Castillo-Puche, m¨¢s completo y matizado
No hay novelista contempor¨¢neo espa?ol que haya tratado tan extensamente el catolicismo espa?ol como Jos¨¦ Luis Castillo-Puche ni le haya concedido un lugar m¨¢s absorbente, casi exclusivo, en su tem¨¢tica. Con todo, quiz¨¢ sea exagerado alinear a nuestro novelista entre los que hace alg¨²n tiempo -ahora la cuesti¨®n se ha desactivado en comparaci¨®n con el tiempo de aparici¨®n inicial de la obra de Charles Moeller- se llam¨® ?la novela cat¨®lica?. En este tipo de novela el problema era ¨ªntimo y personal, mientras que en Castillo-Puche reviste, sobre todo, un car¨¢cter sociol¨®gico, cr¨ªtico y autobiogr¨¢fico. Pensamos en ello en la lectura bien reciente de su ¨²ltima novela El libro de las visiones y las apariciones, con el que parece arrancar otra serie tem¨¢tica, aparte de su ¨²ltima trilog¨ªa, a¨²n incompleta, El c¨ªngulo, de la que aparecieron a lo sumo dos tomos, Como ovejas al matadero y Jerem¨ªas el anarquista, del que la primera era como la ra¨ªz original del problema.Sin embargo, todav¨ªa en las obras a que nos referimos, habla puntos concretos que emparentaban la obra de nuestro novelista en el tronco com¨²n de Greene, Bernanos o Gertrudis Von le Fort, en cuanto a referirse a una problem¨¢tica cat¨®lica tambi¨¦n. Pero la nueva serie de la que El libro de las visionesy las apariciones es cabecera, marcha francamente por la exposici¨®n de la sociolog¨ªa cat¨®lico barroco-tridentina en las extrernadas zonas sensuales y meridionales espa?olas. Como en otras novelas catolizantes o no del autor, el eje humano de la novela y de la visi¨®n (quiz¨¢ la visi¨®n m¨¢s fuerte y compleja en su genericidad de las que el libro describe desde la mente 1 nfantil y enfermiza del protagonista) de su conjunto se radica en H¨¦cula, que no es otra cosa que la Yecla natal del autor, a la que ha descrito siempre con amorosa y algo tremendista furia siemp~e.
El libro de las visiones y las apariciones
Jos¨¦ Luis Castillo -Puche. Ediciones Destino. Barcelona, 1977.
El conjunto narrativo es una poderosa muestra, un retablo barroco y popular del catolicismo nacional mezclado con una serie de hondas radicaciones ¨¦tnicas, geogr¨¢ficas y sociol¨®gicas. El protagonista lo describe recordado en bloque desde la lejan¨ªa, desde otras ideas, desde otros paisajes norte?os, desde la madurez humana del que hace muchos a?os dej¨® de ser ni?o doliente y creyente en la totalidad del fen¨®meno religioso descrito. En el fondo, se trata del mismo punto de vista del catolicismo que ha narrado en su novel¨ªstica Castillo-Puche.
Si el tremendismo no significase en nuestra novela un istmo relegado a unos a?os de los que se prefiere no recordar ni llevase encima un matiz peyorativo, es decir, si aludiese simplemente al empleo de un realismo agudizado desde un fondo l¨ªrico, enfoque y estilo tan leg¨ªtimo como cualquiera y pleno de ejemplos ?avant la lettre? y en el que cabe propiedad, primor o abuso, dir¨ªamos que el tremendismo narrativo de Castillo-Puche aparece aqu¨ª m¨¢s rico y matizado o tornasolado que nunca y que se refiere una vez m¨¢s al catolicismo como sicolog¨ªa desde lejos, desde una situaci¨®n de p¨¦rdida. Un bravo retablo, una completa novela ambiental. ?No es bastante?
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