En defensa del trasvase Tajo-Segura
Ciertos sectores parecen empe?ados ¨²ltimamente en poner en duda la rentabilidad para el pa¨ªs del trasvase Tajo-Segura. Ser¨ªa grav¨ªsimo, en estos momentos, .cuando las aguas est¨¢n a punto de llegar, reducir la cuesti¨®n a una aparente pugna de partidos pol¨ªticos o al juego de los pactos. Los compromisos que en su d¨ªa contrajo el Estado no pueden someterse a revisi¨®n por la nueva situaci¨®n pol¨ªtica. La Real Sociedad Econ¨®mica de Amigos del Pa¨ªs, de Murcia, sale al paso de cualquier tipo de maniobra dilatoria o legitimista, y recuerda la deuda que el Gobierno actual, como representante del Estado, tiene con, el pueblo murciano. Desde siempre, la vida de Murcia ha estado pendiente de dos calamidades p¨²blicas (las sequ¨ªas y las inundaciones) que de cuando en cuando asolan sus campos y sus huertas. El deseo de solventarlas es m¨¢s antiguo que los reg¨ªmenes pol¨ªticos y las ideolog¨ªas imperantes. La primera de ellas se consider¨® p¨²blicamente en el a?o 1537 con el proyecto de trasvase de las aguas de los r¨ªos Castril y Guardal, mediante el canal de Hu¨¦scar a las tierras de Totana, Alhama, Murcia y Cartagena.Rentabilidad agraria
Algunas previsiones te¨®ricas sobre la rentabilidad del trasvase, se han demostrado ya en la pr¨¢ctica con una serie de experiencias. En las zonas a las que han de llegar las aguas, la productividad es muy superior a la de otras regiones, no s¨®lo de Espa?a, sino del resto del mundo. En forrajes, se ha obtenido un 50 % m¨¢s de producci¨®n anual por hect¨¢rea, que con las mismas especies en Francia; y mientras que en el valle del Ebro se consiguen 100.000 kilos, en Murcia se llega a los 190.000 por hect¨¢rea. En tomate, es frecuente conseguir hasta 80.000 kilos/hect¨¢rea, y de veinticinco a 31.000 en jud¨ªas verdes, lo que representa m¨¢s del doble de su cosecha normal. Tambi¨¦n aparece duplicada la cosecha de remolacha e, incluso, la de soja (en cuya adaptaci¨®n falta mucho por hacer) se alcanzan cifras que quedan muy por encima de la media nacional. A lo anterior habr¨ªa que a?adir las altas producciones de alfalfa y otras hort¨ªcolas, lim¨®n, uva de mesa y albaricoque, con rendimientos dos veces supriores a los que se logran en los pa¨ªses competidores de Europa.
Existen hechos que son indiscutibles. La tasa mundial de producci¨®n alimentaria viene aumentando desde la ?revoluci¨®n verde? (hace entre diez y quince a?os), de forma paralela a la poblaci¨®n, pero sin embargo, gran parte del mundo, durante a?os consecutivos, no puede abastecerse y tiene que vivir de alimentos importados, que proceden de los cada vez m¨¢s mermados excedentes de unos cuantos pa¨ªses (Estados Unidos, Canad¨¢, Australia y Argentina), con unas reservas que en cualquier momento pueden ser utilizadas como arma estrat¨¦gica. Hay numerosos pa¨ªses desarrollados o con un nivel de rentas relativamente alto (casi todos los de Europa y Asia, excepto los del sur de este ¨²ltimo continente) que necesitan importar alimentos en forma creciente y que pueden pagarlos, pero otros pa¨ªses no pueden hacerlo, lo que les lleva a un incremento continuo de su d¨¦ficit de balanza de pagos. Parece evidente que el perfeccionamiento de la productividad agr¨ªcola constituye el mejor camino para el progreso econ¨®mico en los pa¨ªses y regiones en v¨ªas de desarrollo, como es el caso de Espa?a. En los ¨²ltimos tres o cuatro a?os, casi todas las entidades financieras mundiales han incrementado sustancialmente su atenci¨®n al desarrollo agr¨ªcola y rural, como ¨²nico procedimiento de lograr el autoabastecimiento y favorecer las exportaciones de productos agrarios desde los pa¨ªses de menor renta a los m¨¢s industrializados, devolviendo as¨ª el equilibrio a los intercambios comerciales. No hay que perder de vista que, de los tres problemas que tiene planteados la econom¨ªa espa?ola (paro, inflaci¨®n y d¨¦ficit de la balanza de pagos), este ¨²ltimo puede ser el de m¨¢s dif¨ªcil soluci¨®n para los economistas. El profesor Fuentes Quintana ha expuesto la relaci¨®n entre el d¨¦ficit de la balanza y el desarrollo econ¨®mico espa?ol. Teniendo en cuenta que resulta muy dif¨ªcil, por no decir imposible, suprimir importaciones de bienes industriales sin limitar gravemente el desarrollo econ¨®mico del pa¨ªs, detener la expansi¨®n del sector agrario, que puede generar rentables exportaciones, nos llevar¨ªa a una peligrosa dependencia.
