A seis meses de las legislativas, hablan las paredes
?Martes 27 de septiembre de 1978: a la salida del Consejo de Ministros semanal, dirigido por Francois Mitterrand, los comunistas anuncian su retirada del Gobierno. S¨¢bado 30 de septiembre: el presidente de la Rep¨²blica, Valery Giscard d'Estaing, aparece en las pantallas de televisi¨®n para anunciar la disoluci¨®n de la Asamblea Nacional, ?porque seis meses de gesti¨®n de izquierdas han hecho de Francia un Estado casi ingobernable, como consecuencia del desentendimiento entre comunistas y socialistas?. Lunes 2 de octubre, a las doce en punto: el primer ministro, Francois Mitterrand, se persona en el palacio del El¨ªseo para presentarle su dimisi¨®n al jefe del Estado. Los dos hombres mantienen su ¨²ltimo di¨¢logo:Giscard d'Estaing: ?Usted sabe que yo aspiro profundamente a una Francia gobernada por hombres que representen del 60 al 65% de la poblaci¨®n. Usted figura entre esos hombres, se?or Mitterrand, pero sin los comunistas.?
Mitterrand: ?El programa com¨²n no era ni una plataforma electoral, ni un trapo de papel, sino el fundamento de una estrategia completamente nueva. Por primera vez en nuestra historia, hemos conquistado el poder de Estado, iniciando reforma de estructuras. Esto s¨®lo pod¨ªa hacerse con los comunistas y esto se continuar¨¢ haciendo con ellos?.
Todo lo anterior es pol¨ªtica-ficci¨®n. Son las ¨²ltimas l¨ªneas del libro Los 180 d¨ªas de Mitterrand, el primer relato de la Francia gobernada por la izquierda, tras su supuesta victoria en los comicios legislativos de marzo de 1978; el nombre de su autor, Philippe de Commines (nombre del que fue c¨¦lebre cronista de los reinados de Carlos el Temerario y de Luis XI), se supone encubre el de ?varios asalariados de Giscard d'Estaing?, de creer las sospechas de la oposici¨®n de izquierdas. Ya est¨¢n apunto de aparecer dos libros m¨¢s sobre temas similares: uno del historiador y comentarista Alfred Fabre-Luce y otro del escritor Jean Dutour. Obra de asalariados o no, Los 180 d¨ªas de Mitterrand y todo lo que venga, revelan una Francia devorada, a seis meses vista, por la posibilidad de la victoria de la Uni¨®n de la Izquierda en las legislativas.
Un pa¨ªs empapelado
Triqui?uela publicitaria u oportunidad de un escritor de urgencia, Los 180 d¨ªas no son m¨¢s que la primera muestra de la dimensi¨®n literaria que la sociedad francesa confiere a su concepci¨®n de la vida (en mayo del 68, un periodista brit¨¢nico ya caricaturiz¨®: ?Los franceses han hecho las barricadas con el fin de tener tema para escribir cien libros?). En este crep¨²sculo del verano de 1977, el marketing pol¨ªtico ya ha bombardeado el hex¨¢gono. La mayor¨ªa de derechas, m¨¢s rica, aventaja en este terreno a la oposici¨®n de izquierdas: el RPR (Uni¨®n por la Rep¨²blica), de Jacques Chirac, ha empapelado el pa¨ªs con carteles de 4 x 3 metros, que aseguran le pertenecen: La Francia que se atreve (la leyenda va ilustrada con un alpinista), La Francia que inventa (Concorde), La Francia que gana (un atleta), La Francia del buen sentido (un labrador), La Francia libre (el Arco de Triunfo), La Francia fraternal (un grupo de muchachos tocando la guitarra). El otro partido millonario de la mayor¨ªa, enemigo del gaullista, el Partido Republicano (PR), de inspiraci¨®n giscardiana, disimula m¨¢s el nacional-chauvinismo, pero como los gaullistas, tampoco ha cre¨ªdo conveniente abusar de la imaginaci¨®n: ?La mayor¨ªa conseguir¨¢ la mayor¨ªa?. Es el eslogan ¨²nico que reza en los carteles de 2 x 6 metros, que destacan la figura de Jean Pierre Soisson, secretario general del PR, y que han devuelto la palabra a las paredes de Francia. El Partido Comunista franc¨¦s con su munici¨®n cartelera, Comprad franc¨¦s, Fabriquemos franc¨¦s, iguala a los gaullistas, si no a nivel de intenciones (crear empleos), s¨ª con sus medios del g¨¦nero chovino. El Partido Socialista (PS) a¨²n no ha abandonado su ¨²ltima creaci¨®n publicitaria, idealista: un cartel con la imagen de Mitterrand y la leyenda: El socialismo, una idea que camina.
