?Gobiemo de concentraci¨®n nacional"
Diputado PSOE por SegoviaUnas declaraciones del presidente del Congreso de Diputados, Alvarez de Miranda, ciertos editoriales del diario Ya, y las intervenciones del secretario general del PCE, Santiago Carrillo, todos apuntando hacia la conveniencia de un Gobierno de concentraci¨®n nacional, pueden sugerir algunas reflexiones.
El razonamiento b¨¢sico de los apologistas de este tipo de Gobierno es que, ante una situaci¨®n grave de la econom¨ªa nacional, y precisamente cuando se restablece la democracia, debe ser todo, el colectivo pol¨ªtico quien se implique en la soluci¨®n.
Que la situaci¨®n econ¨®mica es delicada, no lo niega nadie. La ineptitud o la inoperancia econ¨®mica de los gobernantes de los ¨²ltimos a?os (incluido el propio Su¨¢rez, no se olvide); la autodefensa insolidaria de los intereses olig¨¢rquicos de los grandes grupos financieros e industriales: la falta de controles, democr¨¢ticos que denunciasen la corrupci¨®n; el silencio forzado de la peque?a y mediana empresa; la nula presencia. de los trabajadores en la vida social y econ¨®mica del pa¨ªs, todo ello, ha colocado a Espa?a en posici¨®n m¨¢s complicada que otros pa¨ªses para resolver una crisis que afecta al mundo entero.
Sin que este tema pudiera ser (por unos) o quisiera ser (por otros) suficiente mente expuesto ante los ciudadanos, se han celebrado las primeras elecciones generales en cuarenta a?os. Los resultados son que seis rnillones de votantes se inclinaron por el conglomerado UCD, cinco millones por el PSOE y cantidades mucho menores por otras formaciones pol¨ªticas.
Inmediatamente despu¨¦s de las elecciones, el partido relativamente mayoritario conform¨® Gobierno a su imagen y semejanza. (Por cierto, sin que el Jefe, del Estado evacuara las necesarias consultas con los dem¨¢s partidos para conocer si hab¨ªa otras combinaciones alternativas.)
Ahora, este Gobierno empieza a dar soluciones a la crisis econ¨®mica. Y, l¨®gicamente, utiliza la metodolog¨ªa y las f¨®rmulas que van desde las recetas tradicionales de la delecha. hasta las medicinas modernas del centro. No hay porqu¨¦ extra?arse, ni por qu¨¦ llamarse a, enga?o: el Gobierno deber¨¢ actuar con la coherencia de un mandato de origen y de fidelidad electoral bien clara. Est¨¢ defendiendo los intereses de los grupos que representa. A la vez, los sectores sociales que se ven perjudicados por esta actitud y que disponen de alternativas m¨¢s justas para solucionar la crisis a trav¨¦s de sus partidos (como ocurre con el PSOE), se preparan a defender sus opciones. en el Parlamento.
Exactamente en ese momento se inicia la ofensiva para obtener un Gobierno de concentraci¨®n nacional que incluya a todos los partidos, es decir, a todos los intereses.
Desde la posici¨®n de una democracia reci¨¦n estrenada, lo l¨®gico es que el grupo pol¨ªtico que ha recibido el encargo de dirigir el pa¨ªs lo haga. Si dentro de unos meses se demuestra que es incapaz de resolver la situaci¨®n, lo coherente es que sea la siguiente formaci¨®n pol¨ªtica en potencia electoral la que intente la soluci¨®n. Esto no s¨®lo porque sea la segunda con escasa diferencia con la primera, sino porque significa la posibilidad de que otros intereses cumplan su turrio de Gobierno; porque significa el inicio de la aut¨¦ntica incorporaci¨®n de todo el pueblo al Estado; porque significa el final de los poderes olig¨¢rquicos que permanecen intactos; porque significa el inicio de un proceso irreversible de igualdad. ?En nombre de qu¨¦ se les va a quitaresta posibilidad? ?Por qu¨¦ esa ?Insistencia desde cierta derecha y desde cierta izquierda para que ese Gobierno sea pasado porel agua de la concentraci¨®n nacional?
Desde la derecha existe un intento de anticipaci¨®n ante posibles fracasos del actual Gobierno. Efectivamente, para ce rrar en esa eventualidad el paso a un Gobierno de izquierdas, la mejor soluci¨®n -aunque parezca lo contrario- ser¨ªa el implicarla en el propio Gobieriio. Su¨¢rez, maestro de las negociaciones sin objetivo, empezar¨ªa la experien cia de compartir responsabilidades y no poderes. ?Entender¨ªan los que han votado un intento de opci¨®n altIrnativa que los partidos que la representan d¨ªfuminar¨¢n tal posibilidad en esa imagen imposible de comprender.de un Gobierno de todos mezclados y presididos por la derecha de siempre? La operaci¨®n desde este ¨¢ngulo tiene todo el.sentido de una operaci¨®n de recambio por si las cosas no ruedan bien a fin de a?o.
Desde cierta izquierda, la cuesti¨®n parece tambi¨¦n basada en puro oportunismo t¨¢ctico. Efectivamente, si no es posible llegar al Gobierno por el cauce de la pura aritm¨¦tica de los votos, hay que encontrar otro camino, aunque con ello se ponga en, entredicho tanto la propia esencia de la democracia como -lo que es peor- los intereses de los grupos sociales que pretenden representar. Porque no habr¨¢n pensado llevar adelante sus ideolog¨ªas formando parte como, m¨ªnima minor¨ªa de un Gobierno de amplie) espectro dominado por la derecha.
Es curioso comprobar c¨®mo los dos grupos m¨¢s entusiastas de este Gobierno de concentraci¨®n son, precisamente, las formaciories pol¨ªticas m¨¢s atentas al proceso italiano. Pero ambas est¨¢n traduciendo el fen¨®meno italiano al espa?ol con demasiada presteza. La situaci¨®n italiana viene de lejos y est¨¢ en una posici¨®n de dif¨ªcil equilibrio entre el PCI y la DCI. Un PCI -adem¨¢s- con la m¨¢s poderosa fuerza sindical tras de ¨¦l. A dos dedos electorales del poder, el PCI puede ser coherente al lanzar el ?compromiso hist¨®rico? porque esos dos dedos pueden costar hoy por hoy una involuci¨®n de corte reaccionario que el PCI no puede arriesgar. Est¨¢ intentando romper, a un coste hoy todav¨ªa dif¨ªcil de medir, el maleficio del poder para los PC en Occidente.
Pero, en Espa?a, la alternativa no es esa, sino UCD-PSOE, altemativa que no va a contar con la amenaza de una marcha atr¨¢s violeInta, y que no rompe el maniqueo an¨¢lisis de las dos superpotencias internacionales.
Si en rtuestro pa¨ªs, la derecha quiere la complicidad de la izquierda para seguir en el poder, no ha entendido el proceso electoral; y si cierta izquierda quiere obtener tarjeta de solvencia con su participaci¨®n ministerial, no ha comprendido que el PSOE s¨ª quiere ser una.alternativa de poder, representativa de las clases sociales y de los intereses que hoy no gobiernan.
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