Cuatro mil vecinos retuvieron al alcalde de Pozuelo durante una hora

Unos 4.000 vecinos de Pozuelo abuchearon ayer a su alcalde, Manuel Garc¨ªa, despu¨¦s de haberle retenido en la plaza del pueblo durante cerca de una hora, como protesta por su aptitud que califican de inhibitoria ante el problema de transporte que vive actualmente esta localidad.

Ayer por la ma?ana grupos de vecinos impidieron, por quinto d¨ªa consecutivo, la marcha de los autobuses de la empresa Llorente. La Guardia Civil, que inform¨® que ten¨ªa ¨®rdenes de restablecer el servicio mantuvo una vigilancia en la zona y en el interior de los veh¨ªculos. Aun as¨ª, grupos de mujeres, principalmente, se sentaron en la carretera y obligaron a los coches a regresar a los hangares. Tres mujeres -de las que una sufre contusiones en la rodilla- y un joven fueron detenidos, as¨ª como unos veinte conductores de autobuses que, vistas las circunstancias, se negaron a mantener el servicio.El capit¨¢n de la Guardia Civil avis¨® al presidente de la asociaci¨®n de vecinos -que tambi¨¦n fue abucheado en la concentraci¨®n de la tarde- y ambos se reunieron con el alcalde. Estuvo presente tambi¨¦n el administrador de la empresa, quien ante lo peligroso de la situaci¨®n decidi¨® no intentar iniciar el servicio en todo el d¨ªa, postura que acept¨® tambi¨¦n la fuerza p¨²blica.

A media tarde, una comisi¨®n de personas busc¨® al alcalde y le inst¨® a acompa?arles a Madrid, a las dependencias de la Comandancia III, para gestionar la libertad de los detenidos, lo que se consigui¨® sin demasiados problemas.

A la vuelta al pueblo fue cuando un grupo muy numeroso de personas tuvieron acorralado -segun su propia expresi¨®n- al se?or Garc¨ªa durante casi una hora. A partir de las cinco de la tarde miles de vecinos se concentraron ante el Ayuntamiento, en cuya planta superior se celebraba en esos momentos un pleno en el que no se trat¨® para nada el asunto del transporte.

A partir de las ocho llegaron al Ayuntamiento dos representantes del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, y poco despu¨¦s los de la empresa Llorente. El alcalde accedi¨® por fin a salir al balc¨®n ante el arrecio de los gritos y s¨®lo consigui¨® fuertes abucheos. Pidi¨® que la concentraci¨®n nombrara una comisi¨®n que subiera a participar de las negociaciones, a lo que los asamble¨ªstas se negaron y votaron, en cambio, continuar el boicot a la empresa y anunciaron su intenci¨®n de constituirse en asamblea permanente hasta que la empresa acepte todas sus reivindicaciones.