La pr¨®xima "marea" del presidente Su¨¢rez
?Mi cartera siempre va llena.? Su¨¢rez.
Muchos de los pesqueros espa?oles han dejado de hacer sus marcas. Otros, como si la mar no tuviera de por si sus riesgos las realizan, pero en vez de llegar a puerto espa?ol con sus bodegas llenas de pescado, de lo que vienen atiborradas es de papeles (como la cartera del presidente del Gobierno), de papeles judiciales justificantes del atropello a que han sido sometidos por nuestros amigos y futuros socios del Mercado Com¨²n.Y decimos atropello, porque tenemos que usar el lenguaje de la calle, ya que de esta clase de actos no tienen vocablo aplicable en el l¨¦xico usado en el Derecho Internacional.
Son ya m¨¢s de cuarenta a?os en los que la imagen de Espa?a en el extranjero, en lo que respecta a sus relaciones internacionales, es la del ni?o bueno de la clase. No precisamos aclarar que cuando el calificativo que domina es el de bueno es que los de inteligente y el de val¨ªa personal son inaplicables.
Y creemos que ha llegado el momento de que nos empiecen a llamar traviesos y hasta golfillos, pues no en vano. en nuestra edad de oro surgi¨® la figura del p¨ªcaro, como sombra que siempre acompa?a al poderoso. Lo de inteligente no hay que subrayarlo, pues la inteligencia es patrimonio innato de todo ser humano dentro de una escala natural de valores. Al menos, debemos comenzar a preocupar al resto de Europa. Y lo que es m¨¢s desagradable: nos deben empezar a temer aunque no sea nada m¨¢s que un poquito. Aparentemente, la Espa?a actual es la novia pol¨ªtica de todos ellos, pero parece ser que la dote que vamos a aportar a la boda no llega a satisfacer sus deseos. Pero, he aqu¨ª lo curioso. No nos rechazan por lo poco que tenemos, sino por lo mucho que en ciertos campos aportamos.
Es hora de comenzar a pegar fuerte sobre la mesa de las negociaciones. Es hora de decir basta. Es hora de que nos consideren un poco locos y de que podamos cometer alguna locura. Y, sobre todo, los pantalones los debemos tener en su sitio; ni un poco m¨¢s arriba, ni un poco m¨¢s abajo.
El derecho internacional
Si antes las superdemocracias europeas hablaban much¨ªsimo y con raz¨®n, de la falta de libertades del pueblo espa?ol y de sus consecuencias, llenando p¨¢ginas de condolencia y compasi¨®n hacia nosotros, con que llenaban sus peri¨®dicos, ha llegado el momento de que ese espacio se dedique a repetir el clamor de un pueblo libre y democr¨¢tico que de forma imperativa reclama la aplicaci¨®n de unos derechos.
.En nuestro art¨ªculo publicado en EL PAIS, el pasado d¨ªa 4, ?Espa?a, el Mercado Com¨²n y la pesca? , ya habl¨¢bamos del Convenio de Londres, de 9/3/64 sobre la pesca. Repitamos solamente el art¨ªculo 2.1 del anejo II. Arbitrajes: ?La parte que desee recurrir al arbitraje de conformidad con el presente anejo informar¨¢ a la otra parte de la reclamaci¨®n que se propone someter a arbitraje y le entregar¨¢ una exposici¨®n sucinta de los motivos en los que ¨¦sta se funda. ?
Muchos nos alegrar¨ªamos si el se?or Su¨¢rez en sus pr¨®ximas singladuras terrestres europeas se hiciera acompa?ar de una cartera casi vac¨ªa -una ?exposici¨®n sucinta? cabe en una hoja- en la que llevase nueve reclamaciones con base en el repetido art¨ªculo y, entre sonrisas y apretones de manos, las fuese repartiendo, a modo de cartero real, aprovechando esos momentos de euforia diplom¨¢tica. A buen seguro que les dar¨ªamos que, pensar y de eso, precisamente, es de lo que se trata. Su reacci¨®n no se har¨ªa esperar, aunque sea a trav¨¦s del silencio administrativo. El camino hacia el arbitraje quedar¨¢ expedito en el caso de que estas superdemocracias nos dijeran que los tratados, convenios, acuerdos y dem¨¢s instrumentos internacionales, para lo ¨²nico que sirven es para que sus asistentes, acompa?ados por sus esposas y dem¨¢s familiares, tengan ocasi¨®n de visitar pa¨ªses m¨¢s o menos ex¨®ticos y realizar las obligadas compras.
