Pol¨¦mica pol¨ªtica en Venezuela sobre la explotaci¨®n del petr¨®leo del Orinoco
La decisi¨®n pol¨ªtica sobre el uso que se haya de dar a la franja petrol¨ªfera del Orinoco, considerada como la mayor reserva de crudos del hemisferio occidental, amenaza con convertirse en una cuesti¨®n de debate nacional en Venezuela, sobre todo ante la proximidad de las elecciones generales de diciembre de 1978.
Las actuales reservas de petr¨®leo venezolano, calculadas en unos 18.000 millones de barriles de crudos ligeros, medios y pesados, suponen alrededor del 3 % del total de las reservas mundiales probadas. Al actual ritmo de producci¨®n fijado en Venezuela, unos 2.200.000 barriles diarios, este pa¨ªs americano dispone de petr¨®leo para veinte a?os.En la franja petrol¨ªfera del Orinoco, las reservas investigadas hasta ahora suman unos 70.000 millones de barriles de crudo del tipo extrapesado, variedad poco apreciada actualmente en los mercados internacionales por sus dificultades de extracci¨®n y refinado. Las reservas del Orinoco asegurar¨ªan el suminitro de petr¨®leo a Venezuela por lo menos por otros cien a?os.
La pol¨ªtica petrol¨ªfera venezolana seguida hasta ahora era la de explotar los yacimientos de Maracaibo, Lagunillas, Bachaquero y T¨ªa Juanas, constituidos por crudos de f¨¢cil refino y reservar las posibilidades de la franja del Orinoco para el futuro. La simple insinuaci¨®n de un posible cambio de esta pol¨ªtica ha producido respuestas encontradas entre las m¨¢s importantes fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs.
El problema reside en la necesidad de tecnolog¨ªa avanzada para explotar y refinar el crudo extrapesado de los yacimientos del Or¨ªnoco. S¨®lo las grandes transnacionales petroleras pueden ofrecer esa tecnolog¨ªa, y ello provoca el temor de los venezolanos, de que nuevamente empresas extranjeras se lleven la parte del le¨®n de la riqueza petrol¨ªfera del pa¨ªs. La mayor¨ªa de los expertos opinan, adem¨¢s que las inversiones necesarias para convertir el crudo del Orinoco en productos de consumo inmediato, como gasolinas, har¨ªan irrentable el precio del barril de petr¨®leo de la zona.
La gran inc¨®gnita es el uso que ¨¦ste o el pr¨®ximo Gobierno hagan del art¨ªculo quinto de la ley que nacionaliz¨® en 1976 la industria petrol¨ªfera venezolana que abre una puerta legal a la participaci¨®n de empresas extranjeras en dicha industria en determinadas circunstancias. Voces autorizadas del Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez se han apresurado a asegurar que el plan de evaluaci¨®n y eventual explotaci¨®n de las riquezas petrol¨ªferas del Orinoco ser¨¢ de la absoluta responsabilidad del ministro de Minas e Hidrocarburos, de la Empresa Nacional de Petr¨®leos de Venezuela y del Instituto Tecnol¨®gico Venezolano del Petr¨®leo. Sin embargo las seguridades ofrecidas por el Gobierno no han tranquilizado a determinados sectores. El principal partido de la Oposici¨®n, el Dem¨®crata Cristiano COPEI, no se ha pronunciado sobre si es o no oportuno comenzar ahora la investigaci¨®n y la explotacl¨®n de la franja del Orinoco, pero s¨ª ha expresado claramente su oposici¨®n a que ninguna empresa extranjera participe en las operaciones. El Partido Comunista ha ido m¨¢s all¨¢ y ha expresado su opini¨®n de que cualquier decisi¨®n que se tome sobre el destino inmediato y futuro que se d¨¦ a dichas reservas debe salir de un amplio debate el en el Congreso Nacional.
El hecho evidente es que los ojos de las poderosas multinacionales del petr¨®leo est¨¢n puestos sobre las inmensas reservas que Venezuela tiene en la franja del Orinoco, y se mantienen espectantes ante la posibilidad de una participaci¨®n en la explotaci¨®n de esos hidrocarburos. Saben sobre todo que Venezuela no dispone de la tecnologia precisa para refinar y convertir en productos exportables el crudo extrapesado de esa zona y esperan que, tarde o temprano, el pa¨ªs tenga que volver a llamar a sus puertas.
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