Gald¨®s, redivivo
Recientemente, y con motivo de obtener un certificado de nacimiento, tuve que dirigirme al Registro del Distrito de Chamber¨ª, al que pertenezco. Con una cierta veteran¨ªa para estos asuntos -burocr¨¢ticos, puedo afirmar, en verdad, que jam¨¢s tuve ocasi¨®n de visitar uno m¨¢s deplorable.La oficina en cuesti¨®n es una peque?a estancia de altos muros deslustrados, los cuales no son horadados por ventana alguna, y sobre, nuestras cabezas cruza uria claraboya de cristales cegada, puesto que no entran nada m¨¢s que oscuras tinieblas, -y gracias a la luz artificial podemos apreciar que el techo -para colmo- est¨¢ enmugrecido y sucio. La estancia est¨¢ dividida por una peque?a tramoya en forma de ?L?, donde se hallan insertas las ventanillas -s¨®lo una funciona-: el material de la misma es de madera innoble vieja. En el interior de la ?L? trabajan los empleados un recinto de unos tres por siete metros; con las mesas seniles y variadas orientadas, hacia una biblioteca donde se apilan los libros de registros en vol¨²menes monacales y de lomos enmohecidos. La zona externa a la ?L? es -o era- para el p¨²blico que es un peque?o pasillo de poco m¨¢s de un metro entre la tramoya y la pared.
Pues bien, esta zonas s¨®lo sirve para acumumular al p¨²blico de "solicitudes" pues el de recogidas penetra por dentro y hasta el final de la ?L?, invadiendo por ende el reducido reducto de los empleados.
Al menos cuando yo estuve (20-9-77) la acumulaci¨®n de p¨²blico era, insufrible el calor agobiante y el estado de animos encendido: la gente devoraba a los empleados con preguntas y quejas mientras el p¨²blico discutia sobre la finalidad de cada cola o sobre los ?listos?.
Sal¨ª consternado. ?En qu¨¦ estado pueden hallarse los sufrido empleados encerrados todo el d¨ªa en un l¨²gubre lugar donde, por toda luz,s¨®lo hay un fluorescente, donde la gente invade sus mesas y m¨¢quinas de trabajo, donde les atosigan a preguntas y demandas, ejerciendo una labor rutinaria... un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n?
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