¡°La guerra de las galaxias¡±
Hace m¨¢s de cuarenta a?os, las revistas de los j¨®venes de entonces se animaron de improviso con la presencia de ciertos nuevos h¨¦roes. M¨¢s all¨¢ de las aventuras habituales dedicadas a ellos: relatos chuscos o cl¨¢sicos al alcance de los ni?os, estos nuevos personajes, a medias entre la realidad y el mito, vinieron a ocupar su lugar al sol, ese sol a veces mortecino de la primera adolescencia. Ellos, con su aventuras estelares, con sus luchas hasta entonces desconocidas en la desierta superficie de remotas galaxias, vinieron a llenar por unos a?os el planeta lunar de nuestra fantas¨ªa, de la imaginaci¨®n de los muchachos, hasta que un d¨ªa otra guerra m¨¢s real y cruel cort¨® de ra¨ªz, y para muchos a?os, las alas a esos h¨¦roes y la imaginaci¨®n a sus lectores.
Pero antes de que tal cosa sucediera a¨²n vivieron durante breve tiempo en una serie de revistas, que supon¨ªan una renovaci¨®n total en las lecturas infantiles. De tanto h¨¦roe y aventurero -nombre gen¨¦rico- del peri¨®dico juvenil que les diera a conocer entre nosotros-. Flash Gordon se convirti¨® en protagonista principal r¨¢pidamente por encima de sheriffs y detectives nuevos. Sus aventuras m¨¢s all¨¢ de los astros le dejaron para siempre una estela heroica que ning¨²n otro sucesor ser¨ªa capaz de llenar luego. Por entonces la ciencia-ficci¨®n apenas hab¨ªa dado sus primeros pasos en Espa?a. A¨²n se le¨ªa como tal a Julio Verne y como mucho a Edgard Rice Burroughs. Los grandes autores que vinieron luego tra¨ªan, sin embargo, m¨¢s de ciencia que de relato, m¨¢s de f¨ªsica, computadores y asteroides que de pasiones y af¨¢n de conquista, m¨¢s de cabeza que de coraz¨®n, en suma, al estilo de los antiguos h¨¦roes. Aquellos mitos, barridos por tres a?os de guerra civil, no sideral precisamente, volvieron a aparecer por los a?os cuarenta, pero como la mayor¨ªa de las ideas y las cosas de vueltas cicateramente por aquella d¨¦cada, pronto pudimos comprobar que los nuevos herederos un tanto toscos, y un bastante mostrencos no eran hijos de aquellos h¨¦roes nuestros. Aquellos hijos en torno a la virtud y a la bondad, referidos a pasadas grandezas imperiales, incluida la conquista de Am¨¦rica. no nos emanaban con sus recursos de lectura dirigida y sus resabios de mensajes patri¨®ticos.
Una juventud sin fantas¨ªa
Los nuevos cl¨¢sicos de la ciencia-ficci¨®n, nunca definitivamente populares, tampoco satisfac¨ªan a las nuevas generaciones y pronto el mundo de las galaxias comenz¨® a declinar por falta de inter¨¦s o de imaginaci¨®n entre los que se dedicaron a seguir cultiv¨¢ndolo. "La juventud de hoy no tiene fantas¨ªa -declara George Lucas, autor de Star Wars- todo lo que han recibido es Kojak, y, as¨ª andan los ni?os corriendo de aqu¨ª para all¨¢, aspirando a matar a un polic¨ªa. Todo lo que ven son filmes de desastres, inseguridad y violencia".
As¨ª, pues, decidi¨® un d¨ªa devolver a los ni?os aquel perdido mundo de su propia infancia, volvi¨¦ndolo a llenar de aventureros, princesas, villanos, tiranos y h¨¦roes que en sus naves de ciencia-ficci¨®n se enfrentaran en batallas incruentas. Los modernos medios de trucaje y sonido, as¨ª como los efectos especiales hicieron el resto, adem¨¢s de la inteligencia, por supuesto, y su filme se ha convertido hoy en espect¨¢culo preferido no s¨®lo de los ni?os, sino tambi¨¦n de los mayores.
George Lucas ha sabido humanizar la ciencia-ficci¨®n, puerilizar, a?adir¨¢n algunos, traerla a la pantalla a trav¨¦s de los eternos esquemas de la novela de aventuras de los libros de caballer¨ªas, de las cl¨¢sicas historias de guerra, de los relatos western. Lo ha realizado con una gran dosis de humor, lo que revela un profundo conocimiento y a la vez grandes dosis de entusiasmo, con los medios adecuados, es decir, totales, y con un reparto en el que destacan dos robots para los que cualquier jurado independiente y con imaginaci¨®n deber¨ªa inventar un premio especial, algo as¨ª como una recompensa a los mejores actores no humanos.
Una gaviota intrusa
El porqu¨¦ de la presencia en un festival de cine de esta gaviota televisiva no se comprende bien. Realizada por la RAI para la peque?a pantalla, ha sido presentada a la vez en Italia a un festival de televisi¨®n y al mismo tiempo a este concurso cinematogr¨¢fico. Dadas las diferencias hoy por hoy cadentes entre los filmes para uno y otro medio se hace dif¨ªcil creer que Italia no dispusiera sitio de este filme para enviar a nuestro certamen.
Il Gabbiano resume los temas favoritos de Ch¨¦jov: el cerrado c¨ªrculo de la sociedad de provincia a finales de siglo, el enfrentamiento de los dos escritores, uno de ¨¦xito m¨¢s sin inspiraci¨®n, dotado el otro de inspiraci¨®n e incapaz de expresarse. ?la gaviota?, esa muchacha de provincia que el triunfador, de paso matar¨¢ tan s¨®lo por entretener el ocio del verano, todos los conocidos personajes de la c¨¦lebre obra, ha servido a Bellocchio para realizar su versi¨®n particular con actores excelentes. Entre ellos destaca Laura Betti y en lo que respecta a la pura escenograf¨ªa el realizador se ha limitado a utilizar un decorado real, un largo real subrayado por una fotograf¨ªa expresionista aparte de los consabidos exteriores e interiores que apenas a?aden a la obra primitiva alg¨²n que otro aliento cinematogr¨¢fico, rest¨¢ndole en cambio misterio y sugerencia que tal texto suele crear representado al modo tradicional en el teatro. una versi¨®n en suma de Ch¨¦jov dialogada en un vago italiano, acogida, por cierto, el d¨ªa de su estreno en Italia, con escaso entusiasmo.
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Director:?George Lucas
Estudio: Lucasfilm / Twentieth Century Fox Film Corporation.
Formato: Blu-ray y DVD (120 minutos).
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