Mercurio
No estoy de acuerdo con mi querido Carlos Luis Alvarez en que el ¨¢ngel del F¨¦nix, o Mercurio, o quien sea el personaje, est¨¦ mal tra¨ªdo y fuese una cursiler¨ªa de ¨¦poca. A m¨ª me parece que lo cursi s¨®lo necesita siglo y medio para devenir cl¨¢sico e intocable. Prefiero lo cursi a lo hortera, prefiero el marqu¨¦s de Salamanca a Arespacochaga.Nada de esto va por Coullat-Valera, claro, que es el autor de la se?orita con alas que ha sustitu¨ªdo al Ave F¨¦nix en la proa declinante de la Gran V¨ªa, porque Coullat hizo un bello re trato a Sarit¨ªsima cuando s¨®lo ella se desnudaba y porque la se?oritade cinco metros que se ha sacado ahora se parece mucho a la miss encuerada que proclam¨® hace poco Pepe May¨¢ con su jurado. May¨¢ va a sacar un semanario titulado Tribuna Popular que constar¨¢ ¨²nicamente de cartas de los lectores, y que a m¨ª me parece una buena idea. La primera carta la voy a escribir yo protestando por la ca¨ªda del ¨¢ngel de la Gran V¨ªa, que ya no era una marca comercial de re aseguros, sino una marca sentimental en el cielo de Madrid, ardiendo cada tarde ?contra las viejas h¨¦lices del crep¨²sculo?, como dec¨ªa Neruda.
Pero, sobre todo, hay otra cosa. Yo creo que ese efebo de las alas, siempre renac¨ªente, no era Mercurio, ni el Ave F¨¦nix, ni el s¨ªmbolo del trabajo, ni nada: era Areilza. Sustituyen al ¨¢ngel por una desconocida sin consultarnos, como sustituyeron a Areilza por Ju¨¢rez, que tambi¨¦n era un desconocido. Y menos mal que no han puesto en lugar del Ave F¨¦nix el cisne suarista del SEU. Areilza ha vuelto a desplegar la otra tarde sus dos alas -un ala diplom¨¢tica y otra literari¨¢- en un c¨®ctel madrile?o, sobrevolando las palabras de Emilio Romero, la conferencia de Juan Luis Cebri¨¢n y el ceceo comercial de Lara, el editor de su diario.
Areilza est¨¢ ah¨ª, como el dios Mercurio y como el mercurio de los term¨®metros, subiendo y bajando en la temperatura pol¨ªtica del pa¨ªs, y cuando todo falla, como est¨¢ fallando ahora,el personal vuelve la vista hacia Areilza, que es el fondo sensato, tranquilo y europeo de la vida nacional.
Areilza es el padre freudiano que nunca puede fallar, que nos puede llevar dela mano a dar un paseo por los parques de Europa, y que peri¨®dicamente es sustituido por el hijo mayor de la tribu, como en Freud y como en Levi-Strauss. Ahora el hijo mayor de la tribu, el detentador, es Su¨¢rez, nal,pralmente, pero eso acabar¨¢ sabi¨¦ndose. Dijo Juan Luis en su rollo que Su¨¢rez ha sido bueno para la transici¨®n, pero no para la democracia en s¨ª, y hay quien se pregunta si ha llegado el momento de sustituir a Su¨¢rez, ponerle dos. alas y elevarle ¨¢ la c¨²pula de un edificio p¨²blico, donde no moleste.
Me llama M¨¢ximo desde su escayola, que se ha partido una pierna: en Barcelona. A lo mejor es que le cogi¨® por medio la Generalitat en un paso de cebra. Y le ruego a M¨¢ximo que haga ya mismo el dibujo de Su¨¢rez en plan Ave F¨¦nix, en plan Mercurio, en plan Marte, en plan mitol¨®gico, en fin, pues est¨¢ claro que Su¨¢rez no va hacia la democracia, sino hacia la mitolog¨ªa. Esta cr¨®nica llega tarde, como todo lo m¨ªo, porque Areilza era m¨¢s inminente antes del pacto de la Moncloa. Hoy, Areilza ha perdido inminencia, pero no eminencia, y hay quien dice que ya le est¨¢n haciendo el andamio para elevarle a las alturas.
Me invitan a una cena con la se?ora de L¨®pez Portillo para -o¨ªr previamente a la pianista Parrondo, y me invita Mara Montojo a escuchar¨¢ los ni?os cantores de Viena en el bunker de los chorritos, que ahora parece que estamos estrechando lazos con los vieneses. Bueno, pues no hace falta recordar que Viena es una de las ciudades m¨¢s cuidadas de Europa, donde no se cambian los monumentos tari diligentemente como en Madrid. Mi confianza en el futuro anti-Pinochet se cifraba en un ¨¢ngel, un general y un diplom¨¢tico: el ¨¢ngel del F¨¦nix, el general Espartero y Areilza. El ¨¢ngel y el general me l¨®s andan ftapicheando. Nos queda Areilza, ya digo, que es como el abuelo tutelat d¨¦ esta tribu con pretensiones. ?Y si falla Areilza? Entonces aqu¨ª no se salva ni el ¨¢ngel del F¨¦nix.
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