Homenaje a Luis Cuadrado
Esta noche, en el cine Carlton, se celebrar¨¢ un homenaje a Luis Cuadrado, el m¨¢s importante director de fotograf¨ªa del cine espa?ol de los ¨²ltimos a?os. En este homenaje, como el que se va a desarrollar en Londres, se pasar¨¢n secuencias de pel¨ªculas donde intervino como director de fotograf¨ªa. La gente de cine estar¨¢ hoy junto a Luis Cuadrado, aquejado de ceguera, como testimonio de una vida consagrada al cine espa?ol.
Curioso pa¨ªs ¨¦ste. Es preciso recibirde la vida un grave contratiempo para que despertemos, para que alguien se decida a organizar un homenaje, aunque sea a la rueda de otro que para d¨ªas despu¨¦s, pero previsto antes, tienen desde hace tiempo preparado en Londres. Estos dos, uno y otro, van dedicados a Luis Cuadrado, amigo y compa?ero, a la vez artista y profesional, adjetivos odiosos ambos, pero bastante expl¨ªcitos. Pues s¨ª, ese homenaje ingl¨¦s se ofrece al profesional; el segundo, el de fronteras para adentro, se da al profesional tambi¨¦n, mas sobre todo, al amigo.Como profesional, digamos que Luis Cuadrado naci¨® para el cine, m¨¢s o menos, en aquellos famosos a?os en que Garc¨ªa Escudero intent¨® inventar una nueva ola espa?ola, tras el ¨¦xito evidente de otras anteriores, nacidas en ambientes m¨¢s propicios y vecinos. Hasta entonces el cine espa?ol, aparte de excepciones conocidas y que no es preciso detallar ahora, discurrida por cauces inmutables desde la guerra a ac¨¢, en lo que a r¨¦gimen interior se refiere, incluidos t¨¦cnicos y artistas, guionistas y, por supuesto, operadores.
Por entonces, el operador, lo que lleg¨® a llamarse luego pomposamente director de fotograf¨ªa, ven¨ªa a ser el due?o absoluto del plat¨®. Es verdad que los hubo eficientes, de gran categor¨ªa, pero era cosa digna de ser el respeto cuando no la franca sumisi¨®n, con ,que directores y decoradores esperaban, al comienzo de cada pel¨ªcula, su veredicto definitivo. Si era preciso esperar el paso de una nube, se esperaba; perder un d¨ªa, se perd¨ªa. Si el decorado no iba de acuerdo con sus necesidades o gustos, se reformaba o derribaba, siempre pendiente todo el equipo de su avieso fot¨®metro de su oscura lupa inquisitorial temible ojo de c¨ªclope, capaz de echar por tierra paneles e ilusiones.
Fue un tiempo aquel en el que la luz se med¨ªa a escondidas, alejando a los ayudantes -posible competencia en el futuro-, para que no aprendieran demasiado r¨¢pido; de f¨¦rreo numerus clausus, salvo para amigos y parien tes, como en los mejores d¨ªas de los famosos gremios medievales.
A todo ello vino a poner fin quiz¨¢ sin propon¨¦rselo muy concretamente, la Escuela Oficial de Cinematograf¨ªa. De ella, y al tiempo que los nuevos realizadores, comenzaron a salir tambi¨¦n los primeros operadores y, entre ellos, Luis Cuadrado. Recibidos en un principio con ese humor que en realidad s¨®lo encubre una cierta reticencia, comenzaron a ser admitidos no por sus colegas de m¨¢s edad, alertas siempre a posibles competencias, sino por los productores, dispuestos a dejarse convencer siempre que el p¨²blico acabara respondiendo.
Y el p¨²blico respondi¨®. Vino a demostrarse que el cine, como arte y como t¨¦cnica, no era ni tan complicado ni tan costoso y que, por tanto, pod¨ªa rendir mejores dividendos.
Si entre los j¨®venes profesionales de entonces hubiera que escoger uno a la vez eficaz y brillante, con una carrera r¨¢pida y completa, habr¨ªa que tomar el nombre de Luis Cuadrado, le guste o no -que no le va a gustar-, por razones de justicia evi dente. El vino a ser el creador de m¨¢genes por antonomasia de una generaci¨®n, colaborador sin absurdas intromisiones, sin arranques de divo, ni necias sumisiones, en una ¨¦poca en que Summers iniciaba su humor personal, a Patino no le dol¨ªa Espa?a todav¨ªa, Saura andaba a la b¨²squeda de su mundo y Borau perfilaba guiones, afilando sus armas para alcanzar de pronto las cimas del poder y la abundancia.
Toda esta ¨¦poca supone, aparte de valores puramente personales, el nombre de quien dentro de poco recibir¨¢ su doble homenaje, el de profesional enfrentado a la vida inesperadamente y el de amigo entre amigos que le aprecian. La vida es como es, ya se sabe. Est¨¢ ah¨ª. Dura o amable, injusta o enemiga.
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