La continuidad del autoritarismo

El segundo de los grandes temas que plantea la reciente reestructuraci¨®n administrativa realizada por el Gobierno Su¨¢rez es el de la t¨¦cnica jur¨ªdica seguida para llevarla a cabo. Dicho de otra forma: el c¨®mo de la reestructuraci¨®n.Es sobradamente sabido que el Gobierno Su¨¢rez ha utilizado una vez m¨¢s la t¨¦cnica autoritaria del decreto-ley y del decreto. El Gobierno ha hecho la reestructuraci¨®n por decreto, en el doble sentido de la. palabra, formal y pol¨ªtico.

Desde una perspectiva formal el decreto de reestructuraci¨®n es el resultado de la autorizaci¨®n que el Gobierno se concedi¨® asimismo en el decreto-ley de medidas econ¨®micas del 8 del pasado mes de octubre. Con ello se vadeaba el obst¨¢culo que supone la vigente ley de R¨¦gimen Jur¨ªdico de la Administraci¨®n del Estado que exige una ley para modificar el n¨²mero de los departamentos ministeriales y sus competencias.

El mencionado decreto-ley de octubre de 1976 se dict¨®, como en teor¨ªa ocurr¨ªa con todos los decretos-leyes, por razones de urgencia, aunque en este caso la urgencia haya tardado nada menos que nueve meses en exteriorizarse.

La reestructuraci¨®n administrativa, de hecho, es un aut¨¦ntico asalto del Poder Ejecutivo al Legislativo de las Cortes, m¨¢xime si se tiene en cuenta que las Cortes que aprobaron la urgencia del decreto-ley de medidas econ¨®micas de octubre de 1976, han dado paso a unas Cortes democr¨¢ticas elegidas por los ciudadanos espa?oles.

A?¨¢dase a ello que la reestructuraci¨®n se ha hecho, adem¨¢s, por un Gobierno difunto pol¨ªticamente, sin consultar a los funcionarios afectados, y, en el caso de la Administraci¨®n social, sin consultar ni o¨ªr a los sindicatos democr¨¢ticos de la clase trabajadora.

A ello me quer¨ªa referir cuando l¨ªneas atr¨¢s se?alaba que el Gob¨ªerno Su¨¢rez ha practicado, una vez m¨¢s, el ordeno y mando, al que tan acostumbrado est¨¢ el presidente Su¨¢rez que ha estado y parece estar dispuesto a hurtar al Congreso lo que es del Congreso.

No es por ello de recibo la afirmaci¨®n gubernamental de que en Europa el ejecutivo quita y pone ministerios, pues, aunque as¨ª sea, la situaci¨®n actual de nuestro pa¨ªs no es asimilable a la de los pa¨ªses democr¨¢ticos de Europa occidental. En la Administraci¨®n espa?ola, cuya actual estructura es obra del franquismo y de uno de sus brazos colaboradores, el Opus Dei, hay muchas cosas que cambiar, pero esa es una tarea que en una coyuntura como la presente corresponde, realizar a las Cortes.

Pi¨¦nsese que, seg¨²n el decreto de reestructuraci¨®n, la reestructuraci¨®n administrativa tiene dos fases, la primera de las cuales es la ya aprobada por el Gobierno. Para llevar a cabo la segunda, el Gobierno Su¨¢rez se ha concedido un plazo de cuatro meses. Pues bien, cuando hayan pasado esos meses y la reestructuraci¨®n haya sido consumada la Administraci¨®n espa?ola tendr¨¢ un entramado que podr¨¢, o no, coincidir con lo planeado por las Cortes, pero que, en todo caso, dificultar¨¢ la viabilidad funcional de una aut¨¦ntica reforma administrat¨ªva democr¨¢tica.

El pa¨ªs no est¨¢ para cambiar la organizaci¨®n administrativa del Estado cada cuatro ni cada seis meses. Precisamente por ello el Gobierno Su¨¢rez, con su actual reestructuraci¨®n, no hace sino dificultar la definitiva ordenaci¨®n democr¨¢tica de la Administraci¨®n y de la Funci¨®n P¨²blica.