El presupuesto y las Cortes
LA LEY de Presupuestos Generales del Estado para 1978, cuya discusi¨®n ha terminado en la comisi¨®n parlamentaria, deja zonas oscuras de enorme importancia.Desde un punto de vista de t¨¦cnica presupuestaria no parece que los presupuestos para 1978 supongan un corte radical respecto a los malos h¨¢bitos de tiempos anteriores; se hallan todav¨ªa muy lejos de cumplir los compromisos de eficacia asumidos en este terreno y para 1979 en los acuerdos de la Moncloa.
A¨²n cuando se hayan recortado en 300.000 millones de pesetas los gastos de diversos Ministerios, como afirm¨® el se?or Fern¨¢ndez Ord¨®fiez, quedan todav¨ªa dudas razonables sobre si la informaci¨®n que ha llegado a Hacienda respond¨ªa a criterios que permit¨ªan adoptar las decisiones relevant¨¦s y si ¨¦stas han sido tomadas. Es muy probable que los presupuestos se hayan confeccionado en la mayor¨ªa de los departamentos, una vez m¨¢s, de acuerdo con el viejo criterio de incrementar en un determinado porcentaje los diferentes cap¨ªtulos de gastos vigentes en 1977.
En un r¨¢pido an¨¢lisis del texto destacan adem¨¢s varios rasgos. Primero la comprobaci¨®n de que el presupuesto se va convirtiendo de forma cada vez m¨¢s definida en un instrumento de redistribuci¨®n de rentas. Dejando de lado el cap¨ªtulo de ingresos, en el que por vez primera los impuestos directos van a tener la misma importancia que los indirectos, en 1978 las actividades sociales y comunitarias, -gastos en educaci¨®n, sanidad, vivienda, pensiones, etc¨¦tera- absorber¨¢n el 46% del presupuesto frente a un 21 % de las actividades econ¨®micas. Y dentro de estas ¨²ltimas, las relacionadas con la inversi¨®n p¨²blica pierden terreno a su vez respecto a las referidas a gastos de consumo. As¨ª, los. gastos de personal crecen un 40%, las transferencias corrientes en. un 112 %y las, inversiones reales y las transferencias de capital lo hacen s¨®lo en un 21 %. Este aspecto redistribuidor es explicable no s¨®lo en t¨¦rminos de pactos pol¨ªticos sino tambi¨¦n en funci¨®n de una situaci¨®n secular de desigualdad's¨®cial que resulta necesario corregir, pero lleva aparejado un coste econ¨®mico, sobre todo para las generaciones futuras, que no es posible ocultar
Otro dato es el impresionante volumen de fondos, destinado a remuneraciones del personal. En n¨²meros redondos y para, 1978, se han presupuestado 610.634 millones de pesetas -casi el 43% de los gastos. totales del Estado-, para este cap¨ªtulo. -
1, No vamos a entrar aqu¨ª en una discusi¨®n sobre si sobrano faltan funcionarios o si ¨¦stos desempe?an eficazmente su labor; s¨®lo queremos apuntar la conveniencia de nombrar un comisi¨®n especial de las Cortes, que estudie a conciencia el tema de la reforma, del estafuto, del personal del Estado y marque criterios que Per mitan evaluar correctamente la generosidad o deficiencia de las actuales plantillas, evaluando en t¨¦rminos econ¨®micos la justificaci¨®n de ese medio bill¨®n largo de pesetas que los contribuyentes espa?oles destinamps a pagar a una Administraci¨®n sobre cuya eficacia ¨¢mplios sectores de la poblaci¨®n mantienen dudas m¨¢s que razonables.
Por ¨²ltimo, queda una reflexi¨®n sobre la rapidez escalofriante con que la Comisi¨®n de Presupuestos del Congreso ha aprobado:gastos por casi bill¨®n y medio de pesetas. El que el debate parlamentario sobre la ley de Presupuestos haya constiluido luna. mera formalidad, desprovista de todo rigor ec¨®nomico e incapaz de oblitar al Gobierno a desvelar cu¨¢les son las claves que ligan ese programa de ingresos y gastos a su plan de saneamiento y reforma de la econom¨ªa espa?ola, const¨ªtuye un p¨¦simo ejemplo de pedag¨®g¨ªa pol¨ªtica.
El escaso tiempo que los parlamentarios han tenido para estudiar a fondo los presupuestos y la evidente falta de pericia en estas materias fisc¨¢lizadora! mostrada por la mayor¨ªa de ellos han hecho que los debates y las enmiendas se centrasen m¨¢s en puntos de detalle o en preocupaciones de partido que en el fondo de las c¨²estiones.
M¨¢s de un 22% del producto interior bruto previsible para 1977 va a ser aprobado sin que elespa?ol medio quede suficientemente informado, y menos convencido, de cu¨¢les eran Ias posibles alternatovas y sin que los partidos parlamentarios hayan presentado soluciones que marquen un orden diferente de prioridades.
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