Los vi?adores
Steinbeck hubiese titulado esta cr¨®nica Las uvas de la ira. Don Eduardo Aun¨®s, que era el Steinbeck del Tribunal de Cuentas, la hubiese titulado Los vi?adores de ¨²ltima hora, de los cuales me parece que se habla en la Biblia. Yo, como no soy m¨¢s que yo, la titulo Los vi?adores. Noventa y tantos mil jornaleros espa?oles vendimiar¨¢n en Francia este oto?o.-?A pesar de la democracia?- dice el parado, que se entera de esa posibilidad de trabajo c¨®mo si la cosa no fuera con ¨¦l.
A pesar de la democracia. Los vi?adores de ¨²ltima hora franquista son casi todos andaluces, y la verdad del proceso democr¨¢tico y constituyente que estamos viviendo est¨¢ aqu¨ª, en esta peque?a noticia, m¨¢s que en esos plenos granciosos y vac¨ªos, como una pel¨ªcula con extras de Cecil B. de Mille. Nuestros parlamentarios ya nos han probado que no saben parlamentar y nuestros gobernantes nos han persuadido de que no saben gobernar. Ahora que arreglen el problema del paro.
Andaluc¨ªa, Albacete, Alicante, Murcia. Estas son las regiones y provincias que pueblan de vi?adores espa?oles la campi?a francesa. Con Su¨¢rez o con Franco, si eres pueblo andaluz no te quedan m¨¢s que dos opciones: o haces el salto de la rana (opci¨®n Cordob¨¦s) o te vas a vendimiar a Francia llevando uvas de postre: las uvas de la ira, ya digo. Si eres de Albacete, tampoco te queda otra mutante que la navaja, para hacer la democracia por ti mismo, como el Lute. (Me cuenta Pedro Altares los problemas del Ebro de Eleuterio S¨¢nchez, que ha editado Cuadernos, y luego me entero de: que en las c¨¢rceles no pueden leer lo que en la c¨¢rcel ha sido escrito, o sea ese libro.)
Tambi¨¦n puede ocurrir que el espa?olito venga al mundo en Alicante, entonces no tiene m¨¢s que llegarse a Benidorm en plan macarra para vivir como vendimiador de suecas, que ya lo dijo Federico. Federico lo dijo todo, que pocos hab¨ªan entrado tan hondo como ¨¦l en la vida espa?ola: ? En los pechos de Belisa se mueren de amor los ramos, ay los ramos.? Pues hale, dulces macarras, a vendimiar ramos y pechos a precio de traveller.
Finalmente, uno o una puede ser de Murcia, concretamente de Totana. Las que nacen en Totana, si son infelices se van a la vendimia francesa con un pa?uelo por la cabeza, para el sol, y si salen listas pues son B¨¢rbara Rey.
Me lo dec¨ªa B¨¢rbara un d¨ªa:
-No sabes cu¨¢nto ha trabajdo rmi padre, el pobre.
Pues claro que lo s¨¦, mujer. Aqu¨ª ser padre sale muy caro. Me escribe una se?ora de la familia de Josefina Vilaseca, protestando del tratamiento que hago del viejo tema. Se?ora, yo no ironizaba sobre el suceso ya lejano -ser¨ªa de locos hacerlo-, sino sobre la instrumentalizaci¨®n que el franquismo y la Iglesia hicieron del tema. Contra eso debiera usted indignarse, y ah¨ª est¨¢ el documento gr¨¢fico, en Canciones para despu¨¦s de una guerra. La infancia no est¨¢ protegida, las mozas tienen que venirse de gog¨®s a Carrousell y los hombres irse de vi?adores a Francia, en la espl¨¦ndida y ¨¢spera Espa?a. Lo mismo con Franco que con Su¨¢rez, ya digo.
Las condiciones laborales del vi?ador espa?ol en Francia no han mejorado apenas. Las centrales sindicales espa?olas han tratado o van a tratar el tema. Noventa mil hombres y algunas mujeres, supongo, 180.000 brazos que votaron socialista, seguramente, el 15 de junio, con la esperanza de poderle vendimiar, cuando menos, las uvas al se?orito, o de vendimiarse al propio se?orito -a la se?orita, mejor-, pero que, llegado septiembre, tienen que partir para Francia como en los mejores tiempos del caudillismo vinatero, mientras en la rueda de los pueblos de Espa?a la derecha cacique monta fiestas de la vendimia, pone a la ni?a de reina de la comarca y los mantenedores literarios de estas cosas, que andan todav¨ªa por los caf¨¦s madrile?os mejorando el soneto, ajustan precios y endecas¨ªlabos para ir de smoking y dicen eso de que la poes¨ªa debe ser apol¨ªtica. Su¨¢rez, en la Moncloa, encendiendo el cigarrillo en el dunhill de Camu?as.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.