Una aventura amoral

Los azares censoriales de este pa¨ªs har¨¢n probablemente de Les valseuses un ¨¦xito en virtud de sus atrevidas escenas de sexo. Y, sin embargo, pocas pel¨ªculas nos ofrecen el sexo de una manera tan natural, desenvuelta e hilarante.El descaro de esta pel¨ªcula comienza en su t¨ªtulo, que deber¨ªa haberse traducido simplemente Las pelotas, y que aqu¨ª han cambiado por el absurdo de Los rompepelotas. Los test¨ªculos son, en efecto, el punto de partida de esta irreverente historia. Pierrot y Jean-Francois son dos j¨®venes golfos arrancados de una novela de Ren¨¦ Fallet, una doble puesta al d¨ªa del Michel Poiccard de About de souffle, dos alegres marginados cuyo c¨®digo moral no tuviese m¨¢s que una sola regla: les copains d`abord.

Al intentar devolver un coche que han robado, uno de ellos es herido en un test¨ªculo y el miedo a una posible impotencia ser¨¢ el motor de esta historia en la que uno no sabe jam¨¢s qu¨¦ va a ocurrir en el siguiente plano. Cada nuevo coche que roban supone no s¨®lo un cambio de lugar sino tambi¨¦n de ritmo y estilo.

Blier pasa de la comedia al polic¨ªaco o al tono grave y tr¨¢gico del episodio de la ex presidiaria (interpretado por Jeanne Moreau) para, seguidamente, burlarse de su propia seriedad.

Blier describe la absurda trayectoria de sus dos personajes sin concesiones de ning¨²n tipo. Ni explota el posible lado rom¨¢ntico de la historia ni se busca ning¨²n tipo de coartada o referencia cultural. De aqu¨ª el agresivo vitalismo de toda la pel¨ªcula.