Nuevos fil¨®sofos, viejos inquisidores
Uno, en principio, no siente excesiva simpat¨ªa por los llamados noveaux philosophes. Libros un poco demasiado serios, descubrimientos triviales en terminolog¨ªa pomposa, asfixiantes gui?os para entendidos del barrio Latino, autocomplacencia dolorosa y cierta perceptible mediocridad ?a la francesa?. Pero, adem¨¢s, hay otras cosas, cosas que uno se alegra de ver escritas, verdades como pu?os (como pu?os cerrados y en alto) y algo de inoportunidad de lo m¨¢s oportuna. Vaya lo uno por lo otro. Pero, sobre todo, est¨¢ el tipo de indignaci¨®n agresiva que provocan: en EL PAIS del pasado mi¨¦rcoles tuvieron ustedes un bot¨®n de muestra. Los mecanismos de ?denuncia? que se ponen en marcha contra ellos confirman sus protestas contra el Goulag te¨®rico de la izquierda, m¨¢s eficazmente que cualquier otro alegato. Ve¨¢mos c¨®mo.Se dice: ?La nueva filosof¨ªa es una operaci¨®n mercantil, un puro negocio editorial.? Sin duda que lo es. Pero ni m¨¢s ni menos, por ejemplo, que lo ha sido y lo es el marxismo, sin ir m¨¢s lejos. S¨®lo que en Francia ya est¨¢ un poco pasado. Pero en Espa?a no hay cosa que mejor se venda y no hay editorial que prescinda de lanzar su Lenin, su Trotski o su Rosa Luxemburgo; incluso, risum teneatis, su poquito de Mao... Un par de docenas de revistas marxistas publican art¨ªculos intercambiables y sostienen enconadas pol¨¦micas, tan relevantes dentro de cincuenta a?os como hoy lo son la disputa entre jesuitas y jansenistas. Negocio floreciente. Y no vale acudir al valor intr¨ªnseco de la cosa, que es precisamente lo que se obvia cuando se denuncia la mercantilizaci¨®n del asunto. Cuando uno entra en el mercado, hay que apechugar con sus variaciones y su competencia. No vale proclamar que si el otro vende es porque forma parte de una operaci¨®n comercial, mientras que el ¨¦xito editorial propio se debe a que uno responde a las ¨ªntimas necesidades de la cultura popular...
Se dice: ?Son los nuevos giscardianos, el ¨²ltimo tiz¨®n contra la izquierda.? Muy probablemente. Pero ?es tan respetable la izquierda como para que sea punible arrojarle tizones? Es tan excelente su programa, tan antiautoritario su proceder, tan inconfundible con lo que hay, tan esperanzadora su trayectoria? ?No son las declaraciones de los l¨ªderes izquierdistas espa?oles sobre la homosexualidad o la censura manu militari de Mitterand contra el CERES m¨¢s antiizquierdistas que las declaraciones de los nuevos fil¨®sofos? ?Es tan clara la v¨ªa revolucionaria de? socialismo marxista? Y si lo que cuenta es el mal menor, lo posible, el bienestar, el pragmatismo, la permisividad y el ir tirando -como parece pensar la izquierda europea- entonces ?por qu¨¦ no ser giscardiano y dejarse delicadamenW decepcionar?
