Rey constitucional
?El discurso del Rey en la inauguraci¨®n de las Cortes ha supuesto un dif¨ªcil ejercicio dial¨¦ctico del que don Juan Carlos ha salido plenamente airoso. No es usual que los reyes hablen por s¨ª mismos en las monarqu¨ªas democr¨¢ticas. Situados por encima de las diversas opciones, los reyes no asumen nunca posiciones pol¨ªticas concretas y se limitan, en actos como el de ayer, a leer un ?discurso de la Corona?, preparado en realidad por el Gobierno y donde ¨¦ste anuncia su programa de actuaci¨®n futura. Pero don Juan Carlos no pod¨ªa encargar el texto de su discurso al Gobierno Su¨¢rez, porque aqu¨ª la democracia es todav¨ªa, en gran medida, m¨¢s aspiraci¨®n que realidad y porque un discurso redactado por el Gobierno arrojar¨ªa sobre el Rey, en estas circunstancias, una sombra sospechosa de parcialidad. Las Cortes ayer inauguradas son pol¨ªtica y cronol¨®gicamente anteriores al Gobierno y el Rey se ha dirigido a ellas en cuanto expresi¨®n de la soberan¨ªa nacional y acaso queriendo dar al solemne acto un cierto aire de pacto entre pueblo y Rey, entre Parlamento y Corona. Por eso sobraban los intermediarios y hubiera sido ins¨®lito un Rey convertido en mero portavoz de una corriente pol¨ªtica determinada ocasionalmente mayoritaria y controladora por eso del Gobierno.Pero don Juan Carlos sabe, y as¨ª lo dijo, que en las democracias los reyes son un mero poder residual a los que s¨®lo corresponde una funci¨®n integradora y arbitral. Y por eso se declar¨® Monarca constitucional y expresamente se?al¨® que ?no me incumbe proponerles un programa de tareas concretas que ¨²nicamente a ustedes y al Gobierno corresponde decidir, ni ofrecerles orientaciones para llevarlas a buen t¨¦rmino...? (...)
El Rey sabe que en el futuro su papel ha de ser suprapol¨ªtico, pero ayer no pod¨ªa eludir hacer un discurso pol¨ªtico. Lo hizo y nadie podr¨¢ lacer una cr¨ªtica seria de los conceptos que manej¨®. Pidi¨® una Constituci¨®n, se declar¨® a favor de alguna reforma de regionalismo, habl¨® de justicia, mostr¨® una patente preocupac?¨®n social y conden¨® las desigualdades injustas. ?Qui¨¦n podr¨ªa pedirle m¨¢s? Algunos han echado en falta una alusi¨®n al tema de la reconciliaci¨®n explicable porque quiz¨¢ se entiende que ese proceso est¨¢ en marcha. Esperemos que se complete cuanto antes. Su discurso no pod¨ªa ser un discurso de partido, y no lo fue. M¨¢s bien podr¨ªa definirse como expresi¨®n del m¨ªnimo com¨²n denominador de todas las opciones y aspiraciones. Esas aspiraciones reconocidas todas ellas expl¨ªcitamente como leg¨ªtimas. Don Juan Carlos hizo ayer un saludable y logrado ejercicio pr¨¢ctico de ese viejo lema seg¨²n el cual el rey reina, pero no gobierna.?
23 julio
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