China, superpotencia
Lejos est¨¢n los tiempos en que un Mao, triunfador de una larga guerra de liberaci¨®n de su patria, dec¨ªa: ?Dejad que las cien flores florezcan? lo que permit¨ªa pensar, mucho antes que cualquier forma de eurocomunismo, que China ser¨ªa un pa¨ªs socialista pluralista y libertario. M¨¢s lejos a¨²n se recuerda la ¨¦poca en que un poeta como Maiyakowski o un artista corno Eisenstein cantaban en la poes¨ªa y en el cine la libertad creadora del hombre. La revoluci¨®n cultural en China y el stalinismo con su malogrado ?realismo socialista? acabaron con tan bellas esperanzas. Por otra parte, a pesar de la incipiente lucha de Carter por los derechos humanos, en la que quedan, ?olvidadas? algunas zonas de origen hisp¨¢nico pero que evidencia en cualquier forma un hecho positivo, se recuerda con nostalgia la figura de un F. D. Roosevelt que dio muestras inequ¨ªvocas de su buena fe democr¨¢tica y que atac¨® duramente los monopolios, hoy d¨ªa llamados ?multinacionales?.Hoy d¨ªa la lucha por el poder y el predominio militar no se dan el trabajo de buscar excusas ideol¨®gicas y mucho menos creer en que ¨¦stas existen. Claro, existe la ?detente? la que en buenas cuentas no significa otra cosa que el maravilloso y justificado miedo de las superpotencias de sumirse en una guerra nuclear. Esta distensi¨®n, manifestada fundamentalmente en las conversaciones SALT que comprometen a USA y a la U RSS a ciertas limitaciones en sus respectivos arsenales nucleares se ver¨¢n pronto muy complicados con la aparici¨®n de China, ya no como una incipiente e inoperante potencia nuclear, sino como un pa¨ªs cuya tecnolog¨ªa le permite fabricar un proyectil bal¨ªstico intercontinental que tiene un alcance de 11.000 kil¨®metros.
China es pues una gran potencia nuclear y si pensamos en su enorme poder humano y en las estad¨ªsticas de las Naciones Unidas que llegan a la conclusi¨®n que en el a?o 2000, China ser¨¢ una potencia industrial m¨¢s poderosa. que la URSS o que USA, no se ve c¨®mo las actuales superpotencias, a corto o mediano plazo, podr¨¢n evitar incluirla en su ?club? nuclear hasta ahora tan exclusivo. Por otra parte la misma China que se debate en una atroz lucha por el poder interno puede ' como muchas noticias lo permiten pensar, hacerse m¨¢s razonable y desradicalizarse. Los problemas econ¨®micos de la Rep¨²blica China son graves y los recientes cambios en los altos mandos indican que el Gobierno chino dejar¨¢ un poco a un lado la vocingler¨ªa pintoresca de la ?banda de los cuatro? para dedicarse a consolidar la econom¨ªa de la naci¨®n. A partir de este hecho, no nos parece arriesgado aventurar la hip¨®tesis que China, poco a poco, establecer¨¢ a su vez una pol¨ªtica de distensi¨®n con la U RSS, manteniendo por supuesto las mejores relaciones posibles con USA. Tal vez este club de tres disminuya los peligros de una guerra y al mismo tiempo el precario equilibrio que existir¨¢ en su seno permitir¨¢ al resto del mundo tener una mayor libertad econ¨®mica y pol¨ªtica.
Estados Unidos probablemente no ver¨ªan con tan malos ojos un moderado acercamiento chiniruso, ya que ellos tienen el problema de Formosa, que en s¨ª no es tan grave, pero podr¨ªa suponer, al caer Taiwan en manos de la Rep¨²blica Popular, la ca¨ªda en manos comunistas chinas de pa¨ªses d¨¦biles como Indonesia, Corea del Sur y finalmente incluso las Filipinas.
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