Ejemplaridad legalidad y celeridad
Cuando, hace dos meses escrib¨ª el art¨ªculo ?Su¨¢rez-Tarradellas una negociaci¨®n abusiva?, lo hice comentando un comunicado de Tarradellas y de los parlamentarios catalanes y un borrador de acuerdo, que era fruto de las negociaciones que el actual presidente de la Generalidad mon¨¢rquica y entonces presidente de la simb¨®lica supervivencia de la Generalidad republicana, acababa de tener en Francia con S¨¢nchez Ter¨¢n, enviado del presidente Su¨¢rez. En las negociaciones que, como es sabido, prosiguieron luego en el secreto de los gabinetes, ese borrador fue modificado; y lo fue tan a fondo, que el real decreto-ley creando la Generalidad como instituci¨®n preauton¨®mica se parece tan poco al documento de agosto, que har¨ªa " falta, para comentarlo, escribir un art¨ªculo enteramente distinto del que entonces escrib¨ª.En el real decreto-ley en virtud del cual acaba Tarradellas de tomar posesi¨®n de la presidencia de la nueva Generalidad, la preautonom¨ªa de Catalu?a queda reducida a lo que no tiene m¨¢s remedio que quedar reducida cuando todav¨ªa no se conoce el ¨¢mbito que, con arreglo a la nueva Constituci¨®n, podr¨¢ tener la esfera de competencia de los pa¨ªses o regiones aut¨®nomos: es decir, principalmente, a ser s¨ªmbolo de la unidad y de la personalidad colectiva de Catalu?a (lo que tiene ya su valor), pero, tambi¨¦n, a constituir el ¨®rgano que puede y debe preparar eficazmente la compleja operaci¨®n que ma?ana habr¨¢ de ser acometida, de la transferencia de competencias de la Administraci¨®n central a la administraci¨®n catalana.
De este modo, la negociaci¨®n que era abusiva mientras tuvo por objeto una autonom¨ªa anticipada m¨¢s amplia de lo que las leyes permiten (y que parec¨ªa ir a desembocar en ese resultado), dej¨® de serlo al retraerse y encajar dentro de los l¨ªmites de la legalidad (que, en ese caso, son tambi¨¦n de la sensatez pol¨ªtica, cara al resto de Espa?a). Y el fruto de ella, que est¨¢ a la vista, no solamente no tiene nada de abusivo, sino que sin exageraci¨®n puede calific¨¢rsele de ejemplar, como lo califica la mayor¨ªa de los comentaristas espa?oles Y extranjeros. Deb¨ªa evitarse el hacer de Catalu?a una excepci¨®n privilegiada. y se ha evitado (pese a que el presidente de la Generalidad acaba de declarar que la autonom¨ªa de Catalu?a debe ser distinta de las dem¨¢s, lo que no es precisamente buen ag¨¹ero: pero esperemos que la sensatez vuelva a imponerse). Deb¨ªa respetarse la legalidad vigente, y se ha respetado. Deb¨ªa impedirse el sentar un precedente y contraer un compromiso que habr¨ªa pesado sobre los trabajos constitucionales de las actuales Cortes al modo como peso el celebre ?pacto de San Sebasti¨¢n? sobre los de las Cortes de 1931, y se ha impedido. Dicho lo cual, procede formular ciertas observaciones. Si Catalu?a no ha de constituir (como no debe constituir) una excepci¨®n privilegiada, conviene acelerar lo m¨¢s posible la pol¨ªtica que con ella se ha iniciado, de reconocer la personalidad de los pa¨ªses o regiones de Espa?a llamados a ser aut¨®nomos, de dotar a ¨¦stos de instituciones similares que, al tener un valor principalmente simb¨®lico, no subvierten por el mero hecho de su existencia el orden legal vigente, y pueden en cambio el facilitar y abreviar la tarea legal, administrativa, fiscal y t¨¦cnica que, en un porvenir ya muy cercano, implicar¨¢n el reconocimiento de las autonom¨ªas , la transferencia a las futuras autoridades aut¨®nomas de las competencias que hoy detenta y de los servicios que hoy desempe?a la autoridad central. Si el caso de Catalu?a, que pod¨ªa haber sido excepcional (y, por ende, privilegiado e irritante), ha resultado ser ejemplar (y, en consecuencia, digno de ser imitado, de ser aplicado a los dem¨¢s pa¨ªses o reogiones de Espa?a), lo que procede es actuar r¨¢pidamente para crear en las pr¨®ximas semanas, y lo m¨¢s tarde de aqu¨ª a finales de a?o, instituciones correspondientes en Los dem¨¢s sitios.
