La etapa chilena de Felipe Gonz¨¢lez
Bogot¨¢, Santiago de Chile y Caracas, con una breve escala en Lima, constituyen las etapas del viaje que el secretario general del PSOE, Felipe Gonz¨¢lez, ha realizado por Latinoam¨¦rica durante los doce ¨²ltimos d¨ªas. Los resultados del mismo han de encuadrarse en el proceso de relaciones con dicho continente, que el secretario general del PSOE desea fortalecer en cuanto representante de un partido que se considera ?alternativa de poder?.Gonz¨¢lez ha dise?ado toda una teor¨ªa en la cual se contempla una conexi¨®n entre el mundo ¨¢rabe, Europa y Latinoam¨¦rica a trav¨¦s de Espa?a. En virtud de tal pol¨ªtica ha visitado Colombia y Venezuela en el viaje que finaliz¨® ayer, sin comprometerse directamente con ninguna de las formaciones pol¨ªticas existentes en dichos pa¨ªses -salvar su mayor relaci¨®n personal con Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, el presidente venezolano-, pero sin desde?ar todo tipo de contactos.
Chile ha sido otra cuesti¨®n. Cuatro a?os despu¨¦s del golpe, los militares se esfuerzan por presentar ante el mundo una imagen menos dura. Un mill¨®n de chilenos exiliados -el 10% de la poblaci¨®n del pa¨ªs- y la destrucci¨®n de toda red de resistencia interna constituyen buenas razones para que el r¨¦gimen de Pinochet pueda permitirse anuncios de evolucionismos que recuerdan una reproducci¨®n miniaturizada de los cuarenta a?os de Franco. Preocupa mucho a las autoridades chilenas el camino lento y controlado, pero aparentemente firme, de Espa?a hacia la democracia, y en esta perspectiva debe encuadrarse su correcta acogida a Felipe Gonz¨¢lez, a quien una alta personalidad chilena ha llamado, sin ambages, ?futuro jefe del Gobierno espa?ol?.
Se siente tranquilidad en Santiago, s¨ª; una tranquilidad vigilada por numerosos carabineros con uniforme y correajes de estilo prusiano. Por la noche subsiste el toque de queda, aunque va no se dispara sobre los infractores, sino que se les detiene durante el resto de la noche y se les impone una multa.
Casualmente, la organizaci¨®n familiar es una de las cuestiones profundamente trastocadas hoy, en Chile. Con un 13% de parados y otro 7% de personas en ?empleo m¨ªnimo? -2.800 pesetas al mes-, m¨¢s de 1.200.000 trabajadores que ganan menos de 6.000 pesetas mensuales (el total de la poblaci¨®n laboral de Chile supera ligeramente los tres milllones) se comprenden los cambios operados: ahora es la madre la que, en muchos hogares, sale de su casa para emplearse en trabajos dom¨¦sticos, mientras el padre permanece en la cama todo lo posible para mitigar la sensaci¨®n de hambre, y levanta a los hijos a tiempo para que ¨¦stos vayan a una instituci¨®n eclesi¨¢stica y reciban, al menos, la comida del mediod¨ªa. M¨¢s de 30.000 ni?os sobreviven en Santiago gracias al auxilio directo de la Vicar¨ªa Cat¨®lica.
Porque el problema inmediato de Chile, hoy, no es tanto de represi¨®n militar como de hambre f¨ªsica, generalizada e indisimulable, en un pa¨ªs con inflaci¨®n galopante y econom¨ªa libre de mercado en estado puro, y sin reparar en costes sociales.
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