La audacia calculada de Sadat
PROVOCANDO UNA invitaci¨®n de Israel para exponer ma?ana en el Parlamento judio sus proyectos de paz, el presidente egipcio, Anuar el Sadat, ha dado pruebas de una audacia pol¨ªtica in¨¦dita entre los estadistas de la regi¨®n, al tiempo que ha puesto en marcha un sutil mecanismo a trav¨¦s del que se ofrece a los actuales gobernantes nacionalistas del Estado de Israel una salida al cr¨®nico conflicto de Oriente Pr¨®ximo que no sea una quinta guerra ¨¢rabe-israel¨ª, considerada como inevitable hace tan s¨®lo unas semanas.Antes de la iniciativa del presidente egipcio, en efecto, la situaci¨®n en la regi¨®n parec¨ªa completamente bloqueada. A pesar de la declaraci¨®n sovi¨¦tico-norteamericana del mes de octubre, en la que el Gobierno de Estados Unidos reconoc¨ªa por primera vez, aunque sin especificar, los derechos del pueblo palestino, y a pesar de los buenos oficios desplegados por la diplomacia norteamericana para convocar una conferencia en Ginebra antes de finales de a?o, en las ¨²ltimas fechas se hab¨ªa llegado a un punto muerto. Israel no hab¨ªa dado un paso atr¨¢s en su viejo principio de no aceptar otro Estado ¨¢rabe entre Jordania y el mar Mediterr¨¢neo, mientras que los pa¨ªses ¨¢rabes vecinos insist¨ªan en que una soluci¨®n satisfactoria a la cuesti¨®n palestina pasaba por el reconocimiento de una entidad territorial soberan¨ªa a un pueblo que fue expulsado de su patria en 1948.
La situaci¨®n hab¨ªa alcanzado un punto sumamente preocupante cuando, a principios de este mes, circularon ciertas informaciones, seg¨²n las cuales Israel estaba dispuesto a acabar por su cuenta con la cuesti¨®n palestina a trav¨¦s de una miniguerra que tendr¨ªa como principales objetivos. ?limpiar? de ¨¢rabes desafectos las regiones ocupadas de Gaza y Cisjordania y exterminar los restos de la resistencia palestina m¨¢s agresiva en el sur de L¨ªbano. En este contexto, la insistencia norteamericana en convocar a toda costa la conferencia de Ginebra, cuando ni siquiera estaba resuelto el problema de la representaci¨®n palestina en la misma, parec¨ªa condenada de antemano al fracaso.
?En qu¨¦ medida la iniciativa de Sadat puede contribuir a desbloquear tan complicada situaci¨®n? En el sentido, sobre todo, de que su viaje a Israel ser¨¢ seguido, casi con toda seguridad, de una invitaci¨®n al primer ministro israel¨ª, Menahem Begin, para que explique a su vez, ante el Parlamento egipcio, cu¨¢les son sus propios proyectos para abrir el camino a una soluci¨®n pac¨ªfica al conflicto, teniendo en cuenta que a su intransigencia se opone la intransigencia del pueblo palestino.Colocando a Begin frente a la espada y la pared, Sadat tendr¨ªa buenas razones para esperar una debilidad de un hombre que acaricia el tentador sue?o de pasar a la historia como en su d¨ªa lo hizo el creador del Estado de Israel, Ben Gurion. Con la enorme diferencia de que, en el caso de Begin, entrar en la historia no significar¨ªa ganar una quinta guerra a los ¨¢rabes, sino hacer la paz y garantizar para el futuro una existencia estable y sin sobresaltos al Estado jud¨ªo.
Sin embargo, los riesgos del paso dado por el presidente egipcio son evidentes. El primero y m¨¢s pr¨®ximo, el hecho de que su iniciativa pueda provocar una divisi¨®n irreversible en el mundo ¨¢rabe, con lo que, en lugar de colocar a Begin frente a la espada y la pared, se le aliviar¨ªa de una presi¨®n pr¨®xima y eficaz y se le liberar¨ªa, tal vez, de la necesidad urgente de encontrar otra soluci¨®n distinta a la guerra. S¨ªntomas de esta divisi¨®n se han producido ya no s¨®lo entre los Estados ¨¢rabes de la regi¨®n, algunos de los cuales son los principales proveedores de cr¨¦ditos a Egipto, sino dentro mismo del Gobierno de El Cairo.
Aislado Sadat de lo que constituye su plataforma de apoyo natural, su iniciativa s¨®lo tendr¨ªa el valor de un gesto simb¨®lico o el resultado de un acuerdo bilateral Egipto-Israel que, casi con toda seguridad, ayudar¨ªa muy poco a resolver un conflicto generalizado que no opone solamente a esos dos pa¨ªses. Analistas norteamericanos ven, precisamente, en esta ¨²ltima circunstancia, el peligro m¨¢s importante de la maniobra iniciada por el presidente egipcio, porque, en ¨²ltimo t¨¦rmino, cualquier paso a dos invalida toda la estrategia de Carter para la regi¨®n, fundada en una soluci¨®n multilateral que comprometa a todas las partes implicadas. Y dejar fuera del juego a Estados Unidos supone, hoy por hoy, renunciar a la ¨²nica fuerza pol¨ªtica, diplom¨¢tica, e incluso econ¨®mica, con capacidad suficiente para obligar a los contendientes a enterrar el hacha de guerra, que ver¨ªa con buenos ojos el cese de hostilidades ante la posible apertura de nuevos escenarios b¨¦licos en el mismo continente.
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