Los Medios de Comunicaci¨®n del Estado, problema del actual momento informativo espa?ol
En el empe?o colectivo de la actual v¨ªa espa?ola hacia la democracia los medios de comunicac¨ª¨®n social est¨¢n desempe?ando un doble e importante papel: clarificar la situaci¨®n, dentro de lo que cabe, por una parte y, por otra, promover nuevos avances y conquistas democr¨¢ticas no s¨®lo en el terreno pol¨ªtico -secci¨®n estrella en estos momentos en todos los medios-, sino fundamentalmente en el ¨¢mbito social.No hace mucho tiempo Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza declaraba a Diario 16: ?En Espa?a ha sido muy dif¨ªcil y duro llegar a la actual situaci¨®n de respeto a la independencia y libertad de los peri¨®dicos. Los ¨ªnformadores, han .llegado a una conciencia cr¨ªtica de tan alto nivel que ya forma parte indestructible de la pol¨ªtica espa?ola de hoy?. En parecidos t¨¦rminos se pronunciaban otras personalidades pertenecientes a un amplio espectro de partidos Pol¨ªticos en una encuesta promovida por el mismo peri¨®dico con motivo del primer aniversario de su aparici¨®n.
El problema m¨¢s arduo planteado en estos momentos en el sector p¨²blico es el de solucionar el destino de la prensa del Estado. En el tema est¨¢n implicados cerca de 5.000 trabajadores pertenecientes a cuarenta peri¨®dicos y a 45 emisoras de radio. En una de las ¨²ltimas sesiones del acuerdo de la Moncloa, el Gobierno plante¨® la privatizaci¨®n de la antigua cadena de prensa del Movimiento, a lo que se opusieron tajantemente el Partido Comunista espa?ol y el Partido Socialista Obrero Espa?ol, mientras que la minor¨ªa parlamentaria vasco-catalana se pronunci¨® por ?la necesidad de que sea cual sea la soluci¨®n, se respete al menos una cierta regionalizaci¨®n?.
Ante este desacuerdo se opt¨® por crear una subcomisi¨®n, dentro de la Comisi¨®n de Cultura del Congreso, que se encargue del estudio del porvenir de la cadena. De momento Hacienda tendr¨¢ que aprobar un cr¨¦dito de novecientos millones de pesetas para que se paguen las n¨®mimas de los trabajadores de la ?Cadena? hasta final de a?o y, si no se le da otra soluci¨®n, tendr¨¢ que habilitarse tambi¨¦n otro cr¨¦dito, que ascender¨ªa a unos 3.000 millones de pesetas, para pagar las n¨®minas de 1978.
Un problema parecido se plantea en el peri¨®dico sindical Pueblo, cuyo futuro va a ser estudiado por una comisi¨®n mixta compuesta por miembros del Gobierno, parlamentarios y representantes de las centrales sindicales.
El debate sobre los medios de comunicaci¨®n del Estado (sobre todo prensa) est¨¢ en la calle. Los partidos de izquierda se han opuesto a su privatizaci¨®n, pero no han presentado una alternativa m¨¢s s¨®lida.
Frente a otras soluciones -autogesti¨®n, cooperativas de trabajadores- parece que se va a imponer la privatizaci¨®n de estos medios mediante venta o subasta p¨²blica. Quienes as¨ª lo desean argumentan que el resto de los pa¨ªses democr¨¢ticos de Europa no tienen ning¨²n tipo de prensa del Estado, y en aquellos que lo han intentado -por ejemplo, Portugal- han fracasado. Si los medios de comunicaci¨®n del Estado se ponen en venta puede modificarse sustancialmente la geograf¨ªa informativa espa?ola, ya que determinadas empresas period¨ªsticas estar¨ªan interesadas en adquirir algunas de estas publicaciones, lo que dar¨ªa origen a un afianzamiento de la concentraci¨®n de prensa.
