La construcci¨®n del amor
?Qu¨¦ a?ade el Premio Nobel a la figura y la obra de Vicente Aleixandre? Evidentemente nada, a no ser el reconocimiento universal de algo que ya existe, que est¨¢ ah¨ª, independientemente de este tard¨ªo, aunque justo, reconocimiento. Por el contrario, es ¨¦sta una de las escasas ocasiones en las que el galard¨®n literario m¨¢s c¨¦lebre del mundo se recupera a s¨ª mismo, se rescata de errores y servidumbres coyunturales. Virtud de la poes¨ªa, resumen del arte literario: Vicente Aleixandre acaba de conferir al Premio Nobel de Literatura el derecho a seguir llam¨¢ndose as¨ª.Existe una leyenda curiosa, entre otras muchas que acompa?an al Premio Nobel, que no me resisto a transcribir. Seg¨²n la misma, Vicente Aleixandre obtuvo ya este galard¨®n en el oto?o de 1975. Hasta hay rumores y posibles testigos de que las actas de la Academia Sueca estaban ya preparadas, cuando tuvieron que ser precipitadamente cambiadas a causa de los sucesos pol¨ªticos que conmovieron a Espa?a a finales de septiembre de aquel a?o, y que provocaron oleadas de protestas y manifestaciones en muchos lugares del mundo. En consecuencia, Aleixandre se qued¨® sin Nobel, y dos meses despu¨¦s se iniciaba un nuevo cap¨ªtulo de la historia de Espa?a, o al menos se cerraba la larga etapa anterior. Al a?o siguiente, el premio fue a parar -a un norteamericano -Pues bicentenario obligaba, al parecer-, y en la siguiente ocasi¨®n la Academia Sueca hapodido respirar tranquila: Aleixandre ha sido coronado, Espa?a est¨¢ estrenando democracia, y la gran poes¨ªa espa?ola de este siglo recibe por segunda vez -tras Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, el fundador- este reconocimiento universal, que adem¨¢s coincide con el cincuentenario del ?grupo po¨¦tico del 27? (pues el concepto de generaci¨®n literaria est¨¢ dejando de estar de moda), cuyos supervivientes, al lado de Aleixandre -Guill¨¦n, Alberti, Gerardo Diego, D¨¢maso Alonso- forman hoy la cumbre de las letras espa?olas, y pueden reconocerse leg¨ªtimamente en el Premio Nobel de Literatura de 1977.
Aleixandre, que naci¨® en un a?o clave de nuestra historia -1898-, forma parte por derecho propio de esa generaci¨®n de 1927 que, tras la huellade los fundadores Unamuno, Machado y Juan Ram¨®n, ha constituido el segundo siglo de oro de la poes¨ªa espa?ola. Cuando, en 1956, Juan Ram¨®n recibi¨® el Premio Nobel, la Academia Sueca quiso honrar ?a la poes¨ªa espa?ola de este siglo?, citando expresamente a Machado y Lorca. En Aleixandre se honra tambi¨¦n a los vivos ya citados y al largo cat¨¢logo de desaparecidos, como Cernuda y Salinas, por no citar a Prados, Altolaguirre, al compa?ero chileno que se les uni¨® en marcha corno Pablo Neruda, o al heredero Miguel Hern¨¢ndez, sobre quien Aleixandre ha escrito imborrables p¨¢ginas de recuerdos. O a Jos¨¦ Bergam¨ªn, que sigue entre nosotros, cuya fulgurante brillantez en prosa nos oculta que, se trata de un aut¨¦ntico poeta tambi¨¦n, escondido tras de s¨ª mismo.
Nacido a la poes¨ªa con una carga c¨®smica e individual al mismo tiempo, cuando la poes¨ªa era, para el poeta la b¨²squeda de un ¨¢mbito verbal y universal al mismo tiempo, en el que las espadas se volv¨ªan labios y la tierra era una pasi¨®n, la primera etapa de la obra aleixandriana atraviesa sabiamente los influjos del surrealismo para desembocar en una poes¨ªa pante¨ªsta, m¨ªstica, pero terrestre al mismo tiempo, en una. serie de libros donde algunos destacan sus obras m¨¢s logradas desde el punto de vista formal, como Sombra del para¨ªso y La destrucci¨®n o el amor. Ha pasado la guerra, la generaci¨®n ha sido dispersada por la muerte o la pol¨ªtica, pero los lazos humanos subsisten m¨¢s estrechos que nunca; y Vicente Aleixandre adopta la actitud de exilio interior y desbordante generosidad que ha configurado toda su vida. Mientras su obra se enfrenta con la muerte -Nacimiento ¨²ltimo-, el poeta es el mentor generoso e incansable de todas las nuevas generaciones dej¨®venes escritores.
Su obra da un giro omnicomprensivo con la publicaci¨®n de Historia del coraz¨®n, aparecida en 1953, y desde entonces Aleixandre se acerca al hombre con mayor intensidad y compromiso total. ?Poes¨ªa es comunicaci¨®n?, dir¨¢ el poeta en aquellos a?os, hasta tal punto que el propio Gabriel Celaya, uno de los l¨ªderes de la poes¨ªa pol¨ªtica de los cincuenta, publicar¨¢ una Cantata en Aleixandre. Son incontables tambi¨¦n sus pr¨®logos y estudios, sus testimonios en prosa -Los encuentros y Nuevos encuentros- y su obra se amplifica en un libro mayor, En un vasto dominio. Hasta hoy, otros dos libros de gran profundidad filos¨®fica parecen indicar un nuevo camino: los Poemas de la consumaci¨®n y los Di¨¢logos del conocimiento no cierran, sino que abren los estratos m¨¢s profundos de la poes¨ªa de. Aleixandre. Que es comunicaci¨®n, comuni¨®n con el mundo, con la naturaleza y e¨ª hombre, y que ha construido, a trav¨¦s de edificios ling¨¹¨ªsticos de la m¨¢s implacable personalidad, un universo de pasi¨®n y rigor donde se funden el amor, la poes¨ªa, el universo y el poeta.
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