Acelerar la actividad de las Cortes
Si la Iegalidad vigente debe ser respetada, es porque el violar la legalidad es mal camino, que puede conducir a las peores situaciones. Pero esto no quiere decir que esa legalidad debe perpetuarse. Hay, pues, que acelerar igualmente la actividad de las Cortes para que lo antes posible (es decir en el plazo m¨¢s breve que sea compatible con un trabajo concienzudo, serio, responsable), elaboren la nueva Constituci¨®n y seguidamente, una serie de leyes que son su obligado e imprescindible complemento. Las Cortes de 1931, elegidas un 28 de junio, sancionaron la Constituci¨®n republicana el 9 de diciembre siguiente. ?As¨ª sali¨® ella!, dir¨¢n algunos. La verdad es que aquella Constituci¨®n habr¨ªa salido, poco m¨¢s o menos, igual aunque las Cortes hubieran tardado dos o tres meses m¨¢s en elaborarla, ya que sus principales defectos no eran hijos de la precipitaci¨®n, sino de la ideolog¨ªa de los constituyentes. Elegidas un 15 de junio, las Cortes actuales ?cu¨¢ndo rematar¨¢n su labor? Hay aqu¨ª motivo de inquietud tanto m¨¢s grande cuanto que, si todo per¨ªodo constituyente es delicado por lo que tiene de provisional e incierto en la actual coyuntura econ¨®mica la situaci¨®n resulta mucho m¨¢s preocupante. De aqu¨ª, la necesidad de abreviarla. Pero a¨²n no ha terminado su trabajo la ponencia de la comisi¨®n elegida por el Congreso. Seguidamente, tendr¨¢ que examinar el texto el pleno de esa comisi¨®n. Podremos darnos por contentos si el Pleno del Congreso empieza a discutirlo a primeros de diciembre, en el caso de que, para entonces, haya acabado el debate presupuestario, me parece, en consecuencia, pr¨¢cticamente imposible que los diputados den cima a su labor antes de que finalice enero. Y entonces tocar¨¢ el turno a los senadores. Y, si el texto que estos aprueban discrepa del aprobado por el Congreso (y en algo habr¨¢ de discrepar, si es que el Senado no quiere sumirse en la pereza, en la resignaci¨®n o en la ineficacia), quiz¨¢ estemos condenados a no tener nueva Constituci¨®n hasta abril o mayo. Si los cinco meses de 1931 fueron demasiado pocos, diez u once ser¨ªan ahora demasiados.?No es posible, para ganar tiempo, que, en cuanto la ponencia de la comisi¨®n del Congreso termine sus trabajos, el texto elaborado por ella pase a examen de una comisi¨®n del Senado que vaya adelantando la labor de ¨¦ste As¨ª, el Congreso podr¨ªa incluso tener en cuenta, durante las discusiones del pleno de la C¨¢rnara, las por meras observaciones que le llegasen de los senadores, y la conciliaci¨®n y superaci¨®n de las discrepancias podr¨ªa ir haci¨¦ndose sobre la marcha en la medida en que ello fuera posible.
Lo que no es recomendable, es tener al pa¨ªs en la incertidumbre durante mucho tiempo, lo mismo en lo que al alcance de las autonom¨ªas se refiere, que en lo relativo a la naturaleza de las principales instituciones y al funcionamiento de las mismas.
Los constituyentes de 1931, cuya ejemplaridad es sumamente discutible en muchos puntos, la tuvieron al menos en uno: no tomaron vacaciones aquel verano. ?Ser¨¢n los de 1977 capaces de renunciar, siquiera, a las de la pr¨®xima Navidad?
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