Cuenca la Santa Inquisici¨®n versi¨®n 1977
Armados con escopetas de caza, porras, palos y cadenas, el comando San Juli¨¢n (nombre del segundo obispo de Cuenca y patrono de la di¨®cesis) emprendi¨® hace un par de meses una activa lucha contra lo que consideran actitudes depravadas, llevadas a cabo en la parte vieja de la ciudad, consistentes en amar el arte y vivir como artistas o bohemios -pintores, escultores, escritores-, charlar apaciblemente sentados en las escaleras de la catedral o en las tascas que han surgido en las callejas adyacentes, en alguna expansi¨®n amorosa de quienes gustan de la templanza oto?al de las normas conquenses, en beber vino del pa¨ªs, o en fumar ,otra cosa que no sean las labores peninsulares canarias o el tabaco rubio importado.La cosa no pasar¨ªa de ser una simple an¨¦cdota si esta nueva Santa Inquisici¨®n 1977, este Ku-Klux-Klan sui generis o esta nueva versi¨®n de la pr¨¦dica arma da del cura Merino, no tuviera en su haber una nada desde?able serie de atentados contra personas, en su mayor¨ªa pac¨ªficas, de la parte vieja de la ciudad -que culminaron el pasado d¨ªa 2 con el asalto a la casa del pintor Juli¨¢n Grau, con nocturnidad, alevos¨ªa y ausencia del artista, donde destrozaron algunos cuadros y pintaron en las paredes consignas y amenazas contra la persona y el arte de Grau- habitada desde hace una decena de a?os por una pl¨¦yade importante de artistas, en su mayor¨ªa pintores, que han encontrado en la zona vieja (con construcciones del siglo XIV) un retiro espiritual para su arte y donde se encuentra el museo de arte abstracto m¨¢s importante de Espa?a: el de las Casas Colgadas, donde exponen sus obras Chillida, Millares, Sempere, Saura, Go?i, Torner, Guerrero, Rueda, Grau Santos y un largo etc¨¦tera, todos ellos con casas en la Zona.
La realidad de los hechos es que, aunque hasta el momento el comando San Juli¨¢n, o los Beatos Julianos -como ellos se dan a conocer y firman sus pintadas- no ha propiciado m¨¢s que graves sustos y soberanas palizas a habitantes del lugar (con corte pelo incluido), las acciones podr¨ªan llegar a ser m¨¢s audaces, a la vista de la impunidad con la que act¨²an. Y, sobre todo, que han conseguido lo que, al parecer, se hab¨ªan propuesto: crear una sicosis de miedo colectivo en la zona vieja de Cuenca.
Los Beatos Julianos, de los que se supone son un comando de seis o siete personas, todas ellas muy j¨®venes, que tomaron su nombre y su forma de actuar de un programa de televisi¨®n italiano que pas¨® TVE hace unos meses -los Beatos Paolos- son en un principio desconocidos para la pac¨ªfica poblaci¨®n conquense: apenas 35.000 habitantes, entre las dos zonas diferenciadas de la ciudad, aunque no sus haza?as. Mientras los partidos pol¨ªticos de izquierda y los habitantes de la zona vieja piensan que este grupo podr¨ªa estar conectado con partidos pol¨ªticos derechistas (y en particular con Fuerza Nueva) o dirigidos por ellos, estos ¨²ltimos afirman todo lo contrario, llegando a insinuar que las acciones son impulsadas y realizadas por los propios habitantes de la zona, con el fin de darse publicidad y contribuir a la desestabilizaci¨®n de la ciudad. En concreto, el sastre Cruz, l¨ªder de Fuerza Nueva, lleg¨® a firmar que el incendio de una caseta del Partido Comunista (ocurrido hace dos meses) y que algunos achacan a los Beatos Julianos, fue obra de militantes del mismo partido, al igual que el incendio de una furgoneta del grupo de teatro Caterva -que actuaba hace semanas en la ciudad- fue una maniobra publicitaria. La opini¨®n p¨²blica conquense se halla dividida ante el caso, y el comisario de polic¨ªa de Cuenca, responsable del orden p¨²blico de la ciudad (junto con el gobernador civil, el martinvillista Casas Ferrer) lleg¨® a afirmar a EL PAIS que no ?tengo conocimiento real de que existan los Beatos Julianos, aunque he o¨ªdo hablar de ellos. Me faltan pruebas para creerlo, aunque funcionarios de polic¨ªa est¨¢n realizando algunas gestiones?. ?Yo pienso -matiz¨®- que se trata m¨¢s de cosas de amigos o de bromas que de un tema realmente pol¨ªtico.?
En cualquier caso, las declaraciones de algunas de las v¨ªctimas de este grupo son contundentes: ?El d¨ªa que nos atacaron est¨¢bamos tranquilamente en casa unos amigos, ya de madrugada. Llamaron al timbre y aparecieron dos individuos encapuchados, diciendo pertenecer a este grupo. Uno de ellos iba con una escopeta de caza cargada y el otro con una porra y una cadena, con la que golpe¨® a uno de nosotros. Despu¨¦s de amenazarnos de muerte, nos cortaron el pelo a todos y nos pusieron a cada uno un escapulario de la Virgen del Carmen, con el que, nos dijeron, deb¨ªamos presentarnos en misa al d¨ªa siguiente.?
Tanto el pintor Grau, corno el propietario de un bar de la zona vieja -Sinesio Barqu¨ªn- han presentado denuncias ante la polic¨ªa, as¨ª como otras personas, aunque estas ¨²ltimas posibles denuncias no hayan sido confirmadas por el comisario de polic¨ªa. En cualquier caso los vecinos de la zona vieja -realmente poco vigilada por la polic¨ªa en horas nocturnas- exigen que las autoridades pongan fin a la violencia de estos nuevos inquisidores del siglo XX, que por su cuenta y riesgo quieren ?limpiar la ciudad de ateos y de viciosos? (seg¨²n su propio argot), ya que, dicen, en una ciudad tan peque?a como Cuenca, ?donde todo el mundo conoce a todo el mundo y mucho m¨¢s la polic¨ªa?, comentaron dos pintores que viven habitualmente en Cuenca, es imposible hablar de elementos incontrolados.
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