?Una Constituci¨®n secreta?

Ante la noticia aparecida en EL PAIS (23-8-77) que daba cuenta, del ins¨®lito pacto entre los miembros de la Comisi¨®n Constitucional del Congreso para que sus deliberaciones fueran secretas, me atrevo a dirigirme a esta secci¨®n para manifestar mi asombro ante lo que en mi opini¨®n, constituye un atentado contra la democracia.Uno de los principios democr¨¢ticos b¨¢sicos es el famoso de ?luz y taqu¨ªgrafos?. La dictadura se diferencia de la democracia en que ¨¦sta, para ser tal, implica participaci¨®n ciudadana, la cual s¨®lo es posible en la medida que exista una comunicaci¨®n transparente entre todos los sectores sociales y pol¨ªticos. Por desgracia, en nuestra raqu¨ªtica democracia este principio parece haber sido olvidado muy pronto.

Cuando unos diputados se re¨²nen para elaborar una Constituci¨®n deben tener presente que ¨¦sta afectar¨¢ directamente a todos los. ciudadanos del pa¨ªs. En consecuencia, es necesario que el pueblo conozca todos y cada uno de los pasos dados por los que, al menos en teor¨ªa, son sus representantes. No hasta con que el pueblo deposite su voto, sino que debe tener siempre la oportunidad de vigilar la labor de los que ha elegido. Tomando acuerdos para que las deliberaciones constitucionales sean secretas, se niega la participaci¨®n consciente del pueblo en la democracia.

Pero lo m¨¢s preocupante de este acuerdo son las posibles intenciones ocultas que hayan conducido a esta farsa democr¨¢tica. ?Por qu¨¦ el secreto??temen los dirigentes dar a conocer acuerdos bochornosos para su l¨ªnea pol¨ªtica?