Montaje mercantil, giscardianos y a¨²n m¨¢s: que no es f¨¢cil saber lo que es pero suena a curas y a cosa punible. Esto dispensa de hacer el m¨¢s m¨ªnimo esfuerzo por entender. Se les puede deformar, manipular: ?a la pouhelle de I'Ili.vioire, al Goulag te¨®rico con ellos! Y as¨ª, en su art¨ªculo del pasado mi¨¦rcoles en estas p¨¢ginas, Mercedes Allende Salazar ajusticia tranquilamente el libro UA nge, de Lardreau y Jambet, diciendo, por ejemplo: ?... Dios, que Jambet y Lardreau llaman AngeloSe?or .. ?, cuando en dicho libro el Angel es exactamente lo opuesto al Se?or, el rebelde frente al amo dominante, el Sat¨¢n de Milton, contra Dios. Pero qu¨¦ m¨¢s da, cosas de giscardianos. Y sigue, citando un texto, en el que se asegura que el esclavo y la mujer est¨¢n desprovistos de raz¨®n en cuanto tales y que en cuanto tales s¨®lo pueden disparatar cuando hablan de su condici¨®n. De aqu¨ª se saca, seg¨²n Mercedes Allende, que Lardreau y Jambet cortan la lengua a la mujer y a la clase obrera, para que s¨®lo hable y razone el Se?or. L¨¢stima que nocopie la l¨ªnea que sigue a su cita, en la que se lee: ?La apuesta que quiero mantener contra Freud, que hay un discurso aut¨®nomo del rebelde, no podr¨¢ ser mantenida m¨¢s que si hace irrupci¨®n hoy un discurso inaudito -incluso aunque siempre se haya mantenido-: el de los sinraz¨®n.? Para Mercedes Allende, los autores de L'Ange niegan la raz¨®n a la mujer o al obrero, para pensar en su lugar y es de suponer - contra ellos. En realidad, el libro citado proclama su odio al pensaralento, al proletariado o a lit mujer, como inventos del discurso del amo contra el que hay que suscitar el indefinible y anti-racional clamorde los ?pobres de esp¨ªritu?, de? Angel oprimido tras esas categor¨ªas. Todo el art¨ªculo de Mercedes Allende, se piense lo que se piense de? libro citado, es un puro ejercicio de lo que en tiempos de Sartre se llamaba ?mala ¨ª'e?. Perocomose trata de un montaje comercial, tampoco hay que esi'orzarse m¨¢s...
?Puede pensarse el Poder? ?Es imaginable una sociedad cuya cohesi¨®n no est¨¦ garantizada de modo coactivo? ?Puede razonablemente esperarse algo cualitativamente distinto al Estado que conocemos? En caso de que la raz¨®n nos desahucie, ?deberemos -podremos- abandonar la raz¨®n? Estos temas se abren paso desde la reacci¨®n contra Hegel, desde Nietzsche. La uni¨®n de Hegel con Freud ha producido en Lacan una nuevay solidisima fundamentaci¨®n del dominio. Se intenta pensar contra ella. El marxismo no s¨®lo no basta como v¨ªa para comprender -y atacar- el mecanismo del Poder, sino que en buena medida obstaculiza tal comprensi¨®n. Es ya poco m¨¢s que una teor¨ªa de la conquista del Poder y de su reproducci¨®n; ha llevado a excesos y sangrantes opresiones que es insostenible seguir atribuyendo s¨®lo a abusos personales o desviaciones interesadas: nacen en la ra¨ªz misma de la teor¨ªa y ah¨ª hay que combat 1 rias, como H¨¦rcules estrangulo) a la serpiente que asediaba su cuna. Los rebrotes de lenguaje teol¨®gico o po¨¦tico en el ¨¢mbito de la teor¨ªa, las f¨®rmulas chocantemente anti progresistas, todo ello forma parte de? intento de alcanzar un nuevo lenguaje filos¨®fico, un nuevo instrumento para seguir debati¨¦ndonos en lo eterno. Los nuevos fl¨®sofos franceses I'orman parte de este combate contra el cierre de? horizonte te¨®rico, aunque no sean, a mi juicio, ni lo m¨¢s atinado ni lo m¨¢s profundo de tal esfuerzo por desmentir la voz del amo. Su mayor logro ha sido, quiz¨¢, el desenmascaramiento de los inquisidores que se han desatado contra ellos. Por el momento, sigue inalcanzado el ideal flos¨®fico que tan bien expres¨® Karl Kraus: ?Ante todo, es preciso que la perfecci¨®n de las instituciones humanas llegue a ser tal que podamos meditar sin perturbaciones sobre la imperfecci¨®n de las instituciones divinas.?
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