La eterna canci¨®n
El f¨²tbol espa?ol ha pasado de la alegr¨ªa al disgusto. Era lo l¨®gico. Del triunfo de la selecci¨®n a_las realidades crudas. La de unos jugadores que quieren asociarse, lo cual parece muy normal, pero que desbordan todos los l¨ªmites al pedir un porcentaje del dinero de las quinielas y la de los clubs que se quejan ahora del nuevo calendario, no impugnado ni protestado en su d¨ªa.La situaci¨®n se puede agravar hasta extremos insospechados y haber clubs que presenten crisis irrecuperables antes del fin de la temporada. Muchos alabar¨¢n diciendo, aunque sea una iron¨ªa, que como no consigan los jugadores ese dinero de las quinielas, no cobrar¨¢n de ning¨²n lado. Lo ocurrido en el Mallorca fue s¨®lo un aviso, pero los cheques sin fondos pueden proliferar en muchas partes.
Y es que los problemas del f¨²tbol espa?ol contin¨²an siendo los mismos. Al jugador de cierta categor¨ªa se le ha acostumbrado demasiado a cobrar mucho con el m¨ªnimo esfuerzo e incluso calidad. Y al directivo a jugar alegremente con un dinero que no es suyo. As¨ª est¨¢n de empe?ados los clubs, para¨ªsos a los que nadie pide cuentas.
El M¨¢laga, por ejemplo, es actualmente otro ejemplo sangrante. Pen¨²ltimo de Segunda, a tres puntos ya de sus cuatro antecesores, se encuentra en una situaci¨®n econ¨®mica y deportiva grav¨ªsima. Pues bien, su presidente, Federico Brinkman, acaudalado hombre de 9egocios con el que conversamos en Belgrado, se permiti¨® el ?lujo? de dar a Otto Bumbel, ahora entrenador, un plazo de dos partidos, entre los cuales deber¨ªa conseguir, al menos, tres puntos. Como el M¨¢laga perdi¨® 3-0 en Tarrasa, el pasado domingo, aunque venza hoy al C¨®rdoba, en teor¨ªa deber¨ªa ser ya cesado. As¨ª de simple. Se le pagar¨ªa su mill¨®n y medio de ficha y se gastar¨ªa m¨¢s dinero con otro sustituto.
Sin embargo, lo de menos es que se cumpla el ultim¨¢tum. Lo realmente grave es que el presidente malaguista llevaba dos semanas de tratamiento con la doctora Asland en Rumania, y no sab¨ªa que su junta directiva, tras el empate en casa ante el Valladolid hab¨ªa sancionado econ¨®micamente a siete de sus jugadores por falta de rendimiento, e incluso les hab¨ªa amenazado con rescindirles el contrato. Ten¨ªa, pues, un desconocimiento total de lo que suced¨ªa en su club. Lo m¨¢s f¨¢cil, claro, era echar al entrenador. La eterna canci¨®n del f¨²tbol espa?ol. ?Hasta cu¨¢ndo?
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