Regad¨ªos y huerta
El trasvase Tajo-Segura puede suponer, de manera inmediata, 33.000 hect¨¢reas de nuevos regad¨ªos y la mejora de otras 89.000 hect¨¢reas, de las m¨¢s feraces de Espa?a, con regad¨ªo infradotado en la actualidad. Est¨¢ demostrado, por otra parte, que a partir de los cultivos en regad¨ªo, se puede realizar una actividad enormemente competitiva. Las informaciones que aparecen con cierta frecuencia, sobre los problemas que los productos del trasvase (principalmente hort¨ªcolas) pueden crear en las negociaciones con el Mercado Com¨²n, no parecen razonables. No deber¨ªa volverse a cometer el error de limitar nuestra oferta, ya que el hueco que dejemos ser¨¢ llenado por otros pa¨ªses abastecedores. De esta hip¨®tesis existe el claro precedente de la prohibici¨®n de plantar naranjos en Espa?a, medida que favoreci¨® el incremento de plantaciones en Marruecos y Argelia, as¨ª tomo el aumento posterior de sus env¨ªos de naranjas. S¨®lo se puede limitar la oferta cuando uno posee el monopolio en un mercado.
Dada la inflaci¨®n que padecemos en Espa?a, las inversiones p¨²blicas habr¨¢n de ser productivas y no consuntivas. En una palabra: para no alimentar esta inflaci¨®n galopante, hay que producir bienes que puedan ser retirados del mercado a corto plazo, con el fin de no incrementar la presi¨®n de la demanda sobre la oferta. De ah¨ª que la inversi¨®n en el sector agr¨ªcola (y concretamente en el trasvase Tajo-Segura) puede ser la m¨¢s adecuada, a la hora de incrementar la oferta de productos del campo en un plazo breve. Es cierto que el trasvase es una obra de envergadura y por tanto costosa, pero tambi¨¦n es verdad que hay muchas inversiones p¨²blicas ya realizadas o en realizaci¨®n, que son, a los costes de ahora mismo, de mucha mayor entidad, y que su rentabilidad e inter¨¦s est¨¢n muy por debajo de ¨¦sta. Hay que pensar que, si se compara la inversi¨®n p¨²blica del per¨ªodo 1969-76 con la efectuada en el acueducto Tajo-Segura para ese mismo per¨ªodo, se ve que esta ¨²ltima s¨®lo supone el 0,91 % de la inversi¨®n p¨²blica total, sin Regar al 2 % de la media provincial. El dato es elocuente por s¨ª mismo.
Ser¨ªa suicida olvidar, en lo que se refiere al asentamiento de la poblaci¨®n en Espa?a, la necesidad urgente de llevar a cabo una planificaci¨®n territorial, pues de lo contrario seguir¨¢ el hacinamiento alrededor de las grandes ciudades. Las inversiones agrarias, como la del trasvase, tienen la ventaja complementaria de impulsar el asentamiento de una parte importante de la poblaci¨®n en el campo, atajando el ¨¦xodo a las grandes urbes y al extranjero, del que es un triste ejemplo el saldo emigratorio de Murcia: 100.935 personas entre 1961-70. En el mismo per¨ªodo, Almer¨ªa registr¨® una emigraci¨®n de 43.305 personas. El Mediterr¨¢neo es, para algunos expertos, la gran zona de desarrollo tecnol¨®gico y econ¨®mico de los pr¨®ximos veinte a?os. Alicante, Murcia y Almer¨ªa -que son las receptoras del agua- en las zonas constituidas por los valles del Vinalop¨®, Segura, Guadalentin y Almanzora, m¨¢s la llanura del campo de Cartagena, han sido definidas como el ¨²ltimo gran espacio libre del Mediterr¨¢neo europeo, ya que en el resto de la superficie, litoral aparecen fen¨®menos de saturaci¨®n y degradaci¨®n. Tambi¨¦n debe tenerse en cuenta la circunstancia -que se olvida frecuentemente- de que de los seiscientos millones de metros c¨²bicos previstos para la primera fase del trasvase, 225 est¨¢n destinados a abastecimiento urbano, tratando as¨ª de resolver un problema realmente angustioso y que afecta a la supervivencia. Todos los acu¨ªferos de estas regiones est¨¢n explotados en exceso. Los caudales se han reducido considerablemente en poco tiempo, y profundizar en las captaciones significa, adem¨¢s de encarecer el agua, encontrarse con una concentraci¨®n de sales considerable. A pesar del costo de la obra, el agua del trasvase ser¨¢ m¨¢s barata y de mayor calidad que la que se usa actualmente. Ello su pondr¨¢ una disminuci¨®n del gasto y un nuevo aumento de la productividad en los regad¨ªos infradotados, todo lo cual conduce a la seguridad de una rentabilidad inmediata de la inversi¨®n. Finalmente, el esp¨ªritu comercial del ¨¢rea mediterr¨¢nea es una constante hist¨®rica. La capacidad exportadora de estas provincias es indudable y se refleja en las cifras que alcanza el comercio exterior de productos como c¨ªtricos, conservas vegetales, hortalizas y flores, entre otros muchos, por hablar s¨®lo de mercanc¨ªas agr¨ªcolas.
Estos pueblos llevan cuatro siglos y medio esperando resolver su carencia de un recurso tan primario como es el agua. En el momento presente, cuando de las promesas se ha conseguido pasar a las obras, no cumplir los compromisos contra¨ªdos llevar¨ªa a un grado de frustraci¨®n de consecuencias incalculables. Ser¨ªa inadmisible que el inter¨¦s nacional del trasvase quedara supeditado a peque?os y particulares intereses de grupo.
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