Dura cr¨ªtica del arzobispo de Valladolid a un libro de Hans Kung
El arzobispo de Valladolid, monse?or Jos¨¦ Delicado Baeza, ha puesto fuertes objeciones al libro de Hans Kung, Ser cristiano, en el curso de una pastoral que publica el Bolet¨ªn Oficial de esta archidi¨®cesis.?Es menester reconocer -contin¨²a- que ha habido en tiempos pasados un exceso de censuras eclesi¨¢sticas, por lo que se explica, en parte, una cierta animosidad frente al posible control del magisterio y un, a veces, desbordante deseo de libertad en las manifestaciones y escritos de te¨®logos o divulgadores, pero cuando esto puede afectar a los aspectos fundamentales de la fe, hay un deber pastoral de ayudar a que se aclaren las posiciones. Sencillamente, el pluralismo teol¨®gico tiene un l¨ªmite donde entra en juego la causa de los cristianos. Los pastores debemos ayudar a comprender que la Biblia no puede estar en contra del Credo, aunque hay que dejar suficiente espacio para -el m¨¢s perfecto conocimiento hist¨®rico de la escritura y para la explicaci¨®n desarrollada de la verdad revelada, realidades que se expresan con nuevas aportaciones y conocimientos, con tal de que todo ello se haga en coherencia con el contenido esencial de la fe.?
Jerarqu¨ªa de verdades
Seguidamente, monse?or Delicado se?ala que ?dentro del Credo hay una "jerarqu¨ªa de verdades", que, lejos de permitir la marginaci¨®n de algunas de ellas, como si ya no se hubiesen de creer, se refiere al n¨²cleo fundamental a partir del cual se estructura la fe, es decir, hay verdades centrales de las que se deriva todo un sistema de afirmaciones que hay que aceptar, pero de las que no dependen otras, como sucede con las primeras: aquello que ha estructurado el Credo a partir de su centro cristol¨®gico y trinitario, como se encuentra principalmente en los primeros concilios?.
Tras hacer un detallado estudio sobre la figura de Cristo como Dios y hombre verdadero, monse?or Delicado hace las siguientes objeciones al libro de Hans Kung: ?Ser¨ªa de desear una mayor fidelidad a la Tradici¨®n con may¨²scula en cosas demasiado importantes para que puedan ser tratadas a la ligera, como sucede, por ejemplo, en relaci¨®n con la virginidad de Mar¨ªa y otras afirmaciones sobre la Iglesia. En un te¨®logo verdadero -concluye- hemos de agradecer su esfuerzo investigador, su lenguaje brillante, capaz de hacer atrayente la exposici¨®n de la doctrina, las connotaciones vitales y los planteamientos actuales, que hace con la ayuda de una amplia erudici¨®n; pero no menos su profundidad, su fidelidad y su seriedad en los razonamientos, para saber ofrecernos verdaderamente la fe de la Iglesia, y esto ¨²ltimo es lo que parece m¨¢s dudoso y deficiente en esta publicaci¨®n. Y la sospecha es mayor al saber que este te¨®logo ha propugnado tenazmente la sustituci¨®n del concepto de infalibilidad de la Iglesia por el de indefectibilidad, admitiendo la posibilidad de erroren las verdades ense?adas y cre¨ªdas con car¨¢cter irreformable. ?
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