La relaci¨®n Marx-nacionalismo
Cualquier interesado en el problema nacional, desde la perspectiva del estudio de la pol¨ªtica, sabe bien de las dificultades del tema. Estas dificultades se ven incrementadas hasta l¨ªmites insospechados en el caso espa?ol. El inter¨¦s que el tema nacional ha despertado entre nosotros ha venido ligado a una preocupaci¨®n estrictamente pol¨ªtica, m¨ªnimamente interesada en el estudio pausado de la cuesi¨®n.Buena prueba de ello es que, salvadas las referencias de los manuales generales de derecho y teor¨ªa pol¨ªtica, con muy pocos nombres puede describirse la producci¨®n cient¨ªfica tras la guerra civil respecto a un planteamiento general; a la obra pionera de Ayala y a la introducci¨®n de Busquets, poco m¨¢s se puede a?adir que los trabajos de Ferrando Bad¨ªa, Sol¨¦-Tura, S¨¢nchez Agesta, Pedro de Vega o Soloz¨¢bal. Ciertamente que, en compensaci¨®n, se han producido buen n¨²mero de estudios sobre nuestros nacionalism¨®s perif¨¦ricos, pero se omiten en ellos referencias a un planteamiento ge neral del tema nacional, o se trata en otras ocasiones de alegatos pol¨ªticos que pagan el inevitable tributo nacionalista a la movilizaci¨®n de la historia.
El mundo de las naciones (El problema nacional en Marx)
Salomon F. Bloom.Siglo XXL Buenos Aires, 1975.
Este general desinter¨¦s espa?ol por la consideraci¨®n en profundidad del tema nacional no queda lmitado a la comunidad cient¨ªfica. En tanto la actividad editorial puede servir de indicador de las apetencias del p¨²blico culto del pa¨ªs, habr¨¢ que considerar el dato de que buena parte de la bibliografia significat:iva sobre el tema traducida al castellano (Akzin, Kohn, Bloom, Deusth, Minogue, Pennock, Znaniecki) se ha efectuado a trav¨¦s de editoriales iberoamericanas. Cuando en Espa?a se traduce sobre el tema, pesan m¨¢s consideraciones parciales de la cuesti¨®n, el tema marxismo- nacionalismo, por ejemplo, que un inter¨¦s global por el problema. Comp¨¢rense si no las traducciones de Stalin, Lenin, Carrere, Lebrero, Davies, Bourdet, Rodinson, etc¨¦tera con las traducciones de estudios de car¨¢cter general.
Pero, obviamente, la intenci¨®n de estas l¨ªneas no es la consideraci¨®n de un aspecto de una no realizada, y hay que reconocer que seria sugestiva, sociolog¨ªa de los nacionalismos espa?oles, sino el comentario de un libro, b¨¢sico en cuanto al estudio de la relaci¨®n Marx-nacionalismo, como es el de Salomon F. Bloom.
El problema nacional interesa a Marx, y es la conclusi¨®n m¨¢s importante que se deriva del libro de Bloom, en tanto que la existencia de diferentes marcos estatales -sociedades- condiciona el desarrollo de la lucha de clases y la revoluci¨®n emancipadora de la clase trabajadora. Marx margina las teorizaciones nacionalistas respecto a la necesidad de una forma pol¨ªtica adecuada a las pretensiones de un pueblo llegado a la torna de su conciencia nacional. La ¨²ltima ratio determinante de la existencia de una sociedad aut¨®nom¨ªa, de una naci¨®n en el lenguaje de Marx, se derivar¨¢ de su capacidad par¨¢ hacer frente a una madurez capitalista, antesala de la construcci¨®n de una sociedad capitalista. ?Los limites geogr¨¢ficos -escribe Bloom- de la naci¨®n deben determinarse por las necesidades que gobiernan lasoperaciones de una econom¨ªa avanzada, y no por factores hist¨®ricos, tradicionales o legales; tampoco por consideraciones de defensa militar, temor o agresi¨®n o conquista?, y a?ade m¨¢s adelante, resumiendo las posiciones de Marx: ?... La filiaci¨®n nacional estaba determinada por los propios lazos de la econom¨ªa, la estructura de clases y la constituci¨®n pol¨ªtica de una sociedad dada?.
El humanismo marxista es respetuoso con las minor¨ªas ¨¦tnicas, pero niega que los espacios nacionales puedan resolverse mediante procesos voluntaristas. El proceso econ¨®mico, la capacidad de generar econom¨ªas modernas y la compatibilidad con el contexto internacional dirigido a la conquista del socialismo, deben tenerse siempre presentes a la hora de determinar aquellos espacios. En Marx debe jugar de modo importante su convicci¨®n acerca del control de las ideolog¨ªas nacionalistas por los detentadores de un poder cultural paralelo al poder econ¨®mico. Adem¨¢s, y aqu¨ª radica la explicaci¨®n fundamental del inter¨¦s posterior de un sector de la teor¨ªa marxista en el problema nacional, Marx calibra las posibilidades t¨¢cticas que este problema implica cara al triunfo socialista.
Ni su formaci¨®n, ni sus preocupaciones intelectuales, ni su biografia, hacen de Marx un hombre interesado en profundidad en el tema nacional. Bloom se?ala, sin embargo, la compatibilidad de este planteamiento con la consideraci¨®n, ya aludida, mantenida por Marx hacia las singularidades culturales de todo orden de las distintas sociedades. El internacionalismo de Marx pasa, pues, m¨¢s all¨¢ de un profundo respeto, por una positiva valorizaci¨®n de estas diferencias cara al enriquecimiento de la vida y la personalidad de los pueblos, aunque no deduzca de ello consecuencias pol¨ªticas reformuladoras del orden estatal europeo.
Marx marc¨® un camino claro para la consideraci¨®n posterior del tema por el marxismo. Con la matizable excepci¨®n del austro-marxismo (Bauer, Renner, Addler), los autores marxistas cl¨¢sicos interesados en el tema, de Lenin a Stalin pasando por Kautsky y Rosa Luxemburgo, han mantenido una posici¨®n t¨¢ctico-pol¨ªtica en que la reflexi¨®n te¨®rica ha ido casi siempre por detr¨¢s de las necesidades f¨¢cticas. Esta instrumentalidad del nacionalismo entre los marxistas, llamada a ser pretexto de graves complicaciones dado el car¨¢cter explosivo que eltema tendr¨¢ en el XIX y el XX, es, indudable, sin embargo, que lleva aparejada una respuesta en profundidad al problema nacional.
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