El sonido de los n¨²meros
Las sesiones del Congreso comienzan siempre con un golpe en la frente. iLa llave! ?D¨®nde est¨¢ la llave? Hoy la hab¨ªa olvidado hasta elpresidente del Gobierno. Pienso que ser¨ªa un buen .negocio montar en los aleda?os de las Cortes una ferreter¨ªa para que los diputados pudieran comprar ese instrumento del voto electr¨®nico. Pero salvado este rito, la sesi¨®n ha comenzado. Esta tarde ha sonado en el Congreso la m¨²sica met¨¢lica de los n¨²mero, el ronroneo de cifras, un baile pesaroso de miles de millones. Los diputados se han dedicado a aprobar unos cr¨¦ditos extraordinarios. Todos estaban m¨¢s o menos de acuerdo. Se trata de una liquidaci¨®n de restos, este era un saldo franquista que hab¨ªa que pagar, una letra areptada que se ha colado por la rendija, protestada por el antiguo r¨¦gimen. Duelos y quebrantos de Hunosa, angustias metaf¨ªsicas de Renfe, descalabros de Transmediterr¨¢nea. Los padres de la patria han echado la firma a rega?adientes con la advertencia de que sea esta la ¨²ltima vez. Enrique Bar¨®n ha estado muy brillante explicando esta mala gana.Por lo dem¨¢s, ya se sabe que el fundamento de las Cortes democr¨¢ticas son las matem¨¢ticas. No todo van a ser palabras sonoras y remolinos de voz trepando por los principios. Al fin y al cabo, el presupuesto montado sobre el dinero del p¨²blico es la fuente de la legislaci¨®n de un pa¨ªs libre, porque un diputado no es m¨¢s que un se?or de provincias que sus paisanos eligen y env¨ªan cerca del Gobierno para que vigile qu¨¦ hace con sus impuestos. En este sentido el contr¨ªbuyente ahora puede estar m¨¢s tranquilo porque aqu¨ª en.el hemiciclo hay unos se?ores dispuestos a contar los pasados millones triunfalistas abjurando de las cuentas de la vieja, y a repasar las partidas como quien cuenta habas.
La funci¨®n de hoy se ha visto muy animada, con un ambiente de v¨ªsperas, con ese entramado de pactos para preparar el colch¨®n de espuma para que no se descalabre el Pacto de la Moncloa cuando ma?ana haga en p¨²blico el n¨²mero de la p¨¦rtiga. Durante el entreacto, del sal¨®n en el ¨¢ngulo oscuro pod¨ªa verse componiendo la escena pol¨ªtica del sof¨¢, sentados en sillones isabelinos, a Adolfo Su¨¢rez y a Felipe Gonz¨¢lez musit¨¢ndose amores, una escena de cuitas iluminada por el rel¨¢mpago de los fot¨®grafos. Adolfo Su¨¢rez tiene un especial talento para escuchar. Se atrapa el ment¨®n, afila el diafragma de los p¨¢rpados y concentra una atenci¨®n de filosof¨ªa pura en lo que le soplan, en este caso Felipe Gonz¨¢lez, escorado en su traje de pana, que parec¨ªa tentarle como Yago a Otelo.
Despu¨¦s ha hablado Fern¨¢ndez Ord¨®?ez en defensa de las medidas urgentes sobre Reforma Fiscal. Este es un pol¨ªtico que habla de econom¨ªa con mucha elegancia espiritual. Ha compuesto brevemente una sonata financiera tratando de convertir en ¨¦tica un problema de la Hacienda malherida. Es un ministro exportable, con una dicci¨®n totalmente europea.
El sonido de esta tarde en las Cortes ha sido muy met¨¢lico, un descuartizamiento de cifras. En el Congreso existe el consenso general de que a este pa¨ªs s¨®lo lo puede salvar Pit¨¢goras. Vale, primero hay que saldar las deudas y cargar con la penosa herencia del pasado, hay que recoger el confeti y las serpentinas del presupuesto org¨¢nico, pero a partir de ahora las cuentas claras. Hab¨ªa en el ambiente la ilusi¨®n de limpiar los viejos comederos, con la esperanza de dejar adecentado el local para la fiesta de ma?ana. Parece que la pol¨ªtica de este pa¨ªs va a entrar finalmente en agujas, lo que se dice la metaf¨ªsica del est¨®mago. La sesi¨®n de hoy ha venido a decir: primero hay que asegurar el cocido, y despu¨¦s hablaremos de Goethe.
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