Esta campa?a electoral sietemesina, es s¨®lo la que se ?ve?. Hace pocas semanas, se dio a conocer un organismo, Asociaci¨®n por la Democracia, dirigido por el periodista Michel Bassi, que hasta entonces pertenec¨ªa al gabinete de prensa del presidente de la Rep¨²blica. Todos los millones de francos que se le imaginan como presupuesto est¨¢n destinados a convencer a los franceses de que el ?programa com¨²n? de la izquierda ser¨ªa el desastre. Otras tres agencias trabajan con esta ?asociaci¨®n?. La prensa, salvo raras excepciones, parece haber olvidado su raz¨®n de ser la de derechas informa y comenta en funci¨®n de su objetivo ¨²nico: que fracase el ?programa com¨²n?, la de izquierdas apenas va m¨¢s all¨¢ del panfleto electoral. D¨ªas pasados, el peri¨®dico L'Expansi¨®n, considerado en los medios econ¨®micos como un ¨®rgano objetivo, ya anunci¨® el balance de la gesti¨®n del probable gobierno de izquierdas, que saldria de los comicios de marzo del 78: al final del a?o, los precios habr¨¢n aumentado el 20%; el d¨®lar costar¨ªa seis francos, en vez de cinco; el d¨¦ficit de la balanza comercial alcanzar¨ªa 40.000 millones de francos; la tasa de inter¨¦s ser¨ªa del 15%; y todo ello para reducir en 150.000 unidades el mill¨®n y medio de parados.
El diluvio de propaganda contradictoria, ?a muerte, entre las dos mitades en que se ha dividido Francia, representadas por la derecha que gobierna y por la Uni¨®n de la Izquierda, decora la batalla de ideas y de ambiciones que estall¨® hace un a?o en la mayor¨ªa y a principios del verano en la oposici¨®n.
Ocasi¨®n hist¨®rica
Esta batalla, derecha-izquierda, propagand¨ªstica e ideol¨®gica, noble y s¨®rdida a la vez, sin precedentes en la Francia contempor¨¢nea, se explica: por primera vez, despu¨¦s de la ¨²ltima guerra mundial, en Francia como en Europa del Oeste existe la posibilidad de que una coalici¨®n de izquierdas conquista el poder con un programa que encarrilar¨ªa a la sociedad gala por la v¨ªa del socialismo. Y el impacto de la realizaci¨®n de este programa desbordar¨ªa las fronteras del hex¨¢gono franc¨¦s: las socialdemocracias occidentales, acusadas de ser ¨²nicamente ?buenas gestoras del capitalismo? fruncir¨ªan el ce?o; uno de los debates esenciales de los partidos socialistas (su alianza con los partidos comunistas), sobre todo en Europa del Sur, encontrar¨ªa respuesta en el modelo franc¨¦s, y la URSS como los de m¨¢s pa¨ªses del Este, se ver¨ªan confrontados con un ejemplo, molesto, capaz de aliar la democracia y el socialismo.
?Pero todos estos m¨¦ritos, previsibles, de la eventual victoria de la izquierda francesa, equivalen a otros tantos obst¨¢culos del mismo tama?o, hoy, y si la izquierda venciese se agigantar¨ªan?, nos comentaba un dirigente socialista.
La Uni¨®n de la Izquierda francesa puede perder el voto hist¨®rico de marzo del 78 y por primera vez puede ganar. Pero en este ¨²ltimo caso. Los 180 d¨ªas de Mitterrand no ser¨ªan inveros¨ªmiles.
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