Un estatuto para Radiotelevisi¨®n
Los medios audiovisuales han derivado por otros caminos y ya parecen haberse iniciado los pasos para darles una soluci¨®n moderna. De momento, existe una comisi¨®n paritaria Gobierno-partidos (fruto tambi¨¦n del acuerdo de la Moncloa) que se encargar¨¢ de controlar la objetividad informativa de Radiotelevisi¨®n Espa?ola. La misma comisi¨®n elaborar¨¢ un proyecto de estatuto para su inmediata remisi¨®n a las Cortes, procurar¨¢ el tratamiento regional de televisi¨®n y ejercer¨¢, en general, una: funci¨®n de vigilancia del medio m¨¢s poderoso de comunicaci¨®n de masas. Con ello se pretende hacer de la televisi¨®n un medio de expresi¨®n neutral, al servicio del Estado -del pueblo- y no de un Gobierno o de un determinado partido.
La radio, otro de los grandes aparatos de propaganda del anterior r¨¦gimen, ha comenzado tambi¨¦n a liberalizarse. Las emisoras privadas pueden ya emitir sus propios programas informativos. Lo que sucede es que en la pr¨¢ctica pocas de ellas (la Cadena SER y alguna m¨¢s) pueden mantener un equipo de informadores y, por tanto, siguen conectando con Radio Nacional. El futuro de Radio Nacional de Espa?a y en parte el de todas las radios (no se olvide que es el Estado el propietario, que hace concesiones de emisoras) tiene que pasar tambi¨¦n necesariamente por las Cortes.
Respecto a la posibilidad de privatizar Televisi¨®n, es muy improbable que esto suceda, aun que existen algunas empresas period¨ªsticas y radiof¨®nicas que estar¨ªan dispuestas a montar centros privados de emisi¨®n de televisi¨®n.
Es m¨¢s probable que s¨ª puedan funcionar los centros, de producci¨®n de noticias para televisi¨®n, en radio, peri¨®dicos o agencias. De momento, ya se han hecho pruebas con un centro de este tipo que ha instalado la agencia Efe con vistas, sobre todo, al mercado latinoamericano.
La ¨¦poca de transici¨®n ha promovido tambi¨¦n profundas reconversiones en el sector privado de la informaci¨®n, sobre todo en el de la prensa escrita. Junto a nuevos t¨ªtulos posfranquistas, que han intentado introducir una idea regenerada de periodismo," tanto a nivel empresarial como redaccional, las empresas period¨ªsticas ya existentes se han replanteado los supuestos sobre los que mantienen sus publicaciones. Dos hechos importantes han influido tambi¨¦n en estos planteamientos: la aparici¨®n, por una parte, de la prensa regional o de las nacionalidades (A vui, Deia, Egin, Diario Regional, de proxima aparici¨®n en Asturias), y el definitivo establecimiento, tras su plena legalizaci¨®n, de la prensa de partido (El Socialista, Mundo Obrero, Combate ... )
Entendimiento profesional de la informaci¨®n
Precisamente ahora, cuando las tendencias pol¨ªticas y sindicales pu den practicarse sin trabas insalvables, cuando en definitiva el panorama pol¨ªtico comienza a clarificarse, es cuando se impone un entendimiento y una pr¨¢ctica profesional de la Informaci¨®n. Actualmente faltan -no existe ninguno- movimientos profesionales de informadores que preserven a la profesi¨®n (lo que equivale a decir al lector o destinatario) de los ataques y deseos absorbentes de partidos, grupos depresi¨®n, sindicatos, empresas e incluso de movimientos ciudadanos.
Bases para intentar esa unidad profesional a trav¨¦s de sociedades de redactores, estatutos de redacci¨®n, federaciones de sociedades de redactores y de otros ¨®rganos colegiados de defensa e incluso de autocontrol -frente al control de los partidos o del propio Parlamento- existen, y muy aprovechables.
Aunque el marco jur¨ªdico actual en materia de prensa y empresas period¨ªsticas no permita poner en pr¨¢ctica este entendimiento profesionalista de la informaci¨®n -que en otros pa¨ªses de Europa hace tiempo que se practica- pensamos que existir¨¢ alguna f¨®rmula para cambiar esas leyes.
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