Una Monarqu¨ªa constitucional
UNA FRASE pronunciada por el Rey, casi al comienzo mismo de su discurso ante el Parlamento contiene la clave de todo el mensaje de la Corona: ayer se abri¨® ?la primera legislatura? de las Cortes de la Monarqu¨ªa, en abierta y clara soluci¨®n de continuidad con las Cortes org¨¢nicas impuestas al pa¨ªs durante largas d¨¦cadas. Las v¨ªas y procedimientos reformistas han desembocado as¨ª en la ruptura con el pasado. M¨¢s adelante, don Juan Carlos de Borb¨®n ha ratifeado esa misma idea: ? La democracia ha comenzado.?Los historiadores y los especialistas acu?ar¨¢n probabiemente en el futuro alguna denominaci¨®n para definir esta sorprendente transici¨®n de una dictadura personal a un sistema pluralista, dirigida y controlada desde arriba precisamente por la persona a la que el dictador hab¨ªa designado como heredero. El rasgo m¨¢s notable y signifcativo de toda la estrategia reformista es que don Juan Carios de Borb¨®n ha renunciado a ser el ?Rey de la Monarqu¨ªa del 18 de julio? para convertirse en un Monarca constitucional. S¨®lo la Constituci¨®n es el requisito necesario para que esta aseveraci¨®n, asumida p¨²blicamente por el Rey, sea una realidad plena. Don Juan Carlos ha se?alado como notas definitorias de la Corona ?la funci¨®n integradora y su poder arbitral?. Su ¨¢mbito de acci¨®n no se confunde con la esfera de competencias de los poderes pol¨ªticos, cuyo terreno tampoco invade mediante propuestas de ?un programa de tareas concretas? ni con ?orientaciones para llevarlas a buen t¨¦rmino?. Ese campo se halla ocupado por los representantes del pueblo espa?ol, sin distinci¨®n de ideolog¨ªas. Ninguna forma de pensar puede reclamar para s¨ª el monopolio del patriotismo. Liberales, democristianos. conservadores, comunistas y socialistas son portadores de distintos programas y proyectos, pero ?esas diferentes ideolog¨ªas no son otra cosa que distintos modos de entender la paz, la justicia, la libertad la realidad hist¨®rica de Espa?a?. Nadie tiene el privilegio de interpretar mejor los intereses del pa¨ªs o de encarnar la verdad: ?Todas las aspiraciones son leg¨ªtimas todas deben, en beneficio de la comunidad. limitarse reciprocamente.?
Digamos, incidentalmente, que el justificado orgullo de don Juan Carlos al constatar que ?hemos conseguido que las Instituciones den cabida en u seno a todas aquellas opciones que cuentan con respaldo en la sociedad espa?ola? queda empa?ado por la absurda determinaci¨®n del Ministerio del Interior de negar la inscripci¨®n en el Registro de las Asociaciones Pol¨ªticas a Esquerra Republicana y Acci¨®n Republicana Democr¨¢tica Espa?ola. La opci¨®n republicana tiene el respaldo de sectores de la sociedad espa?ola. Y es impensable una Monarqu¨ªa democr¨¢tica en la que los republicanos, sigan siendo perseguidos por los guardias del se?or ministro del Interior.
Por lo dem¨¢s, la autodefinici¨®n de don Juan Carios como monarca constitucional ayuda a alguna meditaci¨®n, toda vez que la Constituci¨®n no est¨¢ redactada. Como ha indicado el propio Rey, las relaciones de la Corona con las Cortes habr¨¢n de ser definidas, desarrolladas y concretadas en el texto que el Parlamento, expresi¨®n de la soberan¨ªa del pueblo apruebe en su d¨ªa. Aunque existe una corriente de opini¨®n que aconseja dar por sentada la forma del Estado, parece m¨¢s razonable y democr¨¢tico (y tambi¨¦n una mejor defensa de la instituci¨®n mon¨¢rquica) que diputados y senadores, con la libertad que les otorga su mandato, la discutan como el primero de los puntos de la futura Constituci¨®n. S¨®lo as¨ª podr¨¢ consolidarse perdurablemente la Monarqu¨ªa y acabaremos con un debate hist¨®rico cuya mejor moraleja son los a?os de dictadura y la manera como se ha realizado la transici¨®n hacia la democracia.
El Rey se ha declarado, una vez m¨¢s. ?consciente de la honrosa obligaci¨®n que supone el cuniplimiento de las leyes?. La denlocracia, en efecto, supone la igualdad ante la ley de todos los ciudadatios, incluido el propio Rey, que as¨ª lo ha subrayado: ?La ley nos obliga a todos por igual.? Esta es la raz¨®n por la que el apoyo al proyecto de convivencia espa?ola que ofrece la Corona es indisociable de su contenido pol¨ªtico. En Espa?a hoy es indisociable una Monarqu¨ªa que no sea constitucional y democr¨¢tica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.