La dulce Francia
Aqu¨ª est¨¢ uno de los meollos del asunto. Los acuerdos con nuestros proverbiales amigos los franceses, en materia de pesca son varios, nutridos y no tienen desperdicio. Pero citemos textualmente parte de uno de ellos.
Bolet¨ªn Oficial del Estado, de 8/12/70 (n¨²mero 293). Canje de Notas 20/3/67 (Ministerio de Asuntos Exteriores). Pesca Mar¨ªtima. Acuerdo con Francia:
? Habida cuenta de la intenci¨®n de los Gobiernos de ambos pa¨ªses de extender ¨¢ doce millas, a efectos de pesca,.sus respectivas aguas jurisdiccionales y visto que ambos Gobiernos han firmado el Convenio sobre Pesca, de Londres, de 9/3/64, ambas Delegaciones hanconvenido lo siguiente:
1. Zona exterior de seis a doce millas.
a) En la zona de seis a doce millas a lo largo de las costas de Espa?a los ciudadanos franceses disfrutar¨¢n, a t¨ªtulo permanente, del derecho de pescar todas las especies:
- En la costa atl¨¢ntica, desde la desembocadura del r¨ªo Bidasoa hasta la orilla del r¨ªo Mi?o.
- En las costas del Mediterr¨¢neo, desde la frontera franco-espa?ola hasta el cabo de Creus.
b) En la zona de seis a doce millas a lo largo de las costas francesas, los ciudadanos espa?oles disfrutar¨¢n, a su vez, a t¨ªtulo permanente, del derecho de pescar todas las especies:
- En la costa atl¨¢ntica, desde la desembocadura del Bidasoa hasta el paralelo de la punta Norte de Belle Ile.
- En la costa del Mediterr¨¢neo, desde la frontera hasta el cabo Leucate.
V. Las dos Delegaciones han mostrado su acuerdo en considerar que las disposiciones establecidas en los art¨ªculos I, II y III se consideren establecidas dentro del cuadro de los Arreglos de Vecindad previstos por el Art¨ªculo 9, p¨¢rrafo 2, del Convenio de Londres. Por otra parte, estas disposiciones se fundamentan en su conjunto, en el reconocimiento de las costumbres tradicionales de los ciudadanos de ambos pa¨ªses en el ejercicio de la pesca.
Queda convenido que para la aplicaci¨®n de estas disposiciones ambas partes se atendr¨¢n a las disposiciones generales previstas por el Convenio de Londres de 1964.?
Ser¨ªa indelicado transcribir aqu¨ª lo que un pescador ondarr¨¦s me dijo acerca de lo que Francia hace con los Convenios que firma con Espa?a. Esto s¨®lo est¨¢ permitido a Camilo Jos¨¦ Cela, que para eso es senador real.
Soluciones gubernamentales
La Subsecretar¨ªa de la Marina Mercante est¨¢ buscando soluciones allende los mares, mediante la constituci¨®n de sociedades armadoras mixtas, por una parte y, por otra, con cargo a la Seguridad Social. Estas soluciones, por lo perjudiciales, se deben adoptar ?in extremis? y ¨²nicamente cuando seamos arrojados de las aguas europeas, que por derecho propio nos pertenecen, vencidos y sin apelaci¨®n posible.
Esperamos que el presidente Su¨¢rez, al hacerse al aire para realizar su ?marea?, no por el Gran Sol, ni por el Peque?o Sol, sino arrastrando sus redes entre olores de gasolina quemada, pisando asfalto y suntuosos alfombrones, no nos traiga entre sus mallas la captura de un delf¨ªn terrestre, sino las seguridades de que Espa?a va a continuar pescando con arreglo al Convenio de Londres, de 9/3/64.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.