El esquema materialista desprecia los valores gitanos
El gitano raras veces permanece en el interior de su chabola. Por eso la importancia de la hoguera verdadero im¨¢n de la vida familiar gitana. Conocemos casos de familias gitanas que despu¨¦s de instalarse en una casa con electricidad prefieren hacer la cocina fuera o suelen sentarse por las noches en la calle a la vera del fuego. Tambi¨¦n podr¨ªamos se?a lar la costumbre gitana de trasladar a los que est¨¢n en trance de muerte al exterior por considerar que el alma necesita espacio cuando la persona muere.
Agresi¨®n urbana
Pero, adem¨¢s, existen razones pr¨¢cticas que deber¨ªan de tomarse en cuenta a la hora de crear una vivienda adecuada al concepto de la vida que tiene el gitano y que est¨¢n vinculadas a los tradicionales oficios gitanos. La mayor¨ªa son chatarreros, herreros, hojalateros, vendedores ambulantes, tratantes de animales, etc¨¦tera, oficios que requieren cierto tipo de vivienda (i. e. casa baja con corral o patio). Todos conocemos la an¨¦cdota del gitano que sube el burro al piso nuevo y usa la ba?era como pesebre, con lo cual queda demostrado la ignorancia o indiferencia oficial de lo que es la vida gitana al concederle una vivienda.Desgraciadamente para el gitano, el proceso de industrializaci¨®n y los cambios sociales desde finales de la segunda guerra mundial han hecho que los oficios tradicionales pierdan su utilidad, despojando al gitano de su medio de vida habitual y engrosando el ej¨¦rcito de parados en las grandes ciudades.
El problema laboral, a su vez, est¨¢ unido al problema educativo, que cada vez adquiere mayor importancia, ya que los gitanos empiezan a valorar sus posibles ventajas o beneficios profesionales. Es ya cl¨¢sico el ejemplo del gitano deseoso de conseguir el carnet de conducir, para el cual debe aprender a leer y escribir. En Madrid este deseo se ha hecho imperioso despu¨¦s que el Ayuntamiento prohibiera la circulaci¨®n de carros por la ciudad.
85 % de analfabetismo
El analfabetismo entre los gitanos en la actualidad es de un 85 %,si no m¨¢s. Este elevado porcentaje se debe en gran parte a la falta de una pol¨ªtica educativa para los gitanos pese a la obligatoriedad establecida por la ley de proporcionar una educaci¨®n b¨¢sica a todos los espa?oles. No se ha estudiado a fondo el problema de la escolarizaci¨®n de los ni?os gitanos ni existe una pedagog¨ªa gitana. Es un hecho que las llamadas escuelas puentes intentan integrar a los ni?os gitanos al sistema educacional espa?ol a trav¨¦s de libros de texto y m¨¦todos payos, con la consiguiente marginaci¨®n cultural del gitano.En vez de promocionar y desarrollar los aspectos positivos de la cultura gitana, los obligan a adoptar valores payos, en la mayor¨ªa de los casos antag¨®nicos al esquema de vida gitana. Un triste ejemplo es el de los maestros de raza gitana que ense?an en escuelas payas: al adoptar los valores de la cultura alienante dominante, pierden el contacto con su pueblo. Tal vez con vendr¨ªa recordar en estas p¨¢ginas el art¨ªculo 27 de los pactos pol¨ªti cos y econ¨®micos de las Naciones Unidas, suscrito por Espa?a recientemente, en que se dice que donde existan minor¨ªas ?no se negar¨¢ a las personas que pertenecen a dichas minor¨ªas el derecho que les corresponde, en com¨²n con los dem¨¢s miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar o practicar su propia religi¨®n y emplear su propio idioma?.
En un estudio sobre la situaci¨®n de los gitanos en Europa, el Consejo de Europa declara que s¨®lo ?a trav¨¦s de medidas adecuadas, en el campo de la educaci¨®n y desde el colegio de¨ªnfancia hasta las escuelas volacionales, se puede esperar que los ni?os gitanos desarrollen un mayor entendimiento de la sociedad (paya) y sus oportunidades, que sus padres no han tenido. Por consiguiente, no se sentir¨¢n tan aislados del resto de la sociedad?. O sea, persuadir y no coaccionar. El poeta gitano Jos¨¦ Heredia Maya habla de nuestra obligaci¨®n ?de luchar por conseguir la incorporaci¨®n de la etnia gitana en pie de igualdad con el resto de los ciudadanos...?, despu¨¦s de aclarar que ?es el resto de la sociedad quien delimita y define a la minor¨ªa gitana?.
Hablar de la segregaci¨®n y automarginaci¨®n del pueblo gitano es un poco como discutir cu¨¢l vino primero, ?la gallina o los huevos? Qu¨¦ duda cabe que la marginaci¨®n del gitano est¨¢ determinada o condicionada por siglos de represi¨®n e intolerancia, por una parte, y cierta actitud de superioridad o recelo frente a la cultura paya. El gitano, con sus valores trascendentales, siente repulsa por una sociedad como la nuestra, que considera al hombre como producto de plusval¨ªa, El payo, con su esquema materialista, desprecia al gitano por su aparente falta de ambici¨®n y ¨¦xitos materiales.
Conciencia de la marginaci¨®n
Tendr¨ªamos que plantearnos la problem¨¢tica gitana a dos niveles. Es primordial que el gitano tome conciencia de su marginaci¨®n para que pueda hacer frente, de una forma racional, a la marginaci¨®n o discriminaci¨®n a la que est¨¢ sometido y pueda buscar sus propias soluciones.?Para formar una minor¨ªa, sea la que sea, es preciso que antes cada cual se separe de la muchedumbre por razones especiales, relativamente individuales. Su coincidencia con los otros que forman la minor¨ªa es, pues, secundaria, posterior a haberse cada cual singularizado y es, por tanto, en buena parte, una coincidencia en no coincidir? (Ortega y Gasset). Con otras palabras, el gitano tiene que reconocer sus propias idiosincrasias y peculiaridades antes de poder plantear sus reivindicaciones como grupo ¨¦tnico marginado.
La sociedad, por su parte, tiene que reconsiderar sus criterios valorativos para con el gitano para llegar a reconocer, en palabras de Ortega y Gasset, que la sociedad es una ?unidad compleja de masa y minor¨ªas discrepantes especiales?.
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