El final de la anmist¨ªa
NUEVE MILITANTES vascos, sucesivamente condenados, excarcelados y extra?ados, se pasean por el Pa¨ªs'Vasco desde hace una semana sin que hasta el momento parezca que haya una decisi¨®n de las autoridades en su contra. Otro m¨¢s, Xabier Larena, por el contrario, ha sido dete nido y ha pasado a disposici¨®n judicial. Cuatro m¨¢s, seg¨²n las ¨²ltimas noticias, han sido vistos en la regi¨®n fronteriza, entre Bayona y Hendaya, dispuestos a pene trar otra vez en territorio nacional. Y mientras tanto, cerca de noventa presos pol¨ªticos siguen en prisi¨®n sin haber sido objeto de ninguna medida de amnist¨ªa. Tras las excarcelaciones de Mar¨ªa Jes¨²s Dasca, Concepci¨®n Trist¨¢n y Jos¨¦ Luis Pons Llobet, siguen en prisi¨®n Blanco Chivite y Fern¨¢ndez Tovar, condenados en las mismas causas. ?A qu¨¦ obedece este panorama de confusi¨®n e incoherenc¨ªa? No cabe duda de que el Gobierno ha dado muestras de querer llegar a una amnist¨ªa total de todos los presos pol¨ªticos existentes en Espa?a. Pero todav¨ªa no la ha concedido. Hasta el momento, durante una serie de meses, se ha limitado a abrir las puertas de las prisiones con parsimonia y minucia, como si cada caso fuera estudiado uno a uno. Y siempre utilizando estas excarcelaciones, estos indultos que apenas quieren decir su nombre -algunos se publican en el BOE con dos meses de retraso-, bien para paliar los efectos de una presi¨®n popular demasiado fuerte, bien como medida estrictamente pol¨ªtica para administrar en el momento oportuno.
En estas condiciones ?se puede hablar de una verdadera amnist¨ªa? Si las circunstancias no fueran en muchos casos dram¨¢ticas, por una y otra parte, el espect¨¢culo de estos indultos con cuentagotas, de estas excarcelaciones acaecidas siempre con nocturnidad y en fines de semana, estas extra?as danzas de extra?amientos y regresos, de detenciones e impunidades, podr¨ªan configurar una alta comedia de intriga. La amnist¨ªa es una medida total; si no se trata de una medida general, aplicada con equidad e igualdad, esto es, en todos los casos sin excepci¨®n, no se puede hablar de una verdadera y aut¨¦ntica amnist¨ªa.
El caso de los extra?amientos es de suponer que sentar¨¢ precedente en la historia jur¨ªdico-penal universal. En Espa?a se ha inventado el ?extra?amiento administrati vo?, una medida h¨ªbrida a trav¨¦s de la cual el poder ejecutivo se subroga en el lugar del judicial -y a veces ni eso, pues se ha extra?ado a presos simplemente ?preventivos?, sobre los cuales no hab¨ªa reca¨ªdo sentencia alguna- salt¨¢ndose a la torera todas las normas de los c¨®digos. Se ha tratado, naturalipente, de medidas pol¨ªticas, pero nojur¨ªdicas. Humanitarias tal vez, pero incorrectas desde el punto de vista procesal. Y la forma y manera como se ha procedido a estas liberaciones y extra?amientos inducen a pensar que poco o nada ha habido de humanitarismo: todo ha sido pol¨ªtica.
Bien es verdad que una amnist¨ªa es siempre una medida pol¨ªtica. Luego si se ha dictado, aunque sea de este modo tan incorrecto y confuso, ha sido porque el Gobierno ha necesitado hacerlo as¨ª. ?D¨®nde queda en este contexto el esp¨ªritu de reconciliaci¨®n nacional? Agazapado, sin duda, medio escondido, oculto por las necesidades de la pol¨ªtica. Primero hab¨ªa que llegar a las elecciones con el menor gasto posible. Bien, las elecciones han llegado, y el triunfo est¨¢ ah¨ª. ?Qu¨¦ pasa ahora? Al parecer nada. Absolutamente nada. Sigue habiendo presos pol¨ªticos en las c¨¢rceles, y contin¨²a la danza y contradanza de los extra?ados itinerantes. ?C¨®mo justificar la detenci¨®n de Larena mientras los otros nueve compa?eros suyos siguen en libertad? ?Alguien se atrever¨ªa a afirmar que las autoridades no han podido intervenir? ?No han podido, no han querido, o no les conviene? ?C¨®mo mantener entonces, en este contexto absurdo, en prisi¨®n a Xabier Larena?
Al administrar caso por caso los indultos, las excarcelaciones y los extra?amientos se ha pervertido todo el proceso. Se ha dado la sensaci¨®n al pa¨ªs de que se trataba de una revisi¨®n pol¨ªtica de casos judiciales: comosi se hubiese tratado de una simple revisi¨®n de procesos y detenciones. Bien es verdad que la intenci¨®n parece ser la de llegar al final; pero no hay que olvidar que los medios determinan el fin conseguido.
Cuando se han producido estas, medidas liberadoras, por parciales e incompletas que hayan sido, siempre las hemos saludado desde estas mismas p¨¢ginas. Pero creemos que hay que terminar con estas vacilaciones e incoherencias, que s¨®lo provocan malestar, situaciones ambiguas, flagrantes injusticias por faltar a la equidad. El pa¨ªs necesita, de una vez, una amnist¨ªa total, urgente y completa, que las c¨¢rceles se vac¨ªen de presos pol¨ªticos y que regresen los extra?ados a sus hogares. Y creemos tambi¨¦n que ahora ya no hay obst¨¢culos pol¨ªticos ni oscuras necesidades de presiones inconfesables que puedan oponerse a este acto final de reconciliaci¨®n nacional.
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