El abandono de la agricultura ha provocado una situaci¨®n l¨ªmite

Los problemas, el drama del agro espa?ol, se manifiestan con mayor acentuaci¨®n en Canarias. Primero, porque la agricultura ha sido, hasta hace muy poco, el principal componente de su econom¨ªa, pero tambi¨¦n por evidentes factores geogr¨¢ficos que condicionan su propio abastecimiento. Por ello, cuando la agricultura canaria se encuentra al borde del colapso, todos se?alan su recuperaci¨®n como el paso inicial para lograr un futuro estable en la econom¨ªa del archipi¨¦lago.Una de las premisas esenciales en todo estudio agr¨ªcola es la estructura de la propiedad de la tierra, lo que l¨®gicamente suele llevar aparejado un determinado tama?o medio de explotaci¨®n. Canarias no es, en esto, una excepci¨®n, aunque en este aspecto concreto s¨ª nos sea dado diferenciar claramente una serie de caracter¨ªsticas no comunes a las dos provincias.

En general, la propiedad est¨¢ mucho m¨¢s concentrada en Gran Canarias, donde la orograf¨ªa permite mayores extensiones cultivables y la estructura social est¨¢ en menor consonancia con el siglo presente. Los se?ores siguen disfrutando del dominio de grandes extensiones de terreno, cedidas a peque?os colonos que tropiezan con enormes dificultades de financiaci¨®n, tecnolog¨ªa, acceso a la comercializaci¨®n y, por supuesto, padecen las consecuencias del ya comentado mercado del agua, tambi¨¦n en poder de los se?ores. En Tenerife, el reparto de propiedad est¨¢ m¨¢s generalizado, los problemas acu¨ªferos son menos acusados, pero persisten las restantes dificultades, especialmente las derivadas de una concentraci¨®n casi monopol¨ªstica de los circuitos comerciales. En algunas islas menores, como La Palma, es dado hallar diferenciaciones, pero su escaso peso espec¨ªfico en el contexto econ¨®mico global hace que sea poco conveniente tomarlas como ejemplo.

En cuanto al tama?o de las explotaciones, es notablemente reducido, muy por debajo de la media nacional, ya considerada exigua por los expertos en temas agrarios. La extensi¨®n media en Gran Canaria resulta ser de diez hect¨¢reas, frente a las 18,1 hect¨¢rea en que est¨¢ cifrada la media nacional. Esto en datos de 1974, dado que no existen estudios m¨¢s actualizados a los que haya sido posible tener acceso. En Tenerife, donde al parecer no existen estudios ponderados sobre el tema, los testimonios recogidos estiman que la situaci¨®n difiere escasamente de la rese?ada, por lo que parece v¨¢lido incorporarla al contexto general del archipi¨¦lago.

El aprovechamiento de las tierras es tambi¨¦n muy reducido. Un 30% de la superficie total es absolutamente improductiva -datos de Gran Canaria-.

De cualquier forma; hay que anotar que el deterioro de la actividad agr¨ªcola se ha visto notablemente acelerado en la ¨²ltima d¨¦cada y que constituye un tema de meditaci¨®n se?alar si tal degradaci¨®n se ha producido como consecuencia del atraso existente en todos los ¨®rdenes, o por el contrario el desfase es fruto del abandono. Lo m¨¢s fiable es que la conjunci¨®n de las dos circunstancias hayan provocado la situaci¨®n actual.

La mayor parte de los cultivos deben situarse en las proximidades de la costa, dada la configuraci¨®n del interior de las islas, con una orograf¨ªa sumamente accidentada y carencia de r¨ªos, lagos y zonas forestales. Como consecuencia del ya citado trasvase de recursos al sector terciario -turismo-, gran cantidad de cultivos han desaparecido en los ¨²ltimos a?os, al destinarse los terrenos en que estaban instalados a construcci¨®n de apartamentos y plazas hoteleras. Un claro ejemplo de ello puede ser la zona sur de Gran Canaria o la parte norte de Tenerife. Esta desaparici¨®n no se ha visto compensada con la incorporaci¨®n de nuevas ¨¢reas, por lo que la superficie cultivada ha ido menguando progresivamente.

Desfase tecnol¨®gico

Las t¨¦cnicas de cultivo son notablemente atrasadas, impropias para aplicar cualquier criterio de racionalidad y rentabilidad a las explotaciones. Sorprende, por ejemplo, que la aplicaci¨®n de nuevas t¨¦cnicas al cultivo del pl¨¢tano, como el riego gota a gota, generalizado en los pa¨ªses competidores; haya sido aplicada muy espor¨¢dicamente, teniendo en cuenta el d¨¦ficit de recursos acu¨ªferos que padece todo el archipi¨¦lago y muy especialmente Gran Canaria. El pl¨¢tano precisa grandes cantidades de agua para su riego en base a los sistemas tradicionales, pero los agricultores contin¨²an resisti¨¦ndose a sustituirlo por el referido gota a gota que permite reducir las necesidades de agua hasta un tercio de las actuales. S¨®lo en La Palma, y concretamente en Barlovento -al norte de la isla-, se han desarrollado nuevas t¨¦cnicas para el cultivo del pl¨¢tano, imitadas espec¨ªficamente en peque?as extensiones de Tenerife.

