®mico hayan sido hasta ahora exclusivamente dirigentes de partidos y no l¨ªderes sindicales, aunque al parecer tenga intenci¨®n de hacerlo en el futuro. Es un, secreto a voces que la proclamada independencia de Comisiones Obreras respecto al PCE y de la UGT respecto al PSOE es una piadosa ficci¨®n. Ahora bien, quienes tanto se esfuerzan en mantenerla deber¨ªan, al menos, contribuir a no destruir cualquier apariencia de veracidad en sus afirmaciones. En teor¨ªa, los primeros invitados del se?or Su¨¢rez hubieran debido ser los se?ores Redondo y Camacho, no los se?ores Gonz¨¢lez y Carrillo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Convenios colectivos
- Opini¨®n
- Peseta
- Pol¨ªtica nacional
- UCD
- Mercado inmobiliario
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Negociaci¨®n colectiva
- Presidencia Gobierno
- Moneda
- Pol¨ªtica social
- Vivienda
- Pol¨ªtica laboral
- Relaciones laborales
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Partidos pol¨ªticos
- Finanzas
- Urbanismo
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Trabajo
- Econom¨ªa
- Sociedad