Los partidos catalanes valoran distintamente los decretos
Con los decretos por los que se restablece la Generalitat, la pol¨ªtica catalana se centra en un punto claro y preciso: saber si las modificaciones introducidas en los proyectos ante las reticencias socialistas incrementan o disminuyen las facultades del autogobierno de Catalu?a. Como es obvio, los partidos est¨¢n claramente divididos a la hora de hacer una valoraci¨®n. Unos se inclinan en favor de los decretos tal como estaban antes de las leves modificaciones introducidas, mientras que otros prefieren su actual articulado. La correcta valoraci¨®n de ambos criterios s¨®lo podr¨¢ efectuarse una vez conocidos ambos textos.
Es bien sabido que los socialistas propugnaron el control parlamentario de la Generalitat. Ello par¨® el proceso y permiti¨®, que el Gobierno intentara, por su parte, introducir recortes en lo ya logrado por Tarradellas. Uno de estos recortes, de importancia simb¨®lica, consistir¨ªa en una nueva disposici¨®n adicional manifestando que los decretos no representan una continuaci¨®n del Estatuto de 1932. Esta disposici¨®n tradicional no aparec¨ªa en el primer proyecto.Los socialistas consiguieron que se precisaran algunos puntos del futuro Gobierno de la Generalitat, pero no a trav¨¦s de los decretos, sino en forma de pacto entre caballeros. Estos acuerdos indican que el n¨²mero de ministros ser¨¢ finalmente de diecis¨¦is. En este sentido procede indicar que, contrariamente a lo apuntado ayer, no figurar¨¢ en el Gobierno aut¨®nomo de Catalu?a, Ant¨®n Canyellas. Su presencia fue objeto de encontrados debates y finalmente se acord¨® que no figurara en el Gobierno un representante democristiano.
Una de las mayores batallas de la fase ¨²ltima de la negociaci¨®n gir¨® en torno a la f¨®rmula ?se restablece la Generalitat de Catalu?a?. El representante del Gobierno, Salvador S¨¢nchez Ter¨¢n, hubiese preferido que la expresi¨®n fuese se crea, pero la postura de Tarradellas y de los partidos nacionalistas, as¨ª como de los comunistas, fue inflexible sobre este particular, lo cual oblig¨® a la transacci¨®n. Fuentes de centro izquierda indicaron que en cambio los socialistas no consideraron capital este punto. Una batalla perdida por los nacionalistas catalanes consisti¨® en la presencia de la expresi¨®n partidos de ¨¢mbito nacional, alusiva a los partidos de ¨¢mbito espa?ol. Su supresi¨®n fue requerida pero no concedida.
Es de se?alar que el tan deseado control parlamentario requerido por los socialistas queda limitado en los proyectos finales a una f¨®rmula extremadamente vaga, sin que en absoluto se precise la responsabilidad parlamentaria del Gobierno aut¨®nomo. Otros puntos en suspenso son de importancia comparable. As¨ª, es de se?alar que no hay un acuerdo pleno sobre la f¨®rmula de nombrar a los representantes de las cuatro provincias o diputaciones catalanas, pese a que dominaba claramente el criterio de que fuesen designados un miembro de la coalici¨®n vencedora en cada circunscripci¨®n electoral. Por ello, es posible que estos ministros no lleguen a desempe?ar sus funciones hasta un futuro impreciso, que podr¨ªa ser posterior a las elecciones municipales.Otro punto pendiente de precisi¨®n es el financiamiento de la Generalitat, tema cuya importancia no es necesario subrayar. A su lado, destaca tambi¨¦n la formulaci¨®n concreta a utilizar para establecer el r¨¦gimen auton¨®mico de la Generalitat, es decir lo que en su d¨ªa contempl¨® el Estatuto de r¨¦gimen interior de 1932.
Como el tema en el cual la derrota socialista es total, cabe destacar la imposibilidad de que Tarradellas ceda sus funciones ejecutivas; Revent¨®s, y c¨®mo aspecto peligroso para la autonom¨ªa de Catalu?a destaca que el Gobierno pueda suspender la Generalitat por razones de seguridad del Estado.
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