Tambi¨¦n son muy raras las experiencias de modernizaci¨®n en los aprovechamientos de aguas para cultivos de verduras, tomates, pepinos, e incluso flores, cuya producci¨®n est¨¢ incrementando su importaricia en los ¨²ltimos a?os, hasta alcanzar los cinco millones de docenas exportados en 1975, s¨®lo en la provincia de Gran Canaria.

La mecanizaci¨®n del campo es tambi¨¦n muy escasa. Los ¨²ltimos datos disponibles con fiabilidad est¨¢n referidos a 1967 y se?alan que el ganado de tracci¨®n representaba el 50%, en tanto que la media nacional en el mismo a?o reflejaban un 80% de mecanizaci¨®n en el sector agrario. L¨®gicamente, en esta situaci¨®n influye notablemente la ya comentada escasa dimensi¨®n de la mayor parte de las explotaciones.

Otro factor que ha incidido notablemente en el abandono de los cultivos es, sin duda, el complejo entrairnado de intereses existentes en torno a las importaciones, directa consecuencia del r¨¦gimen fiscal de las islas, denunciado reiteradamente por todas las fuerzas pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales de obediencia canaria.

Comercializaci¨®n

Tampoco los circuitos comerciales han favorecido el desarrollo de la agricultura. Una concentraci¨®n casi monopol¨ªstica, nula penetraci¨®n en los mercados y elevados costes de producci¨®n han dejado el mercado de los productos canarios casi exclusivamente circunscrito a la Pen¨ªnsula, excepto espor¨¢dicas aproximaciones a los mercados africanos e ingleses, protagonizadas por peque?os empresarios sin apoyo institucional. Uno de los cultivos b¨¢sicos, el pl¨¢tano, debe ser primado por la Administraci¨®n para su venta en la Pen¨ªnsula, ya que los precios ofertados rebasan notablemente los de los mercados internacionales.

La otra producci¨®n b¨¢sica, el tomate, se enfrenta actualmente con graves problemas derivados de la entrada de Gran Breta?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea, agravados por la intensificaci¨®n de los cultivos en otras zonas espa?olas, como es el caso de Extremadura.

Curiosamente, Canarias no posee una industria aut¨®ctona de transformaci¨®n de productos agr¨ªcolas. Tampoco ha explotado intensivamente sus enormes posibilidades de intensificar los cultivos al margen de estaci¨®n, utilizando sus peculiaridades clim¨¢ticas. De este modo, la generaci¨®n de recursos es escasa y la descapitalizi¨®n creciente. Al mismo tiempo, los escasos recursos no son reinvertidos en la medida deseable, hasta el punto de que s¨®lo el 8% de las inversiones efectuadas en Canarias fue destinado al sector agrario, seg¨²n los testimonios recogidos.

Incrementar los cultivos al margen de estacionalidad, mejorar los circuitos de comercializaci¨®n y desarrollar los cultivos de median¨ªas, constituyen los aspectos m¨¢s urgentes de las escasas alternativas agrarias que los distintos grupos proponen. Al mismo tiempo, se afirma, ser¨ªa aconsejable favorecer la implantaci¨®n de una industria alimenticia, basada en la agricultura, que per mitiera una mayor asignaci¨®n de recursos a la econom¨ªa canaria.

Ganaderia inexistente

Dos factores esenciales determinan la inexistencia de una caba?a aut¨®ctona, que permitiera cubrir m¨ªnimamente las necesidades de autoabastecimiento: la facilidad de efectuar importaciones a bajo precio y los elevados costes derivados del precio de los piensos, ya que en ninguna de las islas se observa existencia de pastizales.

Esta carencia ganadera ha determinado una dependencia extrema de las importaciones, desarroll¨¢ndose una importante red de fr¨ªo y generaliz¨¢ndose el consumo masivo de productos c¨¢rnicos en conserva. Esta situaci¨®n ha favorecido los intereses de determinados empresarios que, con escaso riesgo y no excesivamente cuantiosa inversi¨®n, se han hecho con las riendas de la importaci¨®n y los circuitos de conservaci¨®n en el archipi¨¦lago. Por si fuera poco, el r¨¦gimen de puerto franco faculta el env¨ªo masivo de excedentes de los mercados europeos, a bajo precio para el importador, pr¨¢ctica a la que se est¨¢n mostrando especialmente proclives las multinacionales en los ¨²ltimos a?os. Esta circunstancia dificulta tambi¨¦n notablemente el desarrollo de una industria aut¨®ctona y genera que, en uni¨®n de otras muchas circunstancias, el d¨¦ficit anual entre Canarias y la Pen¨ªnsula est¨¦ cifrado actualmente en unos 70.000 millones de pesetas.