Un ejemplo de iniciativa popular
Hoy concluye en Aguilar de Campoo la Primera Semana del Rom¨¢nico. Organizada por el pueblo, a trav¨¦s de la Asociaci¨®n de Amigos del Monasterio de Santa Mar¨ªa (de iniciativa absolutamente local y, abierta de par en par al vecindario), ha sido el pueblo, el genuino protagonista de cuantos actos, p¨²blicos todos ellos, se han venido celebrando a lo largo de estos ¨²ltimos siete d¨ªas. Desde la romer¨ªa inaugural, por sendas del rom¨¢nico del norte de Palencia, hasta el ciclo de recitales, conferencias, representaciones teatrales, conciertos, coloquios.... la fiesta itinerante se ha visto presidida por el prop¨®sito de que las masas populares intervengan activamente en la recuperaci¨®n y revitalizaci¨®n de una parcela hist¨®rico-art¨ªstica, ¨²nica, tal vez, en el mundo.No, no hay hip¨¦rbole en lo de ¨²nica, tal vez, en el mundo, al menos desde una consideraci¨®n cuantitativa. Sepa el lector que en un ¨¢rea de unos treinta kil¨®metros se asientan m¨¢s de sesenta templos rom¨¢nicos. ?En qu¨¦ lugar de Europa pueden contarse dos edificaciones rom¨¢nicas por kil¨®metro cuadrado? Una compacta demarcaci¨®n que, si desde el siglo XII hasta el XVIII tuvo su foco irradiador en el monasterio cisterciense de Santa Mar¨ªa la Real, debe verlo restituido a su lugar de origen, con la oportuna modificaci¨®n de usos, funciones y significados.
Por su historia, por lo excepcional de su legado art¨ªstico y por su mismo enclave geogr¨¢fico, Aguilar de Campoo re¨²ne las condiciones ¨®ptimas para la irradiaci¨®n de una corriente human¨ªstica, educativa, cultural y vital. Aguilar de Campoo es algo m¨¢s que un pueblo floreciente merced a la industria galletera; es, ante todo, cabeza natural de la comarca aludida, cuyos pueblos, plazas y altozanos dan testimonio (templo por templo, y cada cual m¨¢s de admirar) del influjo que el monasterio de Santa Mar¨ªa ejerci¨® al tiempo de su fundaci¨®n y vio incrementado a lo largo de casi siete siglos. A tenor de circunstancias tales, la consolidaci¨®n y restituci¨®n de dicha entidad cisterciense exigen hoy, reconvertidos los usos, revitalizar las condiciones de foco cultural y tambi¨¦n de contenedor, por valerme de un t¨¦rmino al uso, y de factor¨ªa que adornaron su historia.
La arquitectura cisterciense
Naci¨® el C¨ªster en la localidad francesa de Citeaux (en lat¨ªn, Cistercium), sita en la Borgo?a. El abad Roberto de Molesme funda all¨ª, en 1098, una nueva orden mon¨¢stica, con el ¨¢nimo de devolver a su austera pr¨¢ctica originaria, la regla benedictina, un tanto subvertida o relajada en los monasterios cluniacenses. A su amparo y obediencia, el ideal est¨¦tico de San Bernardo, principal art¨ªfice del cambio, se apoyaba en el m¨¢s estricto rigor, inspirador, a su vez, de la sobriedad compositiva, tanto formal como espacial, que reflejan los monasterios cistercienses, el de Aguilar de Campoo incluido.
Aun basada en ejemplos precedentes, la organizaci¨®n espacial del C¨ªster trata siempre de incorporar los materiales y t¨¦cnicas constructivas de la localidad en que se alzan los monasterios. De igual modo, la arquitectura cisterciense acierta siempre a recoger la evoluci¨®n de los programas de la orden y a incorporar los avances de los sucesivos estilos arquitect¨®nicos (rom¨¢nico, g¨®tico, renacimiento ... ). De esta suerte, los esquemas originarios, reorganizados seg¨²n modelos racionales, se desarrollan con criterios, digamos, de actualidad, f¨¢ciles de emparentar con las corrientes org¨¢nicas, as¨ª bautizadas y convertidas en obra por el movimiento moderno europeo.
En cuanto a su funci¨®n o pluralidad de funciones, el monasterio se concibe en t¨¦rminos de factor¨ªa, con sus zonas de meditaci¨®n y culto, trabajos intelectuales y manuales, dependencias de los monjes y campos de cultivo. El trazado reproduce, con patente similitud, m¨¢s de un aspecto de los modernos contenedores, grandes construcciones normalizadas que permiten inscribir en sus espacios interiores, los diversos cometidos asumidos por el monasterio como centro o foco de relaciones de producci¨®n de una comarca (la de Aguilar de Campoo, en nuestro caso).
El monasterio es el foco fundamental de la comarca. En ¨¦l se ense?aban las t¨¦cnicas de la explotaci¨®n agr¨ªcola y ganadera. De sus celdas sal¨ªan monjes-monitores para impartir su saber en las localidades colindantes. De aqu¨ª que su influencia fuera harto an¨¢loga a la de las peque?as ciudades, cumpli¨¦ndole al monasterio la condici¨®n de n¨²cleo de convivencia civil, centro aut¨¦ntico de la regi¨®n, representativo del poder econ¨®mico- religioso, y s¨ªntesis peculiar entre los asentamientos de tipo rural y los de car¨¢cter urbano. Su construcci¨®n, localizada en un medio natural dotado de buena tierra y clima bonancible, reproduce una estructura axial, propicia a la irradiaci¨®n comunicativa. Huelga agregar que, junto a los monjes-monitores, recorr¨ªan la comarca monjes-arquitectos y escultores, a quienes se debe la multitud de templos y ermitas que vienen a ser como hitos de la zona de influencia.
En el monasterio de Aguilar de Campoo se dan cita ejemplar cuantas notas venimos asignando a la organizaci¨®n y estructura del C¨ªster. Y es justamente de su recta complexi¨®n modificativa y reorganizadora de donde la iniciativa que aqu¨ª se comenta toma sentido y lograr¨¢, a poco que los medios oficiales la apoyen y estimulen, sus metas. Materiales y t¨¦cnicas constructivas son de la comarca, al igual que hoy deben serlo direcci¨®n y mano de obra. En lo tocante a estilos, el rom¨¢nico, el g¨®tico y el renacimiento alternan sus trazas por v¨ªa de superposici¨®n expansiva, lo que facilita enormemente los trabajos de restituci¨®n. El concepto funcional de factor¨ªa y el estructural de contenedor est¨¢n a la vista corno una invitaci¨®n a revitalizarlos con nuevos contenidos y reanudar el influjo a lo largo y lo ancho de la zona de su dependencia.
Contenedor y factor¨ªa
Conscientes de la posibilidad de incluir un nuevo concepto de factor¨ªa en el molde, viejo y nuevo, del contenedor , los promotores de esta singular iniciativa centran sus atenciones en su escueta rehabilitaci¨®n, aportando un nov¨ªsimo alcance a las tradicionales y dudosas tareas restauradoras. Al margen de su claro origen cisterciense, dir¨¦ que contenedor es el t¨¦rmino empleado en la arquitectura industrial contempor¨¢nea para explicar un espacio indiferenciado, en cuanto a sus formas, y abierto, por ello mismo, a una multiplicidad de usos. El trazado arquitect¨®nico que reproduce las funciones asignadas al espacio, pierde entidad formal para potenciar los usos, generalmente evolutivos, de los modernos contenidos espaciales.
Y si es este sentido en el que las grandes construcciones medievales ofrecen, hoy, mil posibilidades de operar en su interior con funciones espec¨ªficas de la sociedad de nuestro tiempo, no han dudado nuestros hombres de Aguilar de Campoo en devolver, sin m¨¢s, a la pr¨¢ctica lo que suele ser adorno de erudici¨®n o ap¨¦ndice historicista. Los trabajos de consolidaci¨®n y restituci¨®n se est¨¢n llevando a cabo de forma gradual, sistem¨¢ticamente evolutiva, de suerte que no se inicie el quehacer en una nueva dependencia hasta que la precedente no haya quedado lista para el uso.
Por ahora, y cuanto antes, se trata de acondicionar las zonas de estudio y hospeder¨ªa, indispensables, cada cual por su lado, para la labor docente y la convivencia comunitaria. Y tras ellas, vendr¨¢n otras y otras (as¨ª, por adici¨®n sucesiva de contenedores parciales, constru¨ªan los propios cistercienses), hasta consumar el ciclo, con la expl¨ªcita renuncia a que el conjunto sea objeto de solemne inauguraci¨®n que tantas sinonimias guarda con solemne mentira. El acomodo paulatino de las distintas dependencias ir¨¢ cumpliendo los usos, desde la escuela al instituto de ense?anza media, inexistente hoy en la comarca, y la universidad popular de verano, que de uno u otro modo, es posible poner en marcha, al a?o que viene.
Una fiesta itinerante
Memoria de lo que fue y est¨ªmulo de lo que ser¨¢, el monasterio de Santa Mar¨ªa ha constituido el centro o coraz¨®n de esta Primera Semana del Rom¨¢nico. De ¨¦l parti¨®, convertida en fiesta itinerante, la romer¨ªa popular y cultural en torno a la antigua zona de influencia. Ermitas y templos rom¨¢nicos de la comarca (dejados, muchos de ellos, de la mano de Dios) han visto s¨²bitamente reanimados sus ¨¢mbitos respectivos con c¨¢nticos moz¨¢rabes y lamentaciones de Jeremias, con representaciones teatrales y recitales po¨¦ticos... y, sobre todo, con el concurso de una multitud popular que volv¨ªa a entraren contacto con su propia identidad hist¨®rica y llenaba de nuevos contenidos los viejos contenedores.
La habitual tarea restauradora ha quedado enteramente subordinada, como manda la ley, a la de consolidaci¨®n, dando paso las no menos habituales y, calamitosas obras de reconstrucci¨®n al concepto vivo de restituci¨®n de usos y contenidos populares, supletorios, de acuerdo con los tiempos, de los que alberg¨® el monasterio de Santa Mar¨ªa y los sesenta holgados templos circundantes, convertido aqu¨¦l en factor¨ªa cultural e imbuidos, ¨¦stos de unos menesteres y significados que exceden con creces el inter¨¦s tur¨ªstico o el deleite elitista y hacen v¨¢lida la dimensi¨®n m¨¢s genuina de habitat y de entorno.
Agregar¨¦, resumiendo el programa, que las representaciones teatrales corrieron a cargo del Colectivo Buho, y del grupo Lib¨¦lula los juegos de gui?ol. Antonio Gala ofreci¨® recitales po¨¦ticos a la popular concurrencia e Ismael Fern¨¢ndez, ex director del coro de Silos, enton¨® c¨¢nticos gregorianos, moz¨¢rabes y de corte popular. Hubo tambi¨¦n conferencias, mesas redondas y coloquios, en los que tomaron parte, los arquitectos Fern¨¢ndez Alba y Leopoldo Ur¨ªa, el ec¨®logo Francisco Albertos y el que estas l¨ªneas escribe. Es, por ¨²ltimo, de se?alarse, que Fernando Alvarez de Miranda, presidente del Congreso de Diputados y palentino de pro, acept¨® la invitaci¨®n de los aguilarenses y acudi¨® a la fiesta itinerante como un romero m¨¢s.
Babelia
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