Salvador Brotons, un nuevo valor

Saludemos con alborozo la aparici¨®n en el panorama de la creaci¨®n musical espa?ola de un nuevo valor: el barcelon¨¦s Salvador Brot¨®ns. Tiene dieciocho a?os, es un excelente, flautista, trabaja todav¨ªa en el Conservatorio de la Ciudad Condal y cursa Filosofia en la Universidad barcelonesa. Hace poco gan¨® el concurso convocado por la Orquesta Nacional entre autores menores de treinta a?os, con sus Cuatro piezas para orquesta de cuerda que tia estrenado la ONE bajo la direcci¨®n de Benito Lauret. Cuando todav¨ªa no se alcanza la veintena ser¨ªa in¨²til, y hasta est¨²pido, pedir a un compositor definiciones est¨¦ticas. Bastante y poco frecuente es que muestre un dominio t¨¦cnico tan seguro, una claridad para expresar su pensamiento y un conocimiento instrumental m¨¢s quenotable. Por otra parte, en las cuatro piezas se advierte una voluntad expresiva, el deseo de una comunicaci¨®n directa con el auditorio especialmente lograda en el bell¨ªsimo nocturno y en la viva danza final. Recuerdo pocos estrenos de autores j¨®venes tan prometedores como el de Brot¨®ns.Dirigi¨® la obra -y el concierto todo- Benito Lauret, hoy titular de la Orquesta de Asturias. M¨²sico consumado, ha adquirido un mayor dominio de gesto, una m¨¢s decidida capacidad de mando, que sirvi¨® para lograr una po¨¦tica y bien resulta versi¨®n de la mallarmeana Siesta de un fauno, de Debussy. La Sinfon¨ªa en tres tiempos, de Strawinsky, p¨¢gina llena de dificultades, tuvo en Lauret un concienzudo y ¨¢gil orientador y el acompa?amiento del concierto de Tchaikowsky result¨® del todo excelente. Colaboraci¨®n, m¨¢s que acompa?amiento, con un solista tan deslumbrante como el cubano Horacio Guti¨¦rrez, absoluto avasallador de todas las dificultades mec¨¢nicas y c¨¢lido expresivista -incluso con alg¨²n exceso- en los momentos l